Los indignados españoles

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Los indignados españoles

Todo comenzó cuando un grupo aproximado de 40 españoles decidieron acampar en la Puerta del Sol, en el corazón mismo de Madrid, para iniciar una importante cadena de protestas pacíficas derivadas de la aberrante cantidad de desempleados sepultados en la impotencia económica que estimulaban la desesperación social. 

Uno de los objetivos colaterales para poder superar la crisis, consistió en la idea de construir civilizadamente una democracia más participativa apartada del tradicional bipartidismo integrado por el PSOE y el PP. Dicho movimiento identificado como el de “los indignados”, intentaba también disminuir o hasta acabar con el dominio de los bancos que estrangulaban a la sociedad con intereses impagables, cuando aquellos no remataban las propiedades de los ciudadanos al mejor postor. Por otro lado, se trataba también de conquistar una auténtica división de poderes dentro de la monarquía constitucional en el contexto de un giro radical hacia la izquierda social. 

“No somos marionetas en manos de políticos y banqueros” o “Democracia real ¡YA! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”. (Aquí, en México, sí que somos mercancía: basta con retirar dinero de un cajero automático para comprobar hasta qué punto somos víctimas de los abusos de los banqueros y eso que el Senado dice ver por nosotros, los doloridos cuentahabientes… Ja…)

Si resulta imposible olvidar cuando el 29 de septiembre de 2010 se convocó a una huelga general en contra de la reforma laboral y contra el sistema público de pensiones, anunciado en aquellos años por el presidente Rodríguez Zapatero, más difícil resulta aún dejar en el tintero el ya histórico panfleto ¡Indignaos! de Stephane Hessel, uno de los redactores de la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, quien propuso “un alzamiento en contra de la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica”, una genialidad. 

Hessel continúa: “Convoquemos una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no propongan como horizonte para nuestra juventud otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos contra todos”.

Los medios de difusión tradicionales no contaron. Las redes, sí, aquí van unas pruebas: @democraciareal, @acampadasol, @Acampadabcn, @BarcelonaRealYA, @drynternational, @iaioflautas, @DRYmadrid, @takethesquare, @acampadabcn_int, @12M15M, @15MayoValencia, @OccupyWallStNYC, @juventudsin, @DRYburgos, @DRYmalaga, @AcampadaLH, @X_net_, @asamcarabanchel… Ëstas lograron el cambio… Preguntarle a Obama…

Los indignados españoles no tomaron calles ni casetas de peaje ni carreteras ni incendiaron sucursales bancarias ni secuestraron autobuses, pero sí se organizaron para ganar asientos en el Congreso español, al extremo de que “Podemos” y “Ciudadanos”, dos nuevas fuerzas políticas integradas en buena parte por los propios ”Indignados” conquistaron 69 escaños y 40, respectivamente, de los 350 existentes: una proeza política y ciudadana que va a cambiar el destino de la España democrática en nuestros días.

Si los mexicanos estamos hartos de la corrupción de los gobiernos, de los partidos políticos y de los congresos, ¿por qué no iniciamos civilizadamente un proceso similar al español para que en el 18 los verdaderos mexicanos dignos y honorables tomemos el Congreso de la Unión para cambiar también el destino de México? ¡Adiós para siempre al México Bronco…!