Madres adolescentes, ¿fenómeno incontenible?

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Madres adolescentes, ¿fenómeno incontenible?

Una madre adolescente no cuenta con la preparación y la experiencia necesarias para generar las mejores condiciones para un hijo

Las estadísticas se vienen repitiendo en la entidad de forma consistente desde hace ya demasiados meses: un número indeseablemente alto de mujeres coahuilenses se están convirtiendo en madres cuando aún no han abandonado la adolescencia.

¿Por qué es indeseable que una mujer conciba cuando aún es muy joven? Las razones son múltiples y tiene que ver, sobre todo, con la posibilidad de que las mujeres accedan a la posibilidad de desarrollarse personal y profesionalmente de acuerdo con sus propias expectativas.

Múltiples estudios realizados alrededor del mundo demuestran que las mujeres enfrentan más y mayores obstáculos para alcanzar el éxito personal y profesional y que diversos factores agravan esa situación, condenándolas al subempleo y a la eventual realización de trabajos degradantes. Uno de esos factores es la maternidad a temprana edad.

Por ello es no solamente necesario sino indispensable el diseño e implementación de políticas públicas orientadas a disminuir la incidencia de embarazos en adolescentes y a generar una conciencia colectiva respecto de la paternidad y la maternidad responsables.

Porque al final no estamos hablando solamente de la vida de una mujer que puede ver truncadas sus aspiraciones y sueños debido a un embarazo no planeado, sino también de miles de vidas infantiles que eventualmente no contarán con la calidad de cuidados y educación necesaria para incrementar sus posibilidades de éxito.

Al final de lo que estamos hablando es de la existencia de círculos viciosos que constituyen una condena para millones de seres humanos que, debido a las condiciones en las cuales nacen y crecen, difícilmente pueden escapar de la realidad en la cual nacieron y crecieron sus padres.

Los embarazos en adolescentes, sobre todo cuando se trata de adolescentes solteros, difícilmente son embarazos planeados y deseados, razón por la cual se convierten en un obstáculo para el pleno desarrollo de sus progenitores, particularmente de la mamá.

Una vez que nacen, seguramente son niños queridos y su madre dedicará sus mejores esfuerzos a ofrecerle las mejores oportunidades que sea capaz de construir para él o ella. El problema, sin embargo, es que una madre adolescente no cuenta con la preparación y la experiencia necesarias para generar las mejores condiciones para un hijo.

Por ello, lo deseable es que una mujer se convierta en madre cuando se encuentre lista —emocional, física y profesionalmente— para hacer frente a la grave responsabilidad que significa concebir y traer un hijo al mundo.

Lograr ese propósito debe interesarnos a todos y por ello todos estamos llamados a contribuir a su consecución. Las autoridades gubernamentales tienen aquí una tarea particular que cumplir y deben darse prisa en asumir tal responsabilidad.