Mañanitas a la Alameda

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Mañanitas a la Alameda

El más antiguo paseo saltillense es la Alameda Zaragoza. Ubicada en lo que pudiera llamarse la parte antigua de la ciudad, originalmente se formó en dos segmentos. En 1836 se construyó la sección norte o “Parque Zaragoza”, frente a la Escuela Normal, y llegaba hasta la calle de Victoria, y a partir de 1870 se formó la segunda sección de la calle de Victoria hacia el sur, hasta la de Ramos Arizpe, conocida en otros tiempos como Alameda Nueva su nombre oficial fue el de “Parque Porfirio Díaz” hasta la caída del gobernante.

Hoy cantamos las Mañanitas a nuestra Alameda, la primera sección, en sus bien cumplidos 180 años, y aplaudimos a las autoridades y los saltillenses de aquella época por su idea luminosa de construir tan hermoso parque, sin duda una de las mejores alamedas del País. Y también aplaudimos a quien con sus manos la formó: un preso, personaje muy pintoresco de Saltillo a quien apodaban “El rey dormido”, hizo el trabajo de plantar árboles y formar los parterres o cuadros de los jardines, delimitados por arbustos y adornados con flores y pasto, a cambio de la conmutación de la pena que purgaba por homicidio.

La calle de Victoria dividió las dos alamedas hasta principios del Siglo 20, en que se suprimió el tramo de la calle para hacer un solo parque, y oficialmente se le llamó Alameda Ignacio Zaragoza, en honor de ese general coahuilense nacido en Bahía del Espíritu Santo, en el territorio de Texas —por entonces todavía perteneciente a México, formaba parte del Estado de Coahuila y Texas—, que dirigió la Batalla del 5 de Mayo y derrotó a los franceses que invadían nuestro País. Por eso, la principal escultura de la alameda es la hermosa estatua ecuestre de Zaragoza. El Lago República se construyó posteriormente en el lado sur, durante la administración de Espinoza Mireles entre 1915 y 1920. La plazoleta de la fuente de Las Ranas constituye un bello ejemplo de arte morisco.

En el Obelisco en memoria de los Niños Héroes hay una ventanilla donde antiguamente se mantenía encendida en su honor una pequeña llama, ahora extinguida. Dentro de la alameda, la Biblioteca Múzquiz Blanco, la más antigua de Saltillo, todavía brinda servicio a los estudiantes de las escuelas de los alrededores y a otros usuarios, como también la Biblioteca Infantil atiende a los niños y los sumerge en el mundo encantado de los cuentos y los libros propios de su edad.

Considerada por mucho tiempo una zona residencial de primer orden, todavía sobreviven en las calles laterales de la alameda las residencias de dos gobernadores, Ignacio Cepeda Dávila y Braulio Fernández Aguirre, y algunas otras levantadas por reconocidas familias de Saltillo, una de ellas convertida en Museo del Normalismo. También en sus costados están los edificios de la Escuela Normal de Coahuila y el originalmente construido para el Colegio Roberts, ocupado por la Preparatoria Narváez de la UAdeC.

La alameda tiene para todos. Los niños pasean en bicicletas y patines por sus corredores y juegan hasta el cansancio en los columpios y resbaladeros del área de juegos infantiles. 

También montan los cañones que flanquean la hermosa estatua ecuestre del general victorioso en la rotonda de Ignacio Zaragoza, y los jóvenes estudiantes atraviesan sus jardines todos los días a la entrada y salida de sus escuelas, y se ven parejas de novios disfrutando a la sombra de sus gigantescos árboles.

Paseo familiar por excelencia y otrora el preferido de los jóvenes, para muchas generaciones de saltillenses los recuerdos más gratos de la alameda son los de la adolescencia. En sus pasillos y sus bancas y a la sombra de los vetustos árboles, nacieron muchos romances, algunos cristalizaron en sólidas familias saltillenses y otros se quedaron sólo en el recuerdo de sus protagonistas.

La Alameda Zaragoza cumple 180 de una vida plena de recuerdos.
 
edsota@yahoo.com.mx