‘Love’, una comedia que cada vez se pone más seria
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‘Love’, una comedia que cada vez se pone más seria
Aunque parezca imposible, algunos días las opciones de nuevas series –buenas nuevas series– escasean, así que prefiero recomendar el retorno de alguna de mis favoritas. Hace unos días se estrenó en Netflix la tercera temporada de “Love”, comedia romántica más agridulce que humorística, pero que considero una de las mejores historias sobre relaciones modernas y sus complicaciones contadas en la pantalla chica.
En “Love”, Mickey (Gillian Jacobs) y Gus (Paul Rust) son dos treintañeros con problemas, quienes se encuentran y se enamoran. Mickey es alcohólica y adicta al sexo, mientras que Gus tiene serios arranques de ira. En las primeras dos temporadas los protagonistas se la pasan en un estira y afloja para poner en marcha la relación; en la tercera entrega, en cambio, deben lidiar con sus propios demonios mientras construyen algo juntos como pareja.
Lo que me parece atractivo de “Love”, es su manera de interpretar las relaciones. Lo hace de una forma extravagante y muchas veces divertida, pero con una naturalidad que sorprende. Pasa que quien se encuentre en sus casi treintas o después de éstos, pueda verse reflejado con mucho tino en esta universalidad.
Otro punto a su favor es la profundidad con la que aborda los problemas por los que ahora pasa la gente adulto-joven (de treintas a cuarentas). Se trata de hablar sobre relaciones, pero ligarlas también a la individualidad, e incluso, cómo influyen después en una pareja. Hablo de problemas para conseguir metas profesionales, líos entre roomates, conflictos con los amigos cuando los ritmos y estilos de vida se van distanciando.
La soltería a los treinta continúa siendo criticada por quienes se suben al barco sin retorno de la adultez más convencional: matrimonio, hijos, trabajo estable. Esto lo refleja “Love”, no como una especie de crítica, sino de camino natural de las cosas. En serio, es una serie que te permite reflexionar sobre pequeños detalles que van, poco a poco, esbozando una imagen más profunda de nosotros mismos y de cómo nos perciben quienes nos rodean.
Ya me puse demasiado filosófica. Es que “Love” posee esta curva de la introspección-emotividad-solución, aunque no la mantiene todo el tiempo. También puede ser predecible y algo simplona, pero siempre, eso sí, bastante entretenida.
Me encanta que en la tercera temporada conocemos por fin a los Cruikshank (la familia de Gus). Pasamos dos episodios con ellos en Dakota del Sur. Son capítulos geniales, sobre todo, porque tienen como invitados especiales a Ed Begley Jr. y Kathy Baker (quienes interpretan a los padres de Gus).
Judd Apatow, Lesley Arfin y Paul Rust han conseguido crear un proyecto de bajo perfil, pero muy significativo, divertido e interesante. Ojalá nos espere una cuarta entrega el año que viene.