Lucy Tovar, Luis Zapata y Fernando Solanas

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Lucy Tovar, Luis Zapata y Fernando Solanas

Noviembre inició con la muerte de una actriz que además de pertenecer a la familia de una de las pioneras de nuestra industria hizo su propia historia dentro del celuloide nacional.

Nos referimos a la actriz Lucy Tovar, sobrina de Lupita Tovar, la protagonista de la primera cinta sonora del cine mexicano, “Santa” (Antonio Moreno, 1931), quien falleció en la ciudad de El Paso, Texas, a los 68 años de edad, a causa de un infarto mientras dormía. Lucy hizo su debut en el cine con el pie derecho en el año de 1971 como parte del elenco de una de las tres ganadoras por empate del Ariel a la Mejor Película de 1972 (además de “El Castillo de la Pureza”, de Arturo Ripstein y “Reed: México Insurgente”, de Paul Leduc), que fue “Mecánica Nacional”, de Luis Alcoriza, al lado de Manolo Fábregas, Lucha Villa, Gloria Marín, Pancho Córdova, Héctor Suárez y Sara García, entre otros más.

A esta le siguieron otras como “Lágrimas de mi barrio” (Rubén Galindo, 1973), compartiendo créditos con el cantante y actor coahuilense Cornelio Reyna y Ana Martin; “Divinas palabras” (Juan Ibáñez, 1977), protagonizada por Silvia Pinal y Mario Almada, ganadora del Ariel a la Mejor Fotografía de su año para el maestro Gabriel Figueroa, y “Las grandes aguas” (Servando González, 1980), al lado de Eric del Castillo y Tina Romero y que en su caso ganó los Arieles a la Mejor Película, Mejor Director y Mejor Fotografía para Daniel López, de su respectivo año, siendo la última “Reclusorio III”, bajo las órdenes del legendario Ismael Rodríguez en 1999. Como dato curioso, Lucy vivió un apasionado aunque breve romance en la década de los 70 con el famoso actor hollywoodense ya fallecido también  Burt Reynolds.

Fue el miércoles 4 de noviembre cuando las letras mexicanas de vistieron de luto por la muerte a los 69 años de edad del narrador y dramaturgo Luis Zapata, considerado el más prolífico escritor de la literatura homosexual mexicana cuya obra cumbre fue “El vampiro de la colonia Roma”, de 1979, víctima de un paro cardio-respiratorio tras un mes de enfermedad. En cine incursionó como guionista de la mano del no menos prolífico cineasta gay Jaime Humberto Hermosillo de su novela “De pétalos perennes” que convertida en “Confidencias” le dio a ganar el Ariel a la Mejor Actriz de 1982 a una de sus dos protagonistas, Beatriz Sheridan. La contraparte de la Sheridan era María Rojo, en un duelo actoral donde eran una señora de sociedad y su sirvienta que llegaban al final a intimar.

Su segundo y último trabajo como guionista fue en la cinta “Marea suave” (Juan Manuel González, 1992), protagonizada por los primeros actores Roberto Cañedo, Demián Bichir y Octavio Galindo.

Para finalizar la semana, el sábado 7 amanecimos con la noticia de la muerte a los 84 años de edad del cineasta argentino Fernando “Pino” Solanas en la ciudad de París, víctima del COVID. El maestro Solanas estaba todavía activo trabajando en la edición de su documental “Tras la deriva” luego de una larga trayectoria como director y productor de memorables trabajos de cine militante y transgresor inclusive en un entorno en el que arriesgaba no solo su integridad física sino también su vida al plasmar en su lente la realidad de las clases obreras en clásicos tanto del género de documental como de ficción entre los que se incluyen la compilación de cortos “Argentina, mayo de 1969: Los caminos de la liberación” (1969); “El exilio de Gardel; Tangos” (1985) y “Sur”, de 1988, entre otros más. Descansen en paz.