Los Leza Bernal, hombres de mar
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Los Leza Bernal, hombres de mar
Para los que somos de tierra adentro, que nacimos y crecimos alejados de las costas de ríos y mares, nos basta leer la “Canción del Albatros” de Máximo Gorki para tener una idea de la avasalladora grandeza del mar, más extenso que la tierra firme; océanos que provocan esa indescriptible sensación de libertad, de reto y desafío, de exploración y conquista, de aventura y pasión. Por eso mismo Baudelaire nos dice categórico en uno de sus versos: “Hombre libre, siempre amarás el mar…”, y así son los tres hermanos Leza Bernal, saltillenses libres enamorados del mar.
¿Y cómo es que estos coahuiltecos del desierto se han convertido en avezados marinos, capitanes de altura de la Marina Mercante Mexicana?
Se trata de los hermanos Miguel Ángel, Venancio y Luis Ángel Leza Bernal, hijos del matrimonio formado por el contador José Ángel Leza Mendoza y doña María de los Ángeles Bernal Gómez, quienes inculcaron en sus hijos la disciplina del trabajo, el apego al estudio y, sobre todo, que les han heredado de sus antepasados la vocación marina tan inusual en esta región del macizo continental.
Y no debe extrañarnos que los Leza Bernal sean unos experimentados navegantes pues la tradición familiar dice que son descendientes de Vasco Gómez Gallego, mismo que acompañó a Magallanes por la Tierra del Fuego y en el descubrimiento del estrecho que lleva el nombre del gran marino portugués.
Dice Octavio Paz que la sed del mar es una sed sin fin. No nos extrañe pues que la vocación marina trascienda a través de las generaciones, como ha sucedido con los Leza Bernal, que hoy se desempeñan al servicio de la Marina Mercante de México.
Y bien pudieron los Leza seguir la carrera de los “hombres tierra” ligados a la agronomía, lejos del mar. Pero su vena marina los llevó a cursar la carrera naval en la Escuela Náutica Mercante de Veracruz, fundada en 1919 gracias a don Venustiano Carranza, que dio su apoyo al capitán Fernando Siliceo y Torres para fundar esa escuela tan necesaria para la Marina Mercante Nacional.
Desgraciadamente en nuestro país existe una escasa vocación marítima a pesar de nuestros enormes litorales. Otras naciones forjaron su grandeza gracias al colonialismo derivado de la conquista del mar. Es el caso de Inglaterra, cuya condición insular obligó a los ingleses a la navegación. Por eso no debe extrañarnos su salida de la Unión Europea, la cual, resulta más que congruente con lo dicho por Winston Churchill hace muchos años con respecto a su relación con el mar: “Entre Europa y los océanos, siempre eligiéremos los océanos”.
Los griegos decían que había tres clases de hombres: los vivos, los muertos y los que se van al mar. De veras que nos admira que los Leza Bernal hayan escogido los océanos como vocación de vida, una profesión que los ha llevado a navegar alrededor del mundo, llevando siempre con ellos el sarape de Saltillo y, por eso mismo, es que hoy saludamos a estos esforzados marinos saltillenses con esta porra de su alma mater: “¡Del timón la propela, con un ancla por delante, a ganar vino su escuela de la Náutica Mercante!”.