Mayo definirá si Messi se queda o se va del Barcelona

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Mayo definirá si Messi se queda o se va del Barcelona

El 16 de octubre de 2004 el astro argentino debutó contra el Espanyol, iniciando una era histórica para el FC Barcelona. ESPECIAL
Aunque el contrato del argentino con el Barza culmina hasta la próxima campaña, hay una cláusula que le permitiría emigrar al final de esta temporada

BARCELONA.- Lionel Messi mantiene inquieto al Barcelona. El argentino tiene contrato hasta junio de 2021, pero hay una cláusula de escape que le permitiría dejar el club al acabar esta misma temporada. Para hacer uso de ella debería comunicarlo a la directiva antes de acabar el mes de mayo.

“Messi seguirá en el Barza y sin duda se retirará en el Barza”, sentencia siempre que tiene ocasión el presidente azulgrana, quien admite que su pensamiento está centrado en “firmar otra renovación” con el capitán antes de acabar su mandato el próximo año. “No pienso en irme del Barcelona”, afirmó en febrero Leo, dando a entender, sin embargo, que hay cosas en el club, y no pocas, que no son de su agrado y es todo ello lo que, en silencio, provoca intranquilidad en la sala de juntas.

Ese silencio, de hecho, es considerado providencial en los despachos del Camp Nou puesto que si Messi lo mantiene durante las cuatro próximas semanas querrá decir que su contrato estará asegurado, de momento, hasta 2021 y que, automáticamente, se abrirá la puerta a una nueva negociación para extenderlo por, al menos, otras dos temporadas. Aunque en ese nuevo escenario el presidente azulgrana querría firmar una extensión indefinida, similar a la que en su día acordó con Iniesta.

6 balones de oro son los que tiene el astro argentino en su colección de logros personales, por supuesto, todos jugando en el Barcelona. ESPECIAL

Seis años después de que Tito Vilanova, pocos días antes de su fallecimiento, le quitara de la cabeza la idea de dejar el Barcelona y cuando se cumplen tres y medio desde su última renovación la incertidumbre es palpable alrededor de un Messi al que los 700 millones de euros que establece su cláusula de rescisión no condiciona el futuro y que ha pasado de hablar solo con la pelota a hacerlo públicamente siempre que lo entiende necesario para manifestar cualquier descontento.

Que Bartomeu hace y deshace en el Barza en clave vestuario es una realidad palpable desde que la conquista del triplete en 2015 le catapultó a ganar las elecciones. Entregado a los jugadores, algunos de los cuales han disfrutado de renovaciones inverosímiles, el presidente ha lidiado como buenamente ha podido en todas las crisis que se han desencadenado durante los últimos meses y la última de ellas fue en una revolución de la directiva, por muchos inesperada, que, curiosamente, se produjo como respuesta a la queja pública expresada por los jugadores (con Messi al frente) por estar en el escenario, dudoso, en cuanto a la rebaja de su salario.

El dirigente resolvió con la salida de quienes entendían (Emili Rousaud el principal) que el descenso de salario debió ser mayor y de esta manera volvió a ponerse de lado de los futbolistas, a quienes apoya públicamente en cualquier circunstancia. Y esperando, desesperado aunque en silencio, a que el entorno de Messi se avenga a negociar ese nuevo contrato.

En plena crisis del coronavirus se entiende que tratar cualquier renovación está fuera del plano. Así ha ocurrido con Ter Stegen, cuya prolongación ha aparcado durante unos meses el club esperando a que se recupere la normalidad. Pero el caso de Messi es, obviamente, especial.

A un mes de cumplir los 33 años la figura del argentino sigue siendo indiscutible a todos los niveles en clave azulgrana. Siendo el club consciente de que la crisis del coronavirus afectará muy directamente su política de fichajes y sin saber qué camino tomar en cuanto al mayúsculo proyecto del nuevo Camp Nou, se comprende que Messi es providencial y es por ello que su nombre es capaz de apartar del plano cualquier otra circunstancia.

La “Pulga” habla poco, más que antes eso sí, pero siempre se le entiende todo. Y es por ello que ahora el Barcelona, el barcelonismo en pleno, aguarda impaciente a que este mes de mayo acabe cuanto antes sin escucharle.