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Los milenios más enfermos
La mayoría de las personas tiene una creencia firme: la población de la tercera edad presenta más problemas de salud física y mental. Sin embargo, un estudio reciente realizado por Harris Poll muestra que el 44 por ciento de los milenios nacidos entre 1985 y 1993 presentan al menos un trastorno de salud crónica. En otro estudio realizado por Blue Cross Blue Shield (BCBS) confirma la misma preocupación del aumento de condiciones de salud crónica entre los jóvenes milenios.
Los estudios manifiestan su preocupación con los jóvenes entre los 28 y 36 años asegurando que presentan al menos un trastorno de salud mental como: Depresión; alcoholismo; estrés e hipertensión; hiperactividad; estados emocionales inestables como paranoia, personalidad disociativa, histeria, tics, identidad difusa, disfunciones sexuales, baja autoestima, bipolaridad u otros; colesterol alto; dispersión o déficit de atención; diabetes tipo 2.
En un estudio más reciente de BCBS del 2019 notifica que se disparó la depresión un 12 por ciento y el consumo de alcohol un 7 por ciento entre 2017 y 2018. La pandemia empeoró sus estados emocionales en un 92 por ciento de esta población: Aumentó un 34 por ciento el consumo de alcohol; incrementó un 20 por ciento el tabaquismo; creció un 17 por ciento el uso de “vapes” o cigarrillos electrónicos; aumentó un 16 por ciento el uso de sustancias ilegales y drogas no prescritas como la mariguana o el temazepam.
¿Qué sucede dentro de nuestro cerebro? Hay una lucha feroz entre el lóbulo frontal del cerebro (cuyas funciones son la concentración, toma de decisiones, control de impulsos y jerarquía) con tu amígdala (el área emocional del cerebro que se activa en situaciones de estrés o miedo) y tu ganglio basal (donde se conecta los hábitos, pensamientos y acciones). Cuando la corteza frontal está saludable y fuerte, ayuda elegir bien las metas y actuar con hábitos saludables y positivos para nuestra vida. En cambio, si está débil los impulsos y caprichos inmediatos gobernarán el cerebro causando malos hábitos y malas decisiones.
La pandemia que ha potencializado situaciones de inseguridad, estrés, ansiedad e incertidumbre en cerebros frágiles en su lóbulo frontal incrementa el riesgo de enfrentarlos con adicciones como el alcohol, “vaping” o drogas. Pero cómo podemos fortalecer nuestra corteza frontal o inteligencia ejecutiva. El estilo parental permisivo y la sobreprotección no es lo mejor para nuestros hijos. Ellos deben enfrentar adversidades, fracasos y carencias para que sean capaces de salir adelante por ellos mismos y no gracias a sus papás. Padres que siempre solucionan o evitan que sus hijos vivan contratiempos no tendrán las habilidades y actitudes para valerse por ellos mismos ante el más pequeño conflicto. Muchos de los padres “Baby Boomers” (nacidos entre 1950 y 1970) hemos educado una generación de milenios frágiles y quebradizos por un exceso de proteccionismo hacia ellos. En nuestro libro “Padres Duros para Tiempos Duros” advertimos de la importancia de educar con carencias, disciplina y fracasos para formar hijos resilientes y capaces de levantarse ante cualquier caída en sus vidas. Pero muchos de nosotros hemos fracasado produciendo una generación de muchachos milenios enfermiza y propensos a la depresión, apatía, adicciones y no luchar para salir adelante ante cualquier revés.