Los postres de Eloísa, un dulce éxito

Todo momento debe tener un final feliz, dulce. De esa tarea puede encargarse Elosia Cantú de Durón; te invitamos a conocer su trabajo. Estamos seguros que como a nosotros se te va hacer agua la boca.
Lo que pasa es que cualquier comida y evento tiene que tener un final feliz, un final rico, mis pasteles son ese toque”
Eloisa Cantú

Fotos: Luis Castrejón

Video: Omar Ibarra

 

 

Emprendedora, dulce, madre, esposa, repostera; con estas palabras podríamos describir a Eloisa Cantú de Durón, las cuales no serían suficientes para mostrar al mundo la dulce y deliciosa labor de esta mujer.

Quien comparte con Domingo 360 un poco de su vida, de su familia y el entusiasmo que la hizo triunfar con su negocio, con su pasión: la repostería.

 

En casa nace la magia

Eloísa Cantú, nació en Monterrey, aunque su origen es del bellísimo municipio de Cuatrociénegas, Coahuila; lugar donde pasó una infancia muy feliz, llena de libertad y aventuras.

Aventuras en las que se encuentran la repostería, junto a su abuela y madre, Eloisa comenzó a experimentar al crear junto a estas mujeres dulces de leche o postres familiares.

“La repostería es algo que siempre me ha gustado, desde niña siempre tuve la inquietud de hacer postres deliciosos para mis hijas, para mi familia. Lo salado me gusta, pero mi debilidad es lo dulce. Mi abuela hacía dulces de leche y nuez y yo siempre metía mi cuchara, le ayudaba a mi madre con los pasteles”, explicó Eloísa en las instalaciones de su pastelería, ubicada en el bulevar Moctezuma al norte de la ciudad.

Mientras platicamos con la repostera, los clientes no dejan de entrar al local, todos quieren pasar un momento dulce: un choco flan, tres leches vainilla, coffee cake, almendra con zarzamora, alfajores, pastel de pistache o locura de chocolate, todos quieren llevarse algún pastel de los Postres de Eloisa.

Según explicó, su abuela Lolita tenía una huerta donde se cosechaba nuez y frutas, con las que ella elaboraba los dulces de leche que mencionó. En aquellos años de infancia, ella jugaba a la tiendita junto con sus primas y vendía en la esquina de su casa la uva y la granada de la temporada; ¿quién imaginaría que esos juegos de niñas se convertirían en el preludio de un mundo de negocios?

“También siempre me ha gustado el mundo de los negocios, a los 12 años, en la secundaria me salió la inquietud de hacer negocio, y a las mamás de mis amigas les vendía pasteles”, dijo Durón, quien supo que la cocina es la mejor forma para unir familias.

Fotos: Luis Castrejón
Cuando la gente me dice que mi comida tiene un sabor especial y les encanta, me hace sentir orgullosa”
Eloisa Cantú

Mi mamá tiene la virtud de ser una excelente cocinera y todos los domingos hacía pasteles para apoyar a la acción católica, ayudándola, nació mi gusto por la cocina. A la par, aprendí la importancia y trascendencia que tiene la cocina para unir familias: su olor nos invitaba a la convivencia”.

Después de pasar una infancia llena de dulces momentos, Eloísa llega a Saltillo durante su adolescencia, entre la escuela y la casa, esta mujer sentía que la hacía falta algo más, tal vez, seguir desarrollando su faceta de comerciante.

“Provengo de una familia donde la cultura del trabajo ha incluido hombre y mujeres sin distinción, desde generaciones anteriores las mujeres formaban su propio negocio ya que no salían a trabajar fuera de casa”, he aquí cuando ese sentimiento y dedicación nació, la cual logró rendir frutos.

 Me gradué de la Licenciatura en Administración de Empresas, creo que la preparación constante nos fortalece, así que trato de estar actualizada por medio de cursos y diplomados porque siempre hay cosas nuevas que aprender. Ser comerciante está en mi sangre. De adolescente estudiaba y vendía muchas cosas: joyería, bolsas, ropa, y trabajé dando clases de inglés en varios colegios. Cuando me casé, mi marido tenía un negocio dedicado al transporte y para aprovechar los viajes que tenía a Puebla y otras partes de la República, pusimos una tienda de muebles y regalos”, comentó.

Como todo en la vida, el negocio tuvo sus altas y bajas, las cuales nunca, por ningún motivo provocarón la renuncia de Eloísa a sus proyectos. Pero si provocando varios cambios y giros inesperados, como el manejo por dos años de una pequeña fábrica de macetones y adornos de lamina oxidada en Monterrey.

“Como estaba en Nuevo León tenía que estar trasladome varias veces por semana, entonces decidí venderla por mi seguridad, por la de mis hijas y por el bebé que acababa de tener, esto me ayudó a pasar más tiempo en casa pero sin dejar de trabajar, ahí fue cuando empecé a hacer pasteles en casa”.

A sus tres hijas les encantaba probar las nuevas recetas de Eloisa, de alguna manera apoyaban los sueños de su madre. 

fotos: Luis Castrejón
A mi siempre me ha gustado el toque especial en cada pastel, a mis empleados les digo: hagan de cuenta que están haciendo un cuadro, tu eres un artista, tu pastel tiene que agradable a la gente, tiene que estar rico y bonito”
Eloisa Cantú

Me encantaba inventar recetas, sobre todo manteniendo calidad, si un buen producto y un buen pastel lo haces con gusto y calidad y que no pierda la receta casera, los sabores de casa, de la infancia, y que te recuerde un sabor especial, consigues un pastel delicioso”.

La casualidad, el apoyo de su familia y sus deliciosos pasteles fueron los que incitaron a Eloísa a animarse a comenzar con el negocio, que tal vez desde la infancia había soñado.

“La verdad el apoyo de mi marido siempre ha estado, me surgió que pedía pasteles y yo los hacía en mi casa, hacía uno diario o dos y los vendía desde el hogar, y llego el momento donde tuve que contratar gente y entonces no cabíamos en la casa, yo comencé esto en un inicio por pensar en trabajar desde casa, en estar tiempo con las niñas porque estaban pequeñas”, explicó.

Según explicó Eloísa, una tarde platicando con su marido, comentó que estaba decidida a poner un negocio: “prepárate el fin de semana, nos vamos a San Antonio a comprar un horno y lo que necesites para empezar el negocio”, le dijo el esposo; así empezó mi negocio.

Esta iniciativa surgió por un delicioso pay de plátano:

“En un evento que tuvimos, en el un amigo de nosotros, realice un pay de plátano, hace casi 12 años y el quedó encantado y sacamos una receta buena que creo que con eso empezó la pastalería. Al principio si les decía yo te lo regalo, pero la gente me comenzó a pedir más y más y surgió el negocio. Y para estar más con ellas en casa, pero realmente cuando decidí cambiarme y poner un local es porque estaba sobrepasando el espacio y trabajo en casa”. Dijo.

El negocio ha ido creciendo y Eloísa sigue cocinando y experimentando con sus pasteles con la misma pasión con la que una vez creo un pay de plátano, esto ha echo que su negocio se haya posicionado en la nuestra ciudad.

“Tenemos mucha variedad, manejo mucho la fruta porque me encanta que no sean tan duces, que te puedas comer una rebanada completa y que no te empalague y también con menos azúcar y con productos 100% natural, que no sean grasas saturadas, ni grasas trans, que sea lo más casero posible y que no sean cosas que afecte la salud de una persona. Tenemos casi 40 tipos distintos de pasteles, para todos los gustos”, explicó la repostera.