El pasado 8 de marzo conmemoramos el Día Internacional de la Mujer. Esta fecha fue acordada en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1975 y tenía como objetivo reconocer a las mujeres que en diferentes partes del mundo luchaban por igualdad en derechos y libertades.

En México, los logros de las mujeres han rendido frutos y son cada vez más las mujeres que ocupan los espacios públicos, pero aún falta mucho por hacer. Apenas en 1953 tuvimos derecho a votar y en 2018 ya logramos conformar la “64Legislatura de la Paridad de Género”. En la Cámara de Diputados, por ejemplo, somos 243 mujeres y 256 hombres; en el Senado hay 63 mujeres y 65 hombres.

Claramente, de no haber sido por todas las mexicanas que en el pasado lucharon por los derechos de la mujer, yo no habría podido ser Diputada Federal. Pero no basta haber llegado, sino tener conciencia de que tengo una gran responsabilidad como legisladora y como mujer con las niñas y mujeres de esta y siguientes generaciones.

En todos los espacios, públicos y privados, tenemos el deber de avanzar en los derechos que nos corresponden. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el trabajo no remunerado en labores del hogar y de cuidado, actividades que son realizadas principalmente por mujeres, tiene un valor económico que supera los 4 mil millones de pesos, lo que significa un 23 por ciento del Producto Interno Bruto Nacional (PIB) nacional.

Las mujeres somos la mitad de la población en México y el mundo. Ese sector tan amplio no puede seguir padeciendo violencias: solo en 2018 se registraron 845 feminicidios, ocupamos el lugar 76 de 157 países en el Índice Global de Inequidad de Género de ONU (mide oportunidades, ingreso y empoderamiento de las mujeres). Por eso las marchas que se llevaron a cabo a lo largo del País el viernes 8, no eran de celebración, sino de exigencia para erradicar la violencia machista, los feminicidios, las desapariciones, defender sus derechos y poder caminar seguras por las calles.

Finalizo con la lamentable noticia que el Congreso de Nuevo León nos dio en días recientes: criminalizar a las mujeres que aborten. No han entendido que no se trata de estar a favor de la muerte, sino precisamente de proteger la vida de las mujeres, el derecho a decidir sobre su cuerpo, garantizar su libertad y salud. Que ni los hombres, la moral o el Estado decidan sobre nosotras.

Falta mucho por hacer todavía. Por eso, más mujeres y más derechos.

Twitter: @melbafarias1

Facebook: Diputada Melba Farías