Más cerca de la nueva Cuba

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Más cerca de la nueva Cuba

La Secretaría de Relaciones Exteriores ha hecho algunos adelantos de lo que será la agenda que cumplirá en México, el Presidente de Cuba, Raúl Castro. 

En el marco de la actualización del Convenio Migratorio entre ambos países se buscará establecer medidas para “fortalecer el combate a la migración ilegal, el tráfico ilícito de personas y la trata, así como el de mejorar los procesos de este rubro”. Nada nuevo en este caso. Además de tratar de aumentar el flujo turístico. 

Impulsar el comercio bilateral en el rubro agroalimentario, realizar una mayor colaboración entre los funcionarios en lo académico y diplomático, mantener y multiplicar el intercambio cultural, y concretar un programa de asesoría cubana en materia de educación básica, complementan los asuntos a tratar.

Se trata, dijo la canciller mexicana, de mostrar al mundo “la cercanía entre nuestros países”.    

Esta primera visita de Raúl Castro en su carácter de número uno del gobierno cubano viene a demostrarnos la nueva ola diplomática que el régimen caribeño impone a sus relaciones con los antiguos aliados, así  como con sus acérrimos antagonistas.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, recién concretado hace apenas semanas con las aperturas de las respectivas embajadas, viene a confirmar lo preocupado que están los cubanos por el cierre de llave que ha significado la crisis venezolana, con la muerte de Chávez y la caída vertical del precio del petróleo. 

Hasta antes del fallecimiento del más incondicional y generoso aliado de los Castro, Cuba recibía una muy importante dotación mensual de hidrocarburos, aparte de apoyos financieros y en especie. 

Con el desorden que se carga Nicolás Maduro, el sucesor de Chávez, con lo precario de la economía venezolana, aunado a los retiros de los apoyos que provenientes de la Unión Soviética, primero, y de Rusia  después, que se han ido extinguiendo conforme el escenario político mundial ha ido cambiando, al igual que el alejamiento de los países del mundo árabe, y de los no alineados. 

Cuba tiene que ser hoy, para poder mantener su estabilidad interna, un modelo más funcional y flexibilizado de economía socializada, con cada vez mayores espacios para incipientes emprendedores domésticos, y sobre todo para atraer inversión estratégica, pese a que el embargo comercial impuesto por Estados Unidos se mantendrá por algunos años más.

El apoyo romántico de todos aquellos, que en algún lugar del mundo soñamos con “importar “la revolución de Fidel y “El Che”. Que hoy más bien parece diluirse para convertirse en un souvenir ideológico, se confunde ante los signos de apertura que muestra el régimen castrista. 

Todavía en estos tiempos, la isla de las Antillas sigue atrayendo a soñadores y utopistas, que con el pretexto de maestrías y diplomados nos hemos aventurado a pasarnos algunos meses en aquellos lares para poder aplicar de propia mano el termómetro a la revolución más seductora de finales y principios del siglo pasado y presente, no obstante el desprestigio y deserción que causaron en muchos de nosotros, y en la comunidad internacional, los excesos, desviaciones y ocurrencias de un estado hecho gobierno en función del control político y la cancelación de múltiples libertades, con un acoso constante a los derechos humanos. 

La visita de Raúl Castro  abrirá espacios en los círculos políticos, intelectuales y académicos, para revisar una vez más la Revolución Cubana, y darle una actualizada a la calificación que cada quien le concedemos.

Habrá que estar muy pendientes, no vaya a ser que lo dicho por la Secretaría de Relaciones Exteriores sea cierto, y ahora vayamos a estar más cerca de Cuba.