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Más adictos y solos
En esta semana, una de mis alumnas de universidad comentó en clase: “Maestro, tengo una gran cantidad de amigas que fumaban cigarrillos electrónicos o vapes el año pasado, pero a partir de esta pandemia observo que han aumentado su uso.
Y el problema no es que fumen vapes sino el alto nivel de nicotina y marihuana que le ponen.” Efectivamente, la pandemia de COVID-19 ha afectado a millones su salud física y mental y un incremento de uso de sustancias adictivas.
El doctor Sarmiento, director General del Hospital Psiquiátrico Infantil de la Ciudad de México, afirmó el aumento de las adicciones entre los adolescentes mexicanos. Las sustancias de mayor uso son el trabajo, alcohol, mariguana y otras drogas. La Dirección General de Epidemiológica de la Salud informó que estudios internacionales que el abuso del alcohol aumentó en 39%.
En China reporta un aumento en el consumo del tabaco y que el 25% de ex-fumadores han recaído durante la pandemia.
Este aumento de consumo de adicciones tiene en gran parte su origen en el aislamiento social, incertidumbre del futuro, miedo de las consecuencias de la pandemia y el estrés de los nuevos estilos de vida. La pandemia a producido un gran cambio en nuestros estilos de vida y su impacto en el distanciamiento físico y social a traído consecuencias en nuestra salud mental y bienestar en general.
El impacto del aislamiento social ha sido estudiado en diferentes grupos como los astronautas y los exploradores que han pasado meses en lugares inhóspitos como el Polo Norte o el Ártico.
El doctor Lawrence Palinkas, antropólogo de la Universidad del Sur de California, afirma que más del 60% sufrieron consecuencias negativas por el sentimiento de soledad como depresión, insomnio, impulsividad, agresividad, problemas de concentración, ansiedad, apatía, aburrimiento, fatiga, dispersión y poco esfuerzo y energía para realizar proyectos personales o profesionales.
El doctor Harry Taylor, investigador del Centro Médico de la Universidad de Duke, ha estudiado el aislamiento social en personad de la tercera edad y afirma que la soledad es una de las enfermedades más mortales y equivale se fumáramos 15 cigarrillos por día. Debemos poner mayor atención en las personas de la tercera edad ya que son más vulnerables de sentirse solos.
Antes de la pandemia ya vivían sentimientos de soledad, sus amigos van muriendo, la familia se distancia más de ellos, pierden sentido de vida al no tener proyectos o trabajo. Y ahora por el COVID-19 tienen mayor aislamiento de sus amigos y familia.
Probablemente, una vez a la semana tenían la oportunidad de ver a sus hijos y nietos. La pandemia ha cortado el único cordón umbilical que conectaban con su familia. Lo único que les queda es verlos, saludarlos y platicar a través de una pantalla.
Tratemos de hablarles al menos una vez al día para que sientan que están acompañados. Recordemos que la soledad es más mortal que fumar o tomar alcohol. Evitemos que el distanciamiento físico sea también un distanciamiento social.