Maravillosamente esperanzada e inmensamente triste

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Maravillosamente esperanzada e inmensamente triste

Contesto, “Bien”, a la pregunta, “¿Cómo estás hoy?”  Ya me molesta la pregunta, no porque tenga algo de malo en sí, sino porque la respuesta no es “bien”, aunque no tengo una mejor respuesta. No quiero hurgar dentro de mis metáforas y mi lenguaje particular para encontrar una manera de explicar el hecho de no estar “bien”. Sigue habiendo demasiadas cosas pasando alrededor de mí para que la respuesta sea suficientemente sencilla para una conversación de paso. Un maestro, ante la pregunta, respondía, “Bien. O, ¿tienes tiempo?” No sé cuánto tiempo me tardaría en explicarte realmente como estoy.  

También hoy le dije a alguien, “Lo siento”. Otra frase que no tiene el sentido que en algún momento tuvo. Tanto el “bien” como el “lo siento” hoy sonaron huecos, palabras inevitables que sé que dentro de mí tienen un sentido cargado de tristeza, miedo y enojo. Dije, “Lo siento”, con toda la intención de sentir algo. En realidad, siento demasiado. “Lo siento” le queda muy pequeño a lo que siento, así como “bien” no tiene mucho que ver con como estoy.  

Para quienes quieren saber, sí lo siento, realmente siento todo lo que sigue sucediendo y la situación de vida de cada persona que me importa (son muchísimas, por cierto), y no, no estoy bien. Me pasan muchas cosas. Dicen que los géminis somos cambiantes (no doble cara, eh) y, en esta época de mi vida y la historia, brinco de sentirme maravillosamente esperanzada a inmensamente triste en cuestión de segundos. ¿Te pasa algo similar a ti también?