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Matt Damon señala las fallas del sistema en ‘Stillwater’
Emocionado hasta las lágrimas por la vuelta a una sala de cine después de una pandemia que él mismo había vivido en la ficción de “Contagio”, esta vez Matt Damon estrenó en el Festival de Cannes el thriller ‘Stillwater’ (que no pasará por ninguna plataforma de streaming… por ahora). Y con la historia de un personaje que también viaja a Francia, volvió a vivir aquella misma ficción, con la realidad del cine.
-¿Cómo viviste el estreno mundial de ‘Stillwater’ en el Festival de Cannes?-
“Fue bastante emocionante. Me puso muy contento estrenar en Cannes cuando estamos volviendo a la normalidad, después de todo lo que vivimos con el COVID. Y qué manera de hacerlo... Después de haber visto tanta televisión durante casi dos años, fue maravilloso volver a estar en una sala de cine con 1.000 personas que pueden ser extraños pero son parte de la misma comunidad que amamos lo mismo. Fue una buena forma de recordar por que hacemos lo que hacemos y porque nos reunimos para algo así. Nunca antes había apreciado el cine a ese nivel, si no fuera porque vivimos lo que vivimos”.
-Uno de los miembros del jurado justamente dijo que el festival de este año había sido el primero de una nueva era del cine ¿Se sintió así?-
“Sí, es una buena forma de definirlo. Así se sintió, muy diferente. Ya había estado antes en Cannes muchas veces y este estreno fue muy diferente a cualquier otra experiencia que viví antes. Supongo que todos cambiamos para siempre después de este año. Nos tocó vivir una realidad muy inhumana que da miedo, produce bastante odio y mucha ansiedad, tanta depresión... porque no estamos predispuestos a alejarnos tanto de la gente”.
Nacido en Cambridge un día jueves 8 de octubre de 1970, la madre, Nancy Carlsson-Paige era profesora en la Univesidad Lesley y el padre Kent Telfer Damon se dedicaba a los números, preparando impuestos. Como buen vecino de Boston, Matt también estudió en la Universidad de Harvard. Y aunque dejó los estudios por la actuación (fue extra en la película de Kevin Costner 'Field of Dreams'), aprovechó la experiencia universitaria para desarrollar con su íntimo amigo Ben Affleck el guión sobre un genio matemático y una idea que fue cambiando con el tiempo. Primero había sido pensado como una película de suspenso, pero por consejo de Rob Reiner y otro amigo Kevin Smith, le quitaron el suspenso y se concentraron en la idea de transportar un genio al mundo real.
Con el apoyo de Robin Williams, consiguieron el éxito de “Good Will Hunting” que sorpresivamente lanzó a la fama a Matt Damon gracias a un premio Oscar como mejor guionista y otra nominación como Mejor Actor. Como si fuera pura fantasía del cine, las oportunidades se multiplicaron como fichas de casino en una buena noche de suerte. Y mientras Ben Affleck gastaba las fichas de la fama, Matt Damon diseñó una carrera con decisiones más inteligentes. Fue el “Soldado Ryan” que salvó Tom Hanks en “Saving Private Ryan”. Con Edward Norton se lució jugando al poker en “Rounders” (en la realidad, también se había anotado en un torneo profesional de Las Vegas aunque perdió el primer día). Y siguió apostando a la calidad, protagonizando “The Talented Mr Ripley” con Jude Law y Gwyneth Paltrow.
Pero con brillo propio, Matt Damon se lució con la superacción que cautivó detrás de la amnesia de la trilogía sobre el asesino Jason Bourne que recaudó 1.000 millones de dólares. Y aunque no figure en los títulos, aparece en en el rol de Mike Lowen en la última dirección de Steven Soderbergh de ‘No Sudden Move’, que compite en algunas salas de cine, con la nueva producción “Stillwater” donde él es el absoluto protagonista.
-¿Qué es lo que más te impactó de ‘Stillwater’?-
“Supongo que respondo bien cuando algo está bien escrito. Es algo muy difícil de encontrar hoy en día. Y este guion fue uno de esos que siempre buscamos los actores, porque apenas terminé de leerlo, me dejó pensando casi media hora, para quere volver a leerlo otra vez. Soy de los que aprecian un buen trabajo y en este caso se juntaron los mejores guionistas norteamericanos con los mejores guionistas franceses, para un producto final maravilloso. Como producción de cine es única y me identifico bastante con el personaje, en diferentes niveles”.
-¿Cómo el estilo de padre que haría cualquier cosa por sus hijos?-
“Tal cual. Estoy seguro que a ese nivel hay cierta conexión, claro. Supongo que cualquier padre se puede identificar con la idea de cruzar todo tipo de barreras para ayudar a sus hijos. Pero en este caso también hablamos de un hombre muy pero muy específico de un lugar muy específico de Estados Unidos. Y es por eso que tampoco él entiende lo que le pasa muchas veces. Pero sí, cualquier padre puede imaginar hacer lo que sea por nuestros hijos. Y como padre, me pareció que estaba descripto de una forma hermosa. En mi caso tengo hijos, pero en mi trabajo tampoco tengo que ir demasiado lejos, mientras mi personaje tiene también cierta vergüenza y culpa, además del dolor por todo lo que vive con su hija. Y creo que es la peor pesadilla que puede vivir cualquier padre”.
