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Mapa genético busca aclarar la migración del Homo sapiens desde África
Tres equipos de genetistas han investigado por separado el genoma de más de 280 grupos de poblaciones, arrojando una nueva perspectiva sobre la migración del Homo sapiens desde África y unos resultados que ahora publica la revista "Nature".
El equipo que dirige David Reich en la Harvard Medical School de Boston, Massachusetts, secuenció el genoma de 300 individuos de 142 poblaciones, sobre todo de aquellas que no habían sido tenidas en cuenta lo suficiente en otros estudios.
Analizando las pequeñas anomalías en la formación de la herencia genética, los expertos averiguaron aspectos sobre el origen y los antepasados de las poblaciones estudiadas. ¿Cómo? En las poblaciones se forman distintos patrones que se llevan consigo en caso de que se trasladen.
Según sus investigaciones, el equipo de Reich cree que el grupo del que proceden todas los seres humanos actuales comenzó a separarse hace 200,000 años en África. Una parte de ese grupo abandonó el continente africano y después volvió a dividirse en un grupo europeo oriental y otro europeo occidental. Los europeos orientales poblaron después el este asiático y la zona australiana. Según dicha teoría, los actuales habitantes de Austria y Papúa Nueva Guinea serían descendientes de ese grupo.
También el equipo de la Universidad de Copenhague capitaneado por Eske Willerslev concluye de sus estudios que sólo hubo una emigración de Homo sapiens desde África. Estos expertos analizaron la herencia genética de 83 aborígenes australianos y 25 papúes. Según sus investigaciones, este grupo se separó de los europeos y los asiáticos hace unos 58.000 años.
Posteriormente, hace unos 37.000 años, se habrían separado las líneas evolutivas de los aborígenes y los papúes, antes de la separación en el terreno de ambas poblaciones, hace 10.000 años. Dentro del continente australiano se formaron varios subgrupos, supuestamente debido a la existencia de desiertos que habrían actuado como barreras naturales.
"La diversidad genética de los aborígenes australianos es sorprendente. Quizás porque el continente lleva tanto tiempo habitado encontramos que hay grupos de las zonas desérticas del suroeste australiano que se diferencian más del noreste de Australia que, por ejemplo, indígenas americanos y personas de Siberia, ¡y eso en un mismo continente1", explica Anna-Sapfo Malaspinas, también de la Universidad de Copenhague.
Su equipo también encontró en la herencia genética estudiada indicios de grupos de población desaparecidos, como el homínido de Denisova u otros desconocidos.
Aunque estas dos investigaciones encontraron pruebas de una única emigración del Homo sapiens de África, los expertos no descartan por completo que pudiesen producirse varias. Indicios al respecto de esta otra teoría encontró el equipo de Luca Pagani del Biocentro Estonio de Tartu. Según estos investigadores, el dos por ciento de la herencia genética de papúes tienen características que apuntan a que sus antepasados abandonaron África antes que otros euroasiáticos.
La hipótesis más extendida en la actualidad apunta a que el género Homo se expandió desde África al resto del mundo: en un primer momento el Homo erectus habría llegado a Asia y a Europa, hace 1.9 millones de años. A partir de él supuestamente evolucionaron el Neandertal en Europa y el Homo sapiens en África. Este último habría salido del contienente africano hace entre 60,000 y 70,000 años y se habría extendido por el resto de la Tierra.
Según esta teoría, el hombre moderno se habría mezclado con las otras especies que había en distintos puntos del mundo, como el Neandertal europeo. Estas otras especies se habrían extinguido al poco tiempo.
La otra teoría predominante apunta a dos momentos migratiorios. Según esta, el primer hombre moderno salió de África hace unos 120,000 años y se sentó en el sureste asiático y en el territorio austroasiático. A continuacion, Euroasia habría sido ocupada por otro grupo migratorio a través del Levante.
Los modelos que presentan los últimos estudios genéticos no son tan incompatibles como podría parecer, apuntan Serena Tucci y Joshua Akey, de la Universidad de Washington, en un comentario sobre los artículos científicos en "Nature".
Es posible que existiesen varias oleadas migratorias y que los ancestros dejasen muy pocos rastros, o ninguno, en la herencia de los actuales pueblos no africanos, argumentan. A lo largo de la historia, las poblaciones se han extinguido sin dejar más rastros que sus huesos, recuerdan.
También señalan la importancia de tener en cuenta los límites de la herencia genética. Para tener una imagen completa sobre cómo se extendió el Homo sapiens es necesario tener en cuenta datos arqueológicos, antropológicos y lingüisticos.