Los secretos del último vagón del metro de la Ciudad de México, la "cajita feliz" de la comunidad gay
Usted está aquí
Los secretos del último vagón del metro de la Ciudad de México, la "cajita feliz" de la comunidad gay
Como dijo uno de los pasajeros, "entre más apretados, mejor", y es que los secretos que guarda el último vagón del metro de la Ciudad de México están envueltos de miradas furtivas, códigos y señales que tienen el objetivo de encontrar una aventura sexual o al menos un roce que calme las ansias.
El último vagón de las distintas líneas del Metro de la capital mexicana se convirtió a través de los años en uno de los lugares buscados por la comunidad gay para encontrar aventuras. Después de las 22 horas, todo está permitido. Y aunque también es abordado por algunas mujeres –tradicionalmente acosadas en este sistema de transporte- desde el principio queda claro que los hombres buscan hombres.
Durante un recorrido nocturno en distintos trenes, Infobae constató cómo aunque el resto de los vagones vayan vacíos, un gran número de pasajeros masculinos hacen fila para subirse al último, en el que saben que la espera y los apretujones tienen su recompensa.
"En todas las líneas sucede, para la calentura (forma coloquial de llamarle al deseo) no existe línea en específico", expresó a Infobae uno de los asiduos a esta práctica que se conoce como "cruising en el metro" y que es difundida a través de redes sociales con videos o fotografías de hombres en las distintas estaciones.
"Los códigos van desde una mirada, ligeros roces, hasta agarrarse 'el paquete', esto es la clave más contundente del ligue –conquista-", explicó otro usuario, quien asegura que la mejor me son los horarios en los que hay más gente o por la noche, ya tarde, entre las 22 y las 24 horas.
Cuando alguien va parado y otra persona le hace la seña de que se siente al lado, es otra señal de que la noche fue exitosa.
Como dijo este usuario, el acercamiento puede darse de distintas formas y los mensajes también. Por ejemplo, el dejar preservativos a la vista, pegarse en la parte de atrás del vagón, donde se puede ver a caballeros mostrándose, generalmente con playeras o camisas apretadas al resto de los pasajeros. También es válido acariciar la pierna de quien va sentado al lado hasta ir más allá.
"La experiencia es de mucha adrenalina, el temor de ser visto o que el chavo que te estás ligando resulte no ser gay, aunque en el 90% de los casos sí son del club", manifestó otro usuario.