Más que una maestra una segunda madre

Pasión que va de generación en generación
Me siento muy satisfecha de ser la madre de mis hijos y que Jimena, mi hija mayor, tenga las ganas de seguir mis pasos, nuestra profesión es hermosa, ¡felicidades hija
Carmen Wolf

La educación de nuestros hijos es muy importante, es necesario que desde pequeños encuentren en sus maestros la confianza y seguridad que sienten en el terruño. Jimena Sáenz y Carmen Wolf son quienes se encargan de esta titánica labor, ellas nos platican cómo la pasión por esta tan loable profesión logró pasar de generación en generación.

El mejor maestro es el que cautiva, enamora: con su saber, con su congruencia, con su compromiso. El mejor maestro no se define por sus estrategias. Él es la estrategia. Él es la llave que abre la imaginación. El puente que comunica sentidos. La buena maestra transforma al mundo, día a día, desde las aulas.

La buena maestra convoca al cambio desde sus actos. En 360 tuvimos la oportunidad de conocer a dos apasionadas maestras, dos mujeres que en cada enseñanza pusieron corazón y confianza, deseos, sueños y esperanzas, para hacer del mundo un lugar mejor. Ellas se encargan de hacer de nuestros pequeños, hombres de bien y mujeres únicas.

Dedicación que sobrepasó generaciones; Jimena Sáenz (hija) y Carmen Wolf (madre), nos platican esta cuestión, hoy en el día del maestro, ¡felicidades Maestras!.

 

Un segundo hogar

El buen maestro muestra el camino para consolidar, fundar, cambiar o promover. Una buena maestra no sigue una línea recta. Las buenas maestras antes que regañar escuchan.

“Ser maestra es todo para mi, es trascender, hacer feliz a las personas y hacerlas sentir seguras, es algo que en mi se desarrolló como una casualidad”, explicó la Maestra Carmen Wolf de Saenz. 

Fotos: Luis Castrejón
Ser maestra es lo más bonito que existe, mi hijos aprecian mi labor, nunca se ponen celosos, ahora mis hijos ven lo que yo veía en mi amdre, muestras de cariño y apreciación. Eso es hermoso, estan felices. Ahora comprendo cada vez más mi madre, le agradezco mucho, ¡felicidades miss Carmen!
Jimena Saenz

Mucha gente cree que al llevar a sus hijos a un Jardín de Niños es para que se vayan adaptando al rol de una escuela, así como también que los cuiden y los entretengan solamente para llenar el requisito de hoy en día de la educación básica, sin embargo estas capacidades conllevan un proceso, primeramente debemos desarrollar otras habilidades y destrezas en los pequeños.

Son muchas las cosas que los niños aprenden con la guía de una maestra en los primeros años de su vida, quien se da a la tarea de preparar y prever ambientes de aprendizaje para que el niño(a) tenga experiencias significativas que le permitan construir conocimientos útiles a su vida.

Jimena Sáenz adoptó estos ideales de su madre Carmen, ella comenta que los niños poseen una inteligencia muy grande y debido a que con sus alumnos aún no puede sostener una conversación verbal fluida, tiene que cuidar mucho sus acciones ya que los niños repiten cada una de las acciones que la miss realiza.

“Mis niños son de edades de dos a tres años, no podemos llevar una conversación verbal, pero ellos me imitan. Para ellos su contacto directo después de su madre soy yo, soy su segundo ejemplo. Es padrísimo ver cómo los niños te tienen confianza y seguridad, y es lo que nosotros tratamos de compartir, que se sientan en confort para poco a poco aprendan con distintas actividades”, comentó Miss Jimena.

Fue fácil que Jimena se haya involucrado en el mundo de la enseñanza, con un padre dedicado a la pediatría y una madre maestra, el amor a los niños se dio de manera natural.

“Siendo la mayor, Jimena sale con estratega de maestra, cuando ella estaba estudiando, a veces me hacía falta una maestra, ella se enamoró de los niños, lo trae en la sangre, así fue como comenzó”, comentó la madre.

“Un día mi mamá me dice: hay una vacante, se me acomodaron los tiempos y en la mañana se acopló ir a tercero de kinder. Fue una experiencia muy gratificante, aprendí mucho gracias a una maestras, que fue lo que me enseñó todo”, dijo Jimena, quien durante 5 años estuvo en el Colegio Americano para luego ingresas a Gymboree donde laboró por 10 años.

Jimena también nos comentó que el hecho de haber trabajado con niños a la hora de educar a sus niños le fue más fácil.

“Es el placer más grande de mi vida ser prácticamente el segundo padre de mis alumnos, es por eso que cuando tuve a mis hijos de alguna manera fue más fácil criarlos y educarlos”, explicó la maestra.

Una generación más

La antorcha de maestra sigue encendida en la familia y es posible que el mismo deseo de enseñanza y dedicación pase a una generación más, Jimena ha visto en su hija pequeña ese deseo y compromiso, pues como dice su abuela, lo lleva en la sangre.

“La más pequeña con el ejemplo de su abuela y su madre, creo que seguirá el mismo camino. Se emociona cuando nos felicitan”, comentó Jimena. 

Fotos: Luis Castrejón