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Medicina estética, la nueva tendencia para conseguir un mejor trabajo
Madrid. Ya no se acude a una clínica estética para borrar o planchar arrugas, sino para subir la autoestima, acceder a un puesto de trabajo o mejorar en el mundo laboral.
Salir de una clínica de estética luciendo una piel más tersa y luminosa ya no es el principal objetivo de los pacientes, que hoy no buscan resaltar su belleza tras un tratamiento sino aumentar su autoestima y así enfrentarse mejor al mundo laboral e incluso acceder a un puesto de trabajo.
La sociedad ha pasado de imponer un canon de belleza a exigir la eterna juventud, una presión que merma la autoestima y convierte en obligada la visita a un médico estético para paliar el paso del tiempo, así lo constatan los centros especializados que ven cómo los hombres han dejado de pasar de largo frente a sus puertas.
Objetivo: entrevista de trabajo
Quedarse sin trabajo y enfrentarse a una entrevista para conseguirlo abre el camino hacia un tratamiento estético explica la doctora Sofía Cueto, codirectora de la clínica de medicina estética Mira+Cueto.
Cueto asegura que el paciente quiere aumentar su seguridad y autoestima con un tratamiento que le haga verse mejor frente al espejo, y así disponer de la fortaleza necesaria para afrontar ese paso. “Es la diferencia entre un día con buena cara y otro con mala”.
“A pesar de sentirnos llenos de energía, nos miramos al espejo y la cara no acompaña esa actitud”
“Cada día vivimos más, nos cuidamos más y llega un momento en el que a pesar de sentirnos llenos de energía, nos miramos al espejo y la cara no acompaña esa actitud”, afirma.
Amenaza laboral
La doctora que relata cómo algunos de sus pacientes masculinos se han sentido amenazados viendo que sus compañeros más jóvenes “les comen el terreno en el trabajo desde puestos de responsabilidad, a los que han accedido de manera rápida, en estos tiempos de crisis, y sienten la necesidad de transmitir que siguen fuertes a la hora de llevar adelante sus proyectos”.
Cara cansada, ojeras o las inevitables arrugas muestran un imagen triste y abatida que contradice la actitud vital y arrolladora de algunos “seniors”, y de otros que no lo son tanto.
Fernando Candela, director del club de ocio “El Principito” y representante de actores, tiene 39 años y se define como un hombre dinámico que exprime el día con una jornada que comienza muy temprano y termina en la madrugada.
“A pesar de sentirnos llenos de energía, nos miramos al espejo y la cara no acompaña esa actitud”
“Cada día vivimos más, nos cuidamos más y llega un momento en el que a pesar de sentirnos llenos de energía, nos miramos al espejo y la cara no acompaña esa actitud”, afirma.
Amenaza laboral
La doctora que relata cómo algunos de sus pacientes masculinos se han sentido amenazados viendo que sus compañeros más jóvenes “les comen el terreno en el trabajo desde puestos de responsabilidad, a los que han accedido de manera rápida, en estos tiempos de crisis, y sienten la necesidad de transmitir que siguen fuertes a la hora de llevar adelante sus proyectos”.
Cara cansada, ojeras o las inevitables arrugas muestran un imagen triste y abatida que contradice la actitud vital y arrolladora de algunos “seniors”, y de otros que no lo son tanto.
Fernando Candela, director del club de ocio “El Principito” y representante de actores, tiene 39 años y se define como un hombre dinámico que exprime el día con una jornada que comienza muy temprano y termina en la madrugada.