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¿Me va a matar el coronavirus?
La respuesta rápida a la pregunta contenida en el título de esta colaboración es: la probabilidad es muy pequeña… casi nula.
O, si prefiere usted verlo desde otra perspectiva, es mucho más probable morir a causa del estrés provocado por estar pensando constantemente en la forma de protegerse de este nuevo virus, a perecer luego de contagiarse del Covid-19. También es mucho más probable morir a causa de un accidente de tránsito… o por respirar aire contaminado.
La afirmación anterior es mucho más cierta en la medida en la cual uno se encuentra lejos de la provincia china de Hubei, epicentro del más reciente brote epidémico provocado por la siempre caprichosa naturaleza. Veamos los datos en los cuales se basa esta afirmación:
Hasta ayer –viernes 28 de febrero–, de acuerdo con las cifras oficiales de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se habían confirmado 83 mil 652 casos de personas infectadas por el coronavirus.
¿Son muchas o pocas? Pues eso depende de la perspectiva: si las juntamos en un estadio o las ponemos a todas en la plancha del Zócalo de la Ciudad de México, pues sí hacen montón y, sobre todo, armarían un buen escándalo. Pero para los efectos del análisis de este caso, en realidad son unas cuantas. Sobre todo si tomamos en cuenta algunos datos desagregados.
Mire usted: de los casi 84 mil casos mencionados, la inmensa mayoría –el 94.4 por ciento para ser precisos– se encuentra en China. Más específicamente en la provincia de Hubei, donde se concentra el 79 por ciento de todas las personas infectadas del mundo, es decir, 65 mil 914 casos.
Fuera de China se habían confirmado 4 mil 691 casos hasta ayer. O sea, el 5.6 por ciento de todos los registrados oficialmente. En otras palabras, nada más por estar fuera de China la probabilidad de infectarse con el virus –no de enfermarse, sólo de encontrarse con el bicho– se reduce casi en 95 por ciento.
Bueno: incluso estando en el epicentro del infierno –o sea, la ciudad de Wuhan, donde se registró el primer caso– la probabilidad de infectarse es baja porque, hasta ahora, solamente se han infectado 65 mil 914 de los 59.17 millones de habitantes de la provincia, es decir, apenas el 0.11 por ciento de la población. O uno de cada 900, si prefiere verlo en perspectiva.
Luego está el asunto de enfermarse –porque hasta ahora solamente hemos citado los casos de infección confirmada– y ahí es preciso tener en cuenta una cosa muy importante: usted puede darle alojamiento –involuntariamente, desde luego– al bicho y nunca enterarse de ello porque no desarrolle ningún síntoma.
¿Cómo está eso? Pues así es de caprichosa la naturaleza y el móndrigo coronavirus puede metérsele a usted en el cuerpo, pero usarlo nada más como alojamiento temporal sin causarle molestia alguna. O, si algo le cae mal, puede ensañarse y provocarle una neumonía.
De acuerdo con las cifras de la OMS, de los 78 mil 961 casos confirmados de infección en China, poco más de 38 mil 900 personas habrían desarrollado algún síntoma. La cifra parece fea, pero no lo es tanto: del total de enfermos el 93 por ciento se ha curado y sólo el 7 por ciento ha muerto.
Recapitulemos para no perdernos con tanto numerito.
Primero: es altamente improbable contagiarse con el virus fuera de China, porque sólo el cinco por ciento de los casos confirmados de infección se encuentran fuera de ese país.
Segundo: si uno llega a contagiarse del virus existe más o menos 50 por ciento de probabilidad de desarrollar algún síntoma, porque contagiarse del virus no es igual a enfermar.
Tercero: si se desarrolla algún síntoma, existe 93 por ciento de posibilidades de salir bien librado del episodio, pues sólo un pequeño número de personas enferman de gravedad.
Cuarto: La probabilidad de morir a causa del coronavirus –estando en China– es de 3.5 por ciento, pero fuera de China es menos de la mitad: apenas 1.4 por ciento. Esto último es así, porque entre los 4 mil 691 casos de infección confirmados fuera del gigante asiático solamente se han registrado 67 decesos.
En síntesis: en lugar de entrar en pánico y andar pensando en comprar mascarillas, máscaras antigás, trajes aislantes o construir un búnker para refugiarse, mejor cuide su dieta, haga ejercicio y fíjese bien al cruzar la calle porque, al menos por ahora, la comida, el sedentarismo y los conductores imprudentes constituyen un mayor peligro para su vida.
ARISTAS
Tampoco se trata de menospreciar al Coronavirus y sacarle la lengua, por cierto. Estamos ante un bicho contra el cual no existe aún tratamiento médico alguno y, aunque es baja la probabilidad, pues sí mata.
Pero para protegerse de él basta con lavarse las manos de manera frecuente, reducir el contacto con las demás personas y estar atentos a síntomas como tos o fiebre. Si estos últimos se presentan, córrale al médico para las pruebas y el tratamiento correspondiente. Y si es usted una persona esencialmente sana, pues vivirá para contarlo.
¡Feliz fin de semana!
@sibaja3