Mar picado

Usted está aquí

Mar picado

Las “aguas están picadas en el mundo, por eso se mueve el barco (¿ o el Banco?)”, dijo el pasado martes Agustín Carstens, cabeza del Banco de México, en alusión a la volatilidad en la paridad cambiaria peso-dólar, afectada entre otras cosas por la abrupta caída del petróleo.

Sin embargo, la frase tan gráfica hay que ponerla en contexto de lo que señaló unos días antes, en una entrevista a un prestigiado diario especializado en finanzas en los Estados Unidos, en el sentido de que apenas amaine la tormenta económica mundial el peso se apreciará, es decir recuperará valor, en poco tiempo y de manera importante.

De manera que hay que concederle, dicen los expertos en el tema, alta credibilidad y certeza a las expresiones del muy reconocido economista mexicano, que en los dos últimos períodos ha sido mencionado como un fuerte aspirante a dirigir el Fondo Monetario Internacional. Carstens es un peso pesado, dicho sea con todo respeto, de las finanzas mundiales. En cada cosa que dice se juega su prestigio, por lo que lo mejor es creerle, y apostar en el sentido que sugieren sus consideraciones. La situación de México es tan especial, que en medio de la debacle de los precios del petróleo, y de su impacto en la cotización internacional de nuestra moneda, los organismos internacionales, los del sector económico-financiero, siguen reiterando que somos de los que mejor librados vamos a salir del desorden en que estamos inmersos.

Alguien podría recurrir, para ilustrar nuestra circunstancia favorable, con a la muy vieja y coloquial expresión que dice “Cómo estará la perra de brava, que hasta los de la casa anda mordiendo “.

Pues con el mar muy picado -y la perra embravecida- somos de los países emergentes, que mejor desempeño podríamos alcanzar en este año, al que le restan once meses. Y en Latinoamérica vamos a ser los de más alto crecimiento.  Los inversionistas internacionales, dicen las consultoras y calificadoras más serias, que los inversionistas globales siguen confiando en México, por encima de otros destinos para mover su dinero.

Pero la gran clave para el mexicano común, para nosotros que somos ajenos al entramado de la economía mundial, es que los precios, fundamentalmente los de los productos básicos, sigan manteniéndose estables, con crecimientos casi imperceptibles, en el rango de una inflación acumulada en niveles de hace décadas, si no es que inédita en nuestra historia, desde que se mide el aumento de los productos en el mercado.

Eso es lo que va a determinar si los mexicanos podemos seguir pensando que la economía ha sido bien manejada, por quienes tienen la responsabilidad de hacernos pasar por las olas gigantes que ha originado la marejada del mercado de divisas, por la caída de los precios de las materias primas, que técnicamente son llamadas commodities, y donde se incluye al petróleo, que es determinante para México.

El otro asunto de vital importancia para los mexicanos, a todos los niveles, es el tema del empleo. Si no hay trabajo no hay nada. Se pierde incluso el ánimo colectivo. Se pierden las ganas y la voluntad para muchas personas, sobre todo jóvenes por iniciar, motivarse y comprometerse con un proyecto de vida. Este tema se asocia también a la inseguridad. No podemos combatir la delincuencia, desde un frente con reales capacidades de éxito, si nuestros jóvenes no encuentran posibilidades reales de incorporarse al mercado de trabajo.  Aquí nos la vamos jugando todos.

De nada nos sirve pensar que vamos a ser de los países con más crecimiento en el Continente, si para justificar la falta de nuevas plazas de trabajo los encargados de diseñar e instrumentar la política económica, tengan que volver a recurrir a explicaciones técnicas –reales, sustentadas y creíbles-  pero insuficientes para el padre o la madre que después de invertir con sacrificio en la educación de sus hijos tienen que conformarse con buscar opciones de autoempleo. 

Los meses por venir habrán de ir descubriendo el misterio de como la economía nacional, tan necesariamente ligada a la norteamericana, y ahora tan afectada también por los vaivenes de China y la Comunidad Europea, puede ir tomando un nuevo aire, un nuevo impulso que hemos venido esperando desde hace muchos años, y que hoy, ya con las reformas impulsadas por el Presidente Enrique Peña Nieto, deberán ponernos en mapa mundial como una nación con una economía fuerte, con crecimiento, baja inflación y generación de empleos. Por ahora, en lo inmediato, a seguir firmes en el rumbo, para que el barco –donde vamos todos– llegue a buen puerto.