ESTIMADA ANA:

Tengo una hija de 10 años y me divorcié de su papá casi inmediatamente después de que ella nació porque éramos demasiado jóvenes e inmaduros y preferimos separarnos por el bien de nuestra hija.

 Por eso, nuestra relación siempre ha sido buena, pues terminamos por mutuo acuerdo y entre nosotros hay mucha cordialidad, nunca ha faltado en su papel como padre y económicamente me ayuda mucho con todos los gastos de la niña.

 Él se casó algunos años después y yo apenas hace un año también lo hice. Mi ahora esposo es un buen hombre, me trata muy bien pero el problema que tengo es que él es muy serio con mi hija, pues ve que entre ella y su papá existe muy buena relación y me comenta que no quiere interferir entre ellos dos, que finalmente él no es su padre biológico.

 Me ha dicho que le hubiera gustado ser un padre para mi hija y que la quiere mucho, pero no quiere acercarse a ella e incluso si estamos mi hija y yo conviviendo, él se aísla. La niña se ha dado cuenta más de un par de veces y me lo ha dicho.

 Me pregunta que por qué cuando ella llega, él se va. Yo en ese momento le invento algún pretexto, pero ya no quiero seguirle mintiendo. 

Mi único deseo es saber cómo puedo hacer para que esta situación mejore. Sé que es una nueva familia y que es complicado, pero tengo la esperanza de que todo sea normal, que llegue el día en que podamos convivir los tres sin ningún detalle que nos haga sentir mal. 

Carla
 
ESTIMADA CARLA:

 Al comenzar una nueva familia a partir de otra, es normal que existan dudas acerca de la relación que se va a dar entre sus miembros. En ocasiones ambas parejas tiene hijos y surgen ese tipo de dudas al respecto.

 Pero tu papel como esposa y madre es en este caso el más importante, en ti recae la labor de equilibrar esa relación, de tratar de  que entre ellos dos exista unión, cordialidad, comunicación y por supuesto, cariño y afecto.

 Es importante que primero comentes con tu esposo cuál es el papel que él quiere desempeñar en tu casa, y partiendo de eso, comenzar con esa labor y lograr que se cumplan los objetivos.

 En cuanto a tu hija, de antemano sabemos que los niños tienen una capacidad increíble para amar sin condición, para admirar y respetar a las personas que están a su alrededor, su familia, sus abuelos o tíos, por ejemplo.

 A veces somos los adultos lo que ponemos más obstáculos de los que realmente hay. Por ejemplo, podrían irse solo ellos dos al cine o a tomar una nieve, ese tipo de actividades les pueden ayudar a ambos a comprender que existe entre ellos una relación, aunque tú no estés presente en ese momento.

 En los últimos tiempos los modelos de familia han cambiado mucho, pero no por eso son peores que las familias de antes o con ideas más tradicionalistas. Al contrario, las nuevas familias pueden enseñar mucha tolerancia y respeto a sus miembros.

 Entre más miedo tengas a ser una familia normal, más difícil será lograrlo. Platica con tu esposo sobre eso y aliéntalo a que forme parte de la vida de tu hija como otro padre, no solo como una persona que vive con ella y solo puede cuidarla.
 
ANA

Todos tenemos problemas. ¿Cuál es el suyo?  
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