María de Jesús Calderón y su donación de los terrenos para AHMSA
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María de Jesús Calderón y su donación de los terrenos para AHMSA
En una tarde de convivencia entre guisos y bocadillos que me aliviaba el espíritu, Blanquita y yo hablamos -de nuevo- de Monclova, ciudad que compartimos como tierra de nuestra cuna. De pronto tenía enfrente el tema de Altos Hornos de México.
No recuerdo cómo llegamos a ese punto, seguro entre recetas y recuerdos en los que mi padre se tiraba clavados en pleno río Monclova. El caso es que por primera vez supe que para que Altos Hornos de México se estableciera, hubo una mujer que realizó la donación de una gran cantidad de tierra monclovense: “todos esos terrenos donde está AHMSA eran de mi abuela María de Jesús Calderón Tijerina. Ella había heredado los terrenos de su papá, mi bisabuelo José María Calderón. Y él fue quien le dio la idea de que donara parte de sus tierras a la industria, porque era el futuro de Monclova y del país; así decía él”.
También Blanquita, Blanca María de Jesús Narro Flores, recordó que a su abuela “le dieron mil pesos por lo terrenos como algo simbólico”. Y me dijo que esta historia la sabe por su madre, María Blanca Claudina Flores Calderón.
Incluso menciona que algunas primas consideran que el boulevard Harold R. Pape debería llevar el nombre de María de Jesús Calderón, pues seguro muy pocos conocen este acontecimiento. Y así es, los donantes generosos muchas veces son dejados en el olvido. Será porque los mueve otra motivación, algo muy distinto a la vanidad y a las tan suspiradas carreras empresariales y políticas.
Asombrada comenta: “yo me pregunto cómo fue posible que mi abuela Jesusita donara tanto terreno, pero creo que era la visión que compartía con mi bisabuelo sobre el progreso que esto iba a significar para Monclova”.
Recuerda que “el primer empleado de la lista de Altos Hornos fue Guillermo Narro Dunne, mi papá. Él era contador pero en AHMSA no sé qué hacía, seguro hacía de todo un poco, pues siempre trabajó en minas, como Teódulo Carlos”.
Así, me trajo de nueva cuenta a la charla como en otras reuniones, al poeta Teódulo Carlos Flores, un gran amigo con trágico final, quien por cierto se opuso a los resultados generados por la instalación de la acerera, incluyendo la mar de peces que amanecieron muertos en el río, al inicio de operaciones de esta empresa.
Me dice que Teódulo Carlo fue hijo de Teódulo Flores, también hijo de María de Jesús Calderón. Me relató que cuando Teódulo padre fue alcalde de Monclova, se ocupó de los trámites para la red de agua potable en Monclova. Añade que quien ayudó en este proceso fue su tío José Ramón Bosque: “él era como un Ciro Peraloca e hizo todo el invento para que el agua gruesa se hiciera potable, allá por la década de los sesentas”.
Retomamos el tema de AHMSA y me comparte que Harold Pape fue el padrino de bodas de sus papás. “Él les dio como regalo les dio un cenicero de plata que todavía conservo”.
Me dice que su familia “era gente del campo con terrenos y ganado, cabras, con sembradíos donde crecía el maíz. También eran dueños de las tierras conocidas como Las Campanas y El Conejo”. Le comenté que en mi infancia llegué a bañarme en El Conejo, un lugar que no existe más.
Blanquita vivía en la calle Hinojosa, ubicada al frente del cauce donde el afluente de Las Campanas y El Conejo cambiaba de nombre a río Monclova. Relata que “allí había un señor que rentaba lanchas para que la gente se paseara en el río. Ese lugar era precioso”.
El progreso industrial con su luz y su reverso llegó a Monclova y todavía permanece.
Hoy, que AHMSA se encuentra vigente en las noticias, es importante para quienes lo saben, y para quienes no, traer a este momento, la generosidad y el nombre de una mujer: María de Jesús Calderón Tijerina.