Magias de flora y fauna
Usted está aquí
Magias de flora y fauna
Cosas de mucho interés, y a veces aun de fantasía, hay en las plantas y animales de nuestro territorio, en sus propiedades y sus nombres
He aquí algunas de ellas.
—El nombre del aguacate viene del aztequismo “ahuácatl”, que significa testículo. A los aguacates, entonces, se les llama así por parecer testículos, y no a la inversa. Entre el pueblo del sur el aguacate goza de fama porque se dice que aumenta la secreción seminal. Su cáscara es excelente vermífugo. Con el jugo del hueso los antiguos hacían una tinta indeleble, y en ciertas partes del País todavía la gente marca con ese jugo sus prendas de vestir. Si se pone el hueso del aguacate en el guacamole se evitará que éste se ponga negro.
—Al gato lo conocieron nuestros antepasados indígenas hasta después de la llegada de los españoles. Lo nombraron “mizto”, apócope de “miztontli”, que quiere decir leoncillo. Quizá de ahí venga el nombre familiar de “micho” con que los gatos son llamados.
—Hay en el trópico del sureste mexicano un árbol llamado cuatatachi, de “cuahuitl”, árbol, y “tlatlatzin”, que suena. Este árbol se reproduce en modo interesante: como sus semillas no germinan si les falta el sol, las arroja lejos de su sombra haciendo que su fruto estalle como una pequeña bomba.
—Se le llama flor de fuego, paño de Holanda, catalina, Santa Catarina, bebeta, pastora y flor de pascua. Pero todos esos nombres sirven para designar a la flor de nochebuena. En inglés es la poinsettia, pues Joel Poinsett, el intrigante embajador americano de tiempos de nuestra Independencia, la conoció en Curenavaca y la llevó a su país. Antiguamente las madres lactantes y las nodrizas tomaban un té hecho con la corteza de esa planta para aumentar el flujo de la leche. Sus hojas, aplicadas como cataplasma, son muy útiles para curar erisipelas y erupciones cutáneas.
—Macaliste. Hierba que los galleros usan mucho para detener las hemorragias de los gallos heridos en la pelea. La suspenden con el pretexto de revisar si las navajas no se han aflojado, y disimuladamente aplican la hierba en las heridas para evitar que el gallo se desangre.
—Nixtamal. Así se llama —¿se llamaba?—el maíz cocido en agua de cal o de ceniza para hacerle soltar el ollejo. La palabra viene de “nextli”, ceniza, y “tamalli”, tamal. Los campesinos tabasqueños llamaban Nixtamal a Venus, el lucero del alba, pues a esa hora se levantaban las mujeres a ponerlo.
—Tecolote. Su nombre viene de “tentli”, pico, y “colotl”, torcido. Dice don Carlos María de Bustamante, pintoresco historiador: “... Creen (los indios) en la próxima muerte de alguno por el canto del tecolote, y por lo común tienen razón...”. Hay un refrán antiguo que postula: “Cuando el tecolote canta el indio muere”. Y añade: “No será cierto, pero sucede”.
—Jumil, o xumil. Insecto comestible. Se asa en el comal y se sirve con sal y limón. Quienes lo comen dicen que aumenta la líbido.
Todos estos sabrosos comentarios los espigué en los libros de don Francisco J. Santamaría, sabio filólogo y estudioso de nuestro folclor.
La búsqueda la hice hace poco, durante los morosos días de fin de año, y me sirvió de deleite e instrucción.