-¿Cómo fue el rodaje de ‘Stilwater’ en Marsella cuando las cámaras estaban apagadas? ¿Es cierto que te luciste jugando al fútbol con los franceses?-
“Bueno, eso no es verdad, porque soy pésimo como jugador de fútbol (Risas). Pero todos fueron muy buenos conmigo y no me dejaron que me lastimaran. Amo Marsella y no pude sentir una mejor bienvenida. Estuvimos por un mes y filmamos por toda la ciudad, en toda clase de vecindarios. Es un lugar espectacular. Me acuerdo que en algún momento llegué a comentar, al principio del rodaje, que si fuera joven, entre todos los lugares del mundo elegiría esta ciudad para vivir, por tanta cultura y diversidad, la energía es fantástica. No existe otro lugar así. Me encantó”.
-¿A la hora de trabajar como actor en Europa, se nota la diferencia entre una actriz de Hollywood como Abigail Brelin o las francesas Camille Cottin y la pequeña Lilou Siauvaud?-
“Las tres son increíbles actrices. Hasta los actores de Marsella eran fabulosos. Aquellos que tenían personajes pequeños, hicieron todo muy fácil de trabajar en un mundo que se sintió muy real. Fue muy fácil creer lo que estábamos viviendo. Y tiene mucho que ver la relación que también teníamos entre nosotros. Es algo que siempre digo: cuando trabajas con buenos actores, todo es mucho más fácil. Y eso es lo que pasó con este rodaje. Es la primera vez que Lilou trabajaba en cine y yo sentí que estaba actuando con Meryl Streep a los nueve años. Desde el principio, tuvimos una discusión muy madura y nos sorprendió mucho porque en cada toma, ella siempre volvía con algo diferente, aunque es algo que lleva décadas aprender”.
-Abigail Breslin también había ganado un Oscar con ‘Little Miss Sunshine’ en el año 2007 ¿A la hora de actuar, no se nota la diferencia?-
“Bueno, Abby tuvo un trabajo bastante dificil porque cada escena que le tocaba era muy intensa a nivel emocional. Y como te podrás imaginar, filmamos en una verdadera prisión día tras día. Tuvo que haber sido muy cansador para ella. Literalmente yo solo tuve que reaccionar con su actuación. Fueron escenas muy duras para revivir semejante experiencia en tan poco tiempo. Te hablo de la experiencia de estar atrapada en este lugar donde no se siente que pertenece y trata de salir desesperadamente. Es algo muy difícil de interpretar como actriz pero fue un testamento de lo buena que ella también es en su trabajo”.
-En el cine, tu personaje asegura que no pudo votar en las últimas elecciones ¿Crees que hubiera votado por Trump, de haber podido?-
“Mi personaje es de Oklahoma, debe ser el estado más republicano de las últimas dos elecciones. Y si hablas con esa gente te aseguran que siempre votan. Están en el negocio del petróleo, su vida depende de ello. Nosotros tampoco quisimos hacer el tema tan político, así que tampoco quiero cuestionar quién es ni de dónde es. La película le tiene mucha empatía. Y nosotros también. Creo que él dice que no había votado porque estaba en la cárcel. Es gente que tampoco pide perdón, es quién es y cree lo que cree. Si les preguntas si tiene armas, te diría “las necesito”. El tiempo que pasamos en Oklahoma también fue importante para sentir lo que siente mi personaje. Todo está muy alejado. Pasamos horas yendo de un lugar a otro. Las carreteras son enormes, los camiones son enormes. Todo lo es enorme, todo queda lejos. Pero también pude disfrutar el estilo de vida, con algún asado y alguna guitarra que apareció de la nada, para cantar canciones religiosas… es un lugar culturalmente muy específico y realmente fascinante, muy diferente a todo. Hasta usan un estilo de jeans determinado porque son resistentes al fuego y se sienten como de cartón, pero afectan la forma de caminar y sus cuerpos son muy similares. Todos llevan sombrero, bigotes y lentes. Es gente fuerte, porque levantan cosas muy pesadas, pero no tienen abdominales marcados, son grandes y fuertes. Todo eso también estaba muy bien definido en el guion”.
-¿La historia también muestra las fallas del sistema judicial, en cierto sentido?-
“Bueno, es interesante el final, porque él consigue lo que quería desde el principio de la historia. Será por eso que me gustó tanto filmar las últimas escenas en el final del rodaje. La última en particular, fue lo último que filmamos. Y si no lo hubiéramos hecho así, te aseguro que yo no hubiera entendido también las palabras que me tocaron decir. Cuando él ni siquiera reconoce su ciudad, al volver, te demuestra que el mundo no va a ser nunca más lo mismo, para él. Sabe muy bien que no puede volver, pero tiene esperanza en el futuro porque evolucionó como ser humano, creció. Con Lilou, él además consigue la relación que no pudo tener nunca con su propia hija, por haber actuado tan mal, antes, pero lleva muy adentro toda la vergüenza y el dolor que se merece. El día que filmamos en esa casa en Oklahoma, después de haber visto cine en francés… era muy difícil imaginar lo que hubiera sido volver después de la experiencia que mi personaje tuvo que vivir. Y en cierta forma fue lo que yo sentí en una sala de cine, en Cannes, después del COVID. Ya nada es igual que antes”.