Me vale lo que piensen

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Me vale lo que piensen

El pasado mes de abril leí un artículo publicado en Good News Network titulado 72% of Brits Feel More Content When They Finally Stop Worrying About What People Think of Them in Their 40s (El 72% de los británicos se sienten mejor cuando no se preocupan qué piensan de ellos a sus 40 años) afirma que 7 de cada 10 ingleses han encontrado mayor felicidad en sus vidas al dejar de angustiarse de lo que las demás personas opinen de ellos. Nos enfrentamos a una nueva regla 14-40-60: Cuando tenemos 14 años, nos mortificamos lo que todos piensen de nosotros; cuando cumplimos 40 años, ya no nos inquieta que nos juzguen; y a los 60, nos atormenta que nadie piense en nosotros.

¿Eres una de esas personas que invierten demasiado tiempo en cómo vestirte al trabajo o para estar en Zoom? ¿Posteas en redes sociales imágenes, fotos o videos con filtros para ocultar tus imperfecciones y verte más atractivo y encantador? Hay muchas personas que buscan la aprobación de otros y se estresan en cómo piensan sus amigos, familiares, compañeros y seguidores en sus redes sociales. Esto es muy desgastante y puede llevar a un perfeccionismo tóxico.

Los adolescentes están en mayor riesgo de lo que piensan los demás de ellos. Si no reciben suficientes “likes” o menciones en lo que postean surgirán pensamientos negativos que impactará en problemas emocionales como ansiedad y depresión. En un estudio publicado el año pasado (2020) titulado Social media use and depression in adolescents: a scoping review (El uso de los medios sociales y la depresión en los adolescentes: Una revisión de sus consecuencias) por la doctora Carol Vidal publicado por International Review of Psychiatry advierte que la depresión entre los adolescentes aumentó de un 8.7% en 2005 a un 11.3% en 2014. Más preocupante es el hecho que los suicidios entre edades 10-34 se incrementó un 47.5% desde el año 2000. Y estos porcentajes son más altos a partir de la pandemia. Estos aumentos de trastornos psicológicos y emocionales se deben a un rechazo de nuestro cuerpo llamado por la psicología trastorno dismórfico o disforia corporal. Es un trastorno de salud mental obsesivo que no podemos dejar de pensar en los defectos percibidos en la apariencia física. 

Cuando nos preocupa demasiado la percepción que tienen los otros en nosotros, nuestra mente se llenará de creencias o pensamientos negativos que provocarán emociones negativas y destructivas como el estrés, ansiedad, depresión, baja autoestima, inseguridad, apatía, falta de sentido de vida y pensamientos suicidas. Si nuestro diálogo interno expresa: “Todos piensan que son un tonto” o “Todos se ríen de mí” nuestra persona se verá afectada produciendo sentimientos de soledad, abandono y tristeza.

Afortunadamente esto no dura toda la vida. A los 40 años cambia la regla y disminuye la presión del “qué dirán.” Tratemos de acelerar en nuestros hijos para que este sentimiento de ansiedad por la opinión de otros desaparezca lo antes posible. El valor de ellos es por lo que son y hacen y no por lo que los demás piensen de ellos. Sin embargo, a los 60 años tenemos otro problema. Probablemente ya no nos importa la opinión de los demás, sino que ya no piensan en nosotros. En otras palabras, nos enfrentaremos a un problema de soledad. Ya no existimos para la familia, amigos, compañeros y mucho menos seguidores de las redes sociales.  En este momento es fundamental desarrollar una “mentalidad de crecimiento” (growing mindset) que consiste en la creencia que nuestro cerebro siempre está en crecimiento y aprendizaje y no importa la edad. Los amigos no son lo que hicimos en la infancia sino durante toda la vida y después de los 60 años claro que todavía se pueden tener.