Los pobres tampoco comen TLCAN, Secretario Guajardo

Usted está aquí

Los pobres tampoco comen TLCAN, Secretario Guajardo

“Los pobres no comen gasolina, comen tortillas, pollo, leche” fueron las palabras que utilizó Ildefonso Guajardo, durante su comparecencia en el Senado, como parte de la glosa del 6° Informe de Gobierno. 

El mismo Secretario —que ha sido aplaudido junto con su equipo negociador por la paciencia y habilidades mostradas durante el proceso de renegociación del TLCAN— no supo contenerse y no le dio la cordura ante los cuestionamientos de los senadores, por las alzas en los precios de las gasolinas.

Estas lamentables palabras del funcionario federal, se dieron dentro de las respuestas en las que Guajardo comparaba los aumentos en los precios de las tortillas, el pollo y el huevo durante el sexenio anterior contra los que se dieron en la actual administración, enfatizando que los incrementos durante el Gobierno de Peña Nieto fueron considerablemente más bajos que los registrados en la gestión de Felipe Calderón.

No pudo evitar también, el presumir los quince peldaños que México escaló en el Reporte Global de Competitividad del Foro Económico Mundial, en estos seis años de gobierno, al pasar de la posición 66 al lugar 51 dentro del ranking global.

Si el argumento utilizado por el Secretario de Economía fuera cierto en estricto sentido, entonces para que presumir a los cuatro vientos la culminación de las renegociaciones trilaterales del TLCAN. Los pobres en todo caso no comen TLCAN, ni reglas de origen, ni mucho menos partes automotrices.

Un acuerdo comercial que por cierto deja mucho que desear. 
Cedimos en las reglas de origen, renunciamos a recibir más inversión extranjera al aceptar la cláusula relativa a los niveles salariales para poder accesar a los beneficios de las reglas de origen. Esto, más las sorpresitas que vayan saliendo más delante conforme vaya fluyendo con más claridad el contenido acordado.

¿Qué necesidad de enfrascarse en comparaciones odiosas? Si bien es cierto es muy loable los avances en competitividad, estos fueron gracias a la aprobación de las reformas estructurales que dotaron al país de gran atractivo para la atracción de inversión. Reformas que tuvieron el respaldo del partido al cual critica su desempeño en materia económica y al cual nunca se le apoyó en su momento cuando trataron de impulsar en su tiempo estos grandes cambios. 

¿Qué necesidad de atacar con esas comparaciones a administraciones anteriores? Únicamente lo que hace es exhibir una evidente ausencia de estrategia de comunicación en materia económica durante todo el sexenio. 

Agazapados ante el caudal de críticas por su gestión y un discurso monolítico apoyado en las reformas estructurales, fueron incapaces de sacar provecho para explotar en todo su esplendor las demoledoras cifras en materia de empleo, consumo privado, exportaciones y balanza de pagos en las cuales el País está sumamente bien posicionado. Nunca existió una estrategia clara de comunicación ante la sociedad, explicando la salud de muchas variables económicas y sus beneficios.

En lugar de eso la apuesta es a la comparación y echar tierra a la administración anterior. A esa que le dejo servida la mesa, con la aprobación de la reforma laboral durante el último tramo de su gestión. A esas administraciones que bien hicieron en continuar y profundizar la disciplina monetaria y fiscal iniciada a fines de los noventas.

Si el Secretario desea echar culpas, que las busque en otra parte. En la futura administración por ejemplo. Que levante la voz y con el respaldo y autoridad moral que le dan un acuerdo comercial “supuestamente bien negociado” con EU y Canadá, cuestione los dichos del Presidente Electo en el sentido de que durante su administración los aumentos salariales serán siempre mayores a la inflación. Esos dichos realmente si abonan a poner en peligro el control de inflación que hemos logrado. Y ni qué decir del continuo acoso al Banco de México. 

Pero no. Eso si no es conveniente políticamente.

El autor es Economista y Catedrático de
la Facultad de Economía de la
Universidad Autónoma de Coahuila