Los inversionistas tiemblan

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Los inversionistas tiemblan

No ha sido suficiente malo lo que ha significado económicamente para México la aparición del Brexit que representa la salida del Reino Unido de la Unión Europea, ahora lo que le espera a nuestro país es algo peor: El impacto del resultado de los próximos comicios en los Estados Unidos que puede afectar más la deteriorada economía mexicana.

David Cameron, Primer Ministro del Reino Unido dimitió de su cargo luego de haber cumplido el 23 de junio con el referendo que ofreció si ganaba las elecciones parlamentarias de 2015 para decidir si seguir o no en la Unión Europea que desde 1993 se creó a partir de la ya existente Comunidad Económica Europea.

Este político por lo menos tiene palabra y aunque los parlamentarios podrían bloquear los resultados del referendo, Cameron prefirió renunciar antes que desgastarse. En México los políticos entre más desgastados estén ante la opinión pública, más se aferran al poder.

La Unión Europea permite el tráfico libre movimiento de bienes y personas como si los 28 países miembros antes del Brexit fueran una sola nación y la moneda común es el euro, salvo la moneda del Reino Unido que es la libra esterlina. Esto significa que ya estaba latente el espíritu separatista que finalmente emergió con las consecuencias ya comentadas.

Otra situación que ocurrió ese 23 de junio fue la presencia de la democracia participativa porque votó en esta decisión el 72  por ciento de padrón de los ciudadanos. Igualita a la democracia que practicamos en México.

El lunes 27 de junio Alan Storga, CEO de Zemi Communications ofreció en Monterrey una charla que tituló “Perspectivas políticas de Estados Unidos”, en un foro que organizó una casa de bolsa en el que también participaron León Krauze, Carlos Puig y Jesús Silva-Herzog. El público estaba integrado en su mayoría por inversionistas.

Presentaron a Storga como conferencista, escritor, experto en geopolítica, comunicación y relaciones públicas. Su conferencia fue gráfica y hasta mostró caricaturas que es un recurso recurrente de los conferencistas estadounidenses para provocar risa en temas serios. 

La relación entre México y Estados Unidos ha sido de amor-odio, la historia lo consigna. Pero más allá de esa relación es evidente nuestra dependencia con el vecino país cruzando el Río Bravo. Baste señalar que del 2012 al 2015 más de 38 por ciento de la inversión extranjera provino de los Estados Unidos sin olvidar los millones de dólares en remesas provenientes de connacionales que trabajan y sobreviven en aquel país. 

Es una relación a la que hay que poner mucha atención porque en unos meses más se desarrollará una elección inédita entre un hombre con perfil de estrella artística con todo y su bisoñé rubio, y una mujer de comportamiento predecible que fue capaz de perdonar el affaire de su esposo con una estudiante que se hizo popular por esta experiencia.

Los datos compartidos por el conferencista Alan Storga fueron que el 54 por ciento de los estadounidenses tiene la percepción que es peor la situación financiera actual comparada con la de su época de juventud. Ellos le apostarían a un candidato de perfil alternativo.

Donald Trump ha prometido fortalecer la identidad estadounidense con la frase de “Hay que hacer a Estados Unidos grande otra vez”, además en su lenguaje habla de grandeza, belleza y de ganadores. Argumenta que irá contra el sistema de corrupción imperante, (a Hillary la llama la más corrupta), se comporta como una celebridad y los estadounidenses aman a las celebridades.

La demócrata Hillary Clinton, con achaques y 68 años, evidentemente es una persona con mayor preparación académica que su contrincante, el patético candidato republicano de setenta años. Hillary tiene una ligera ventaja de siete puntos porcentuales sobre Trump en este momento, pero da la impresión de que basa su campaña en su condición de mujer.

Los inversionistas mexicanos parecen temblar ante la posibilidad que Donald Trump gane las elecciones. Sus razones tendrán. Lo cierto es que aún hay un segmento de gente blanca con poca educación que podría inclinar la balanza a favor de cualquiera de los contendientes. La ignorancia es atrevida y si es así, tendremos como ganador a ese organizador de certámenes de belleza.