Media familia murió en pueblo de Xochimilco por COVID-19, no creían en el virus

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Media familia murió en pueblo de Xochimilco por COVID-19, no creían en el virus

Foto: Especial
“Es una población difícil, de costumbres arraigadas, que dicen que el virus es un invento del gobierno; incluso, piensan que al sanitizar les estamos echando el virus ”, comenta el doctor

Ciudad de México. Cuando murió el vecino de Juan José y Esther Serralde, la pareja se dio cuenta de que el virus era un peligro real, pero ya era tarde. Los ancianos ya estaban contagiados y les seguirían su hijo, su nuera y dos de sus nietas.

Lo peor es que, después de cinco meses de pandemia, poco han cambiado las cosas en pueblos como el de San Gregorio Atlapulco, en la alcaldía de Xochimilco, que siguen en alerta roja por el Covid-19.

“Seguimos cometiendo los mismos errores”, lamenta José Juan, de 47 años, hijo de los Serralde, a quien le tocó enterrar a sus padres y su tía, al mismo tiempo que él, su esposa y dos de sus cuatro hijas caían enfermos por el coronavirus.

Sus padres iban a los mercados a vender las plantas que cultivaban en su invernadero, igual que muchos otros productores de Xochimilco que recorren tianguis con sus carrretillas llenas de verduras o acuden a la Central de Abasto.

“Es una población difícil, de costumbres arraigadas, que dicen que el virus es un invento del gobierno; incluso, piensan que al sanitizar les estamos echando el virus ”, comenta el doctor Jorge Ballesteros, director del Centro de Salud de San Gregorio.

Pero a su juicio, el principal problema es que no se protegen; además, es una área de alta marginalidad donde el comercio informal no se ha detenido, lo que ayuda a los contagios.

El padre de Serralde empezó a sentirse mal por una diarrea, nadie pensó que fuera Covid, pero de un día para otro, tuvo fiebre, tos seca y se desplomó al salir de su cuarto.

“No se pudo aislar, todos compartíamos el mismo lugar”, dice. Después de la muerte de su padre, un amigo médico les dio medidas sanitarias, como el usar platos y cubiertos desechables o limpiar con cloro el baño cada vez que pasa alguien; además, sanitizaron la casa y todos, menos la niña más pequeña, se hicieron la prueba de Covid.

Se fue la mitad de la familia. Enterraron a su padre con media familia y con su madre con problemas para respirar, quien se negaba a ir al hospital, y aunque lograron convencerla, falleció nueve días después de su marido.

“La tumba familiar se llenó en menos de un mes”, dijo Serralde, porque dos semanas más tarde inhumaron a su tía. Se recomendaba la cremación, pero rompieron los protocolos.

“Mucho de lo que está pasando es por cómo se están manejando las familias”. Asegura que hay muchos como su madre, que no quieren ir al hospital o no quieren hacerse pruebas, “no aceptan lo que está pasando y no quieren aceptar que están muriendo por Covid-19”, entre otras cosas para poder velarlos.