Marcas, flagelación y castigos: El testimonio de otra ‘esclava’ de la secta de Nxivm
Usted está aquí
Marcas, flagelación y castigos: El testimonio de otra ‘esclava’ de la secta de Nxivm
La ceremonia para marcarlas sucedió en 2017 dentro de un hogar en Albany, Nueva York, donde las integrantes del grupo Nxivm tuvieron su rito de iniciación para una nueva participante de la secta ultra secreta dentro de la organización.
Esa nueva integrante, Lauren Salzman, testificó que la hicieron arrodillarse y decir: “Amo, por favor, márcame, sería un honor, un honor que quiero portar por el resto de mi vida”. Luego la sostuvieron en una mesa para dar masajes mientras alguien usaba una herramienta de cauterización para quemarla con las iniciales de Keith Raniere, el líder de Nxivm, en una zona cercana a la cadera.
“Fue lo más doloroso por lo que he pasado”, dijo Salzman durante el segundo día de su testimonio en el juicio contra Raniere, quien está acusado de tráfico sexual y asociación delictuosa.
Salzman también declaró que un grupo de mujeres perteneciente a la secta sexual dentro del grupo llamada Nxivm fueron sujetas a castigos sádicos que incluían azotes con una correa de cuero.
La testigo señaló que las mujeres hacían compromisos secretos para convertirse en “esclavas” vitalicias de Raniere y lo llamaban “amo” o “amo supremo”.
Se comunicaban mediante aplicaciones encriptadas de teléfono, llevaban a cabo tareas y ejercicios diseñados por él y aceptaban los severos castigos si se pensaba que habían fallado en sus obligaciones.
Dichos castigos podían incluir mantener posiciones forzadas o dolorosas, quedarse de pie descalzas sobre la nieve, tomar duchas de agua fría y azotarse mutuamente el “trasero desnudo” con la correa, afirmó Salzman. Recuerda que una vez Raniere llegó mientras se estaban azotando para decirles que se aseguraran de mover las muñecas de determinada forma para infligir el máximo dolor.
“Estas cosas comenzaron a volverse escalofriantes”, comentó. “Me preocupaba fallar”.
MENSAJES SECRETOS
De acuerdo con Salzman, las integrantes de DOS se comunicaban a través de programas encriptados como Telegram y Signal. La agrupación era tan secreta que sus integrantes no siempre conocían las identidades de las demás.
También declaró que Raniere sometía a las integrantes a “ejercicios de disposición” en los que enviaba, en momentos inesperados, mensajes de texto que todas las integrantes del grupo debían responder en un lapso corto.
El objetivo de estos ejercicios, según la testigo, era reafirmar la idea de que responder al amo era la parte más importante de la vida de una esclava.
Una de las tareas específicas de Salzman era editar las enseñanzas y las ideas de Raniere acerca de DOS para crear un libro que iba a servir como una especie de texto de referencia y manifiesto. Salzman declaró que iban a poner el libro en un lugar seguro, tal vez atornillado a una pared, pero iba a estar disponible para referencia en ciertas circunstancias.
Salzman mencionó que entre las principales prioridades de Raniere estaba el reclutamiento de más integrantes para DOS, en especial personas que pudieran ser poderosas o influyentes. Tan solo ella, declaró, tenía veintidós esclavas en su estirpe.