Más sobre Trump
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Los ataques de odio contra hispanos, negros, asiáticos y musulmanes van en aumento
En el corto tiempo que tengo de publicar esta columna he evitado referirme al mismo tema de una semana a otra. En esta ocasión, seguir esa sencilla regla me resulta imposible.
Hablar del fenómeno Trump, su inminente llegada a la Casa Blanca, la incertidumbre que ello provoca y la avalancha que se avecina, es casi una obligación. En el artículo anterior lo mencioné: Donald Trump perdió pero ganó. No obtuvo la mayoría de los votos directos y, sin embargo, por virtud del sistema de Colegio Electoral será el Presidente de los Estados Unidos. Hillary Clinton lo aventajó por más de un millón de votos directos. Lo anterior produce una afirmación concluyente: más del 50 por ciento de los votantes norteamericanos no está de acuerdo con la llegada de Trump a la Presidencia de los Estados Unidos. Y esta sencilla, pero inobjetable afirmación se ve reflejada en muchas y muy variadas manifestaciones que se han producido a lo largo y ancho de la Unión Americana. Marchas, plantones, pancartas, pintas, consignas; todas las herramientas imaginables han sido usadas para mostrar repudio contra el excéntrico magnate. De acuerdo a lo publicado en medios de comunicación del vecino país del norte, previo a las elecciones algunos de los electores mantuvieron su voto en secreto, por no manifestar abiertamente su respaldo a un candidato cuya postura era altamente agresiva. Los “votantes de closet” fueron uno de los factores determinantes para el triunfo del magnate. Opiniones van y vienen; todos tienen un comentario a favor o en contra. De acuerdo a una encuesta reciente de CNN, el 66 por ciento de los norteamericanos afirma que la presidencia de Trump traerá un cambio a su país; sin embargo, tan sólo el 43 por ciento considera que ese cambio será para bien.
Ante las crecientes muestras de rechazo, Trump se muestra enojado. Al respecto merece la pena reflexionar sobre el incidente ocurrido durante la presentación del musical de Brodway “Halmilton” en el que el vicepresidente electo Mike Pence, quien asistía como espectador, fue abucheado por el público e increpado por el elenco de la puesta en escena.
El güero Trump publicó al siguiente día en su cuenta de Twitter: “Nuestro maravilloso futuro vicepresidente fue acosado anoche en el teatro por el elenco de Hamilton, con cámaras a pleno. ¡Esto no debería pasar!” A través de la misma red social, el republicano mostró su indignación contra el programa Saturday Nigth Live por las críticas de las que fue objeto a través de parodias. Lo que no dijo el señor Presidente electo es que él mismo participó dos veces como invitado en el popular programa de televisión. A la fecha, quien será el cuadragésimo quinto Presidente del llamado país más poderoso del mundo se ha mostrado intolerante ante las críticas. Y mientras miles se manifiestan en contra de Trump, no pocos norteamericanos han usado como pretexto el discurso conservador y racista del republicano para mostrar sin limitaciones su aspecto xenofóbico. Los ataques de odio contra hispanos, negros, asiáticos y musulmanes van en aumento y su escalada parece no tener fin. Shaun King, reportero del New York Daily News, se dio a la tarea de hacer una recopilación de las muestras de racismo publicadas por cientos de norteamericano en las redes sociales, muchos más siguieron esta práctica posteriormente. El resultado de estos ejercicios pone la “piel de gallina”. Es verdaderamente frustrante ver, escuchar y leer las cientos de expresiones de discriminación por el color de la piel, el origen, la religión o la preferencia sexual que se muestran sin recato en las redes.
Aquí en confianza, las posturas se han polarizado. De pronto los Estados Unidos se han convertido en un gran cuadrilátero en el que hay sólo dos bandos: los que repudian la llegada de Trump a la Casa Blanca y los que aprovechándose de su triunfo dan rienda suelta a su exacerbado racismo. Y mientras un buen número de norteamericanos hacen mofa de las deportaciones masivas que ha planteado el Presidente electo en contra de nuestros connacionales, la Gobernadora, gobernadores y Jefe de Gobierno del Distrito Federal, reunidos en el pleno de la Conago, suscribieron la llamada Declaración de Oaxaca para cerrar filas con el presidente Peña Nieto en torno a la defensa de los mexicanos que viven en Estados Unidos y contra el intento unilateral de suspender el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.
A aquéllos que discriminan por cualquier razón, sean güeritos o no, vivan más alla o más acá de nuestras fronteras, les vendría bien recordar la frase del Premio Nobel de Literatura, el colombiano universal Gabriel García Márquez: “Un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse”.