Margarita Zavala, ‘La Traviata’

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Margarita Zavala, ‘La Traviata’

“La Traviata” (la extraviada) fue el nombre que Giuseppe Verdi le dio a su ópera basada en “La Dama de las Camelias”, donde la cortesana Margarita Gautier lleva una vida licenciosa hacia un lastimoso final, un melodrama similar al que hoy protagoniza en su vertiente política Margarita Zavala, cuya trayectoria inició a los 16 años de una manera candorosa y virginal con firme devoción hacia el PAN, partido al que ha renunciado junto con su marido, que no es precisamente un galán llamado Armado Duval, sino alguien cuyo nombre ha sido abreviado con el acrónimo despectivo de “FeCal”, muy acorde a su imagen y personalidad.

Y en verdad que este es un melodrama protagonizado por esta pareja tránsfuga del PAN. Porque Felipe y Margarita son unos verdaderos tránsfugas, ya que no se le puede llamar de otra forma a los militantes que cambian de bando para formar otro partido con el que, según ellos, tratarán de cambiar a este País, cosa que no hicieron cuando ostentaron el poder.

Y es que don Felipe alega falta de democracia interna en el PAN, pero se olvida que él mismo no la respetó cuando fue líder de las juventudes panistas y no quiso dejar el cargo, ni su lugar en el CEN panista, a pesar de haber rebasado la edad para ser dirigente juvenil. Tampoco hay que olvidar que desde el poder presidencial impuso de manera antidemocrática a Germán Martínez Cázares como presidente del PAN. Asimismo impuso a su compadre Guillermo Anaya como candidato al Gobierno de Coahuila y ni qué decir de la sedición traicionera que orquestó en contra de su propio partido a través de los tristemente célebres “Rebeldes del PAN”, senadores que votaban junto al PRI y el PVEM en contra de Acción Nacional.

De la extraviada Margarita mucho hay que cuestionar. La protección a sus familiares corruptos, los Gómez del Campo, y en especial a la dueña de la guardería ABC. Su falsa independencia de FeCal. Su desastrosa candidatura independiente. El grave delito de aportar credenciales apócrifas al INE. Lo peor: la cobardía de abandonar la contienda presidencial dejando su nombre inscrito en las boletas. Y lo más ridículo, que después de haber despotricado contra los partidos políticos ahora tenga la intención de jodernos con otro más.

En toda la historia del PAN ocho presidentes nacionales han renunciado al partido: José González Torres, Efraín González Morfín, Raúl González Schmal, Pablo E. Madero, Carlos Castillo Peraza, Manuel Espino (fue expulsado), Germán Martínez y Felipe Calderón. Las bajas menos dolorosas para el PAN siempre serán, hasta ahora, la de Espino Barrientos y la de FeCal.

Y aquí cabe mencionar a uno de los fundadores del PAN y que fue un inmenso personaje, a don Aquiles Elorduy. Su exclusión del PAN equivale a la baja de cinco de los expresidentes mencionados. Cuando don Manuel Gómez Morín lo expulsó en 1949 debido a su ateísmo, le dijo lo siguiente: “Aquiles, como hombre eres una gran persona, pero en el PAN salvamos principios y perdemos militantes”.

Cierto es que en el PAN estarán mejor sin FeCal y “La Traviata”, tránsfugas ingratos del partido que los llevó al máximo poder de este País.