Los maestros estamos enojados con la FIL

Usted está aquí

Los maestros estamos enojados con la FIL

La Feria del Libro en Monterrey cobra 200 pesos la entrada por persona y 500 a cada escritor que presente su libro

Cobrar esta cantidad a un evento que durante 24 años fue gratuito, aleja a la gente de la cultura.

Esto me remonta al porfiriato, cuando se pretendía que la gente permaneciera analfabeta para que la corrupción, el imperialismo y el abuso del poder siguieran gobernando.

Mantener alejada a la gente de la cultura es quitarle la posibilidad de la educación.

Y una sociedad que desea mantener a un pueblo sin educación y sin cultura está destinada al fracaso.

La FIL, ha quedado de manifiesto, es y será a partir de hoy un evento elitista.

Una enfermedad me ha alejado momentáneamente de dar clases, pero habiéndoles advertido a mis chicos que los iba a llevar en octubre a la FIL y conociendo sus inquietudes, hoy les preguntaría en clase:

A ver, chicos, ¿vamos a la FIL o qué podemos comprar con 350 pesos que incluye un libro de precio regular y la dichosa entrada a la FIL?

Seguro que uno me diría: Pues con 350 pesos... Déjeme ver... ¡Ah, sí! ¡Alcanza para que entremos 12 personas al cine de los miércoles!... ¡No, pues mejor compramos unas 'guamas', teacher!, me diría otro por ahí...

¿Quién de mis alumnos puede o desea pagar 200 pesos la entrada?

¿Creen que yo voy a pagar 1 mil pesos por entrar a la FIL con mis hijos y mi esposo?

Muy mal de verdad, muy mal....

Supuestamente este costo de entrada fue únicamente para el 17 de octubre, el día del Bibliófilo, y precisamente, para todos aquellos amantes o adictos a la lectura, paguen, como castigo, por tener el extraordinario y maravilloso hábito de la lectura.

Entonces, para los apasionados a la lectura, a los libros, a sus páginas, a su olor, ahora debemos desembolsar 200 pesos para entrar a comprar libros, o a verlos, o a olerlos, o a tenerlos.

Aparentemente, los días que restan de la semana de la FIL cobrarán 20 pesos la entrada, cosa que tampoco sucedió durante 23 años en Monterrey.

Al igual que mis alumnos, a quienes acostumbraba yo a llevar cada años para culturizarlos, para convencerlos de la pasión de tener un libro en tus manos y disfrutar una lectura, hoy estoy en desacuerdo.

A través de esta columna donde me permite el periódico Vanguardia expresar mis ideas y mi sentir, hago un reclamo severo a las autoridades del ITESM y a los organizadores de la FIL.

¿Por qué trabajar para el ITESM los vuelve tan insensibles?

Yo soy egresada del Tecnológico de Monterrey, estuve ahí estudiando durante 5 años de mi vida Historia Universal, Literatura e Historia del Arte. Amo mi segunda Alma Mater y estoy orgullosa de pertenecer a la comunidad ITESM.

Pero yo estudié becada, de otra manera no habría podido ingresar a esta prestigiada universidad a estudiar.

Sin embargo, alzo la voz y hago un reclamo en todas sus letras a mi Universidad por esta decisión que aleja a la gente de la cultura.

No son los únicos que pueden organizar una Feria del Libro, ya lo ha hecho la Dirección de Publicaciones de la UANL cuando estuvo a cargo de Pepe Garza.

También el Municipio de Monterrey lo hizo en su Museo Metropolitano, cuando Elvira Lozano lo dirigía.

Me opongo rotundamente  a llevar a mis alumnos a un evento elitista.

Tampoco llevaré a mis hijos este año a la FIL.

Pero quiero dejar en claro, ¡podemos comprar libros donde sea!

Mi familia y yo lo hemos hecho durante todos estos años y toda mi vida he comprado libros en las pocas librerías que tiene Monterrey; también lo he hecho en la Ciudad de México, en sus librerías, en la calle, afuera del metro, dentro de metro, en la librería de la Septién, mi primera Alma Mater donde estudié periodismo.

No iré este año a la FIL y conmino a los escritores a hacer una enérgica protesta por cobrar la presentación de sus obras.

Mis alumnos y yo estamos enojados. Mis hijos y yo estamos enojados. Yo estoy enojada.

La injusticia me molesta y más cuando se atenta contra uno de los Derechos Universales que es que todo ser humano tenga acceso a la Educación y a la Cultura de los pueblos.

Yo les dejo, y sólo podrán verlo en mi cuenta de Facebook, mi protesta gráfica sobre mi molestia y la que sería, con toda seguridad, lo puedo apostar, la opinión también gráfica de todos mis alumnos que he tenido durante unos 20 años que tengo de dar clases.

No sólo hay chicos Milenials, también habemos maestros Milenials que no podemos separar la Cultura y el Arte de los nuevos avances tecnológicos de la comunicación.

Muy mal, FIL, muy pero requetemal.