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Los tres López
Deseo que el Presidente recupere su salud lo más pronto posible y me desmarco de la mezquindad que aflora en redes sociales y otros medios. Comparto, con serenidad y calma, las siguientes reflexiones.
Después de mucho observar las acciones y políticas que impulsa el presidente López Obrador, llego a la conclusión de que el personaje tiene tres personalidades, al menos en lo que se refiere a su actuación política, de manera particular en su actual posición como titular del Poder Ejecutivo federal. Percibo en sus procesos de razonamiento, reflexión y acción, una especie de triunvirato con pesos y contrapesos internos: López el conservador, López el priista de viejo cuño y López el socialdemócrata más o menos canteado hacia la izquierda nacionalista.
Al parecer, todas las decisiones del Presidente suelen atravesar ese triple filtro. Las decisiones no suelen ser necesariamente congruentes unas con otras, según dependan de una u otra de sus tres personalidades. Por ejemplo, un día puede predominar en lo económico el López conservador; otro día, salir adelante el López socialdemócrata; en otros temas puede imperar el López priista. El resultado final es de un pragmatismo asombroso, desconcertante, imprevisible.
Las decisiones tienen mucho que ver con sus filias y fobias. Su proceso de decisión refleja su formación original en el sistema pragmático y autoritario del PRI. Recordemos que para ese partido, la ideología era y es lo que menos cuenta, que los priistas siempre han sabido adaptarse a los tiempos, a las conveniencias y a la voluntad del “Preciso”. Aunque el método sea el mismo, en el caso del presidente López aplica pero con base en sus estados de ánimo. El Ejecutivo federal es amor puro o pura aversión, según se trate de determinado asunto, tema, grupo o persona.
Vayamos a los ejemplos. En lo económico suele actuar como el Presidente más conservador del mundo, cuando tratándose de medidas de austeridad en el gasto público, en plena pandemia, decide con estricto apego a la más extrema ortodoxia neoliberal. En momentos de crisis como los que ahora corren, hasta los capitalistas más recalcitrantes han renunciado a estas restricciones draconianas, López no. Quiero suponer que obedece a sus años de oposición a un PRI que se hacía llamar neoliberal, era altamente recaudador, despilfarrador y corrupto.
Luego vemos al López socialdemócrata que levanta su espada contra las empresas nacionales o extranjeras que invierten en México para desarrollar proyectos de gran envergadura. Muchas de ellas no son necesariamente trasnacionales. Invirtieron en el País bajo reglas de juego previamente establecidas y formalmente cumplieron con las normas establecidas, no obstante ello, los vemos apostar por dar reversa. El López nacionalista y socialdemócrata apuesta por la “soberanía energética”, regresa al monopolio estatal de la electricidad y el petróleo, demuestra su aversión a la innovación con su obra emblemática, la refinería de Dos Bocas, cuando el mundo entero va en sentido contrario.
Finalmente tenemos al López del viejo PRI, opaco y autoritario. “Hágase esto, hágase aquello”. Para él no existe ley o reglamento que valga, mucho menos organismo autónomo que cuente. “Se me ocurrió, y eso basta, yo mando y así debe ser”. Los expertos no lo son, su saber no pesa ni cuenta. Él es el experto en todo y para todo. Ese mismo López se deja ver en la política del garrote y la zanahoria con el sector empresarial y en su respuesta feroz contra las resistencias populares a sus megaproyectos.
El que se apega a sus deseos, es su amigo; el que se resiste es un enemigo que es preciso destruir. El caso Ancira es emblemático, la ley no importa, si regresa 200 millones de dólares, quedará libre, mientras la Fiscalía General de la República queda como figurón pintado. De un plumazo dio al traste con todo el derecho penal, civil y mercantil. Todo sometido a la voluntad presidencial.
En lo social aplica la misma trinidad. El AMLO conservador se opone al aborto, así Olga Sánchez Cordero y sus amigas hagan todos los corajes del mundo, en este asunto prevalece el AMLO evangélico, tan presente en América, de ahí su cercanía con Donald Trump.
Pero también se asoma el AMLO socialdemócrata nacionalista que ensalza a sus siervos de la nación, gasto público está por encima de la inversión. Da a entender que los médicos particulares no tienen prioridad para vacunarse, cuando el sistema de salud mexicano estaría colapsado si la carga de pacientes privados estuviera haciendo fila fuera del IMSS o del ISSSTE.
Finalmente tenemos al hombre del PRI, que dirige la política social hacia dónde y cómo quiere, las estadísticas, los análisis de política pública, los estudios serios que suelen utilizar todo tipo de gobiernos, son prescindibles para este López priista. El Presidente fuerte sabe lo que necesitamos, decide lo que es mejor para México basado en sus impresiones, recorridos y visitas. Presidente imperial.
Menudean los ejemplos de estos tres López. ¿Cuál de los tres hará más bien o menos mal a México?
@chuyramirezr
Jesús Ramírez Rangel
Regresando a las Fuentes