Los incendios, reflejo de nuestra realidad

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Los incendios, reflejo de nuestra realidad

En reconocimiento a los brigadistas que están en la línea de fuego

Los incendios forestales son difíciles de predecir, por lo que se requiere contar con medidas de prevención y de combate a los mismos. Existen programas y ordenamientos al respecto en los diferentes niveles de gobierno; que se cumplan es otro asunto, pues de poco o nada sirven las buenas intenciones si no se dispone de los recursos para combatirlos.

Por ejemplo, la Secretaría del Medio Ambiente de Coahuila, cuenta con un Programa de Incendios Forestales, cuyo inciso 3 de sus objetivos particulares, establece que se habrán de “utilizar las tecnologías innovadoras” para prevenir y enfrentar estos siniestros. ¿A qué tecnologías se refieren? Lo que se sabe es que lo último en la materia son los drones. ¿A cuántas cuadras del desfile estamos? 

El apartado 4 del citado programa en su indicador 9 se refiere al “Índice de tiempo de respuesta en la atención de incendios forestales.” El documento no cuantifica dicho indicador, sin embargo, los habitantes de la comunidad de San Rafael declararon a la prensa y cito textualmente: “Se les habló a tiempo, pero las autoridades llegaron tarde, como a las cuatro o cinco, y reportamos desde antes de la una.” (“Vanguardia”, 18 de marzo de 2021.) Como referencia, se tienen tiempos de respuesta de 20 minutos, cuando hay organización, equipo y recursos. 

A nivel federal por capricho presidencial, se eliminó el FONDEN, se recortó el presupuesto de la CONAFOR, y se extinguieron los fideicomisos de Ciencia y Tecnología, por lo visto nos está saliendo muy cara la austeridad republicana, pero a nivel estatal también tenemos un enorme retroceso en el cuidado del medio ambiente, pues en 2011 el organismo encargado contó con un presupuesto cercano a los 324 millones de pesos, que para este año se había desplomado a 51 millones de pesos.

Por lo que respecta a Ciencia y Tecnología, la cantidad asignada al Conejo Estatal fue de 18.5 millones de pesos en 2011, que para este año se habían reducido a 10.1 millones. En medio de esta sequía presupuestal, lo que ayuda al COECYT son las multas que pagan los partidos políticos, y en este año podría haber algo de dinero. 

En el caso de Coahuila, ante la descomunal carga de la deuda que nos heredó el “Gobierno de la Gente”, que debiera ser el de los banqueros, son relegadas dependencias como la Secretaría del Medio Ambiente y el COECYT. En el primer caso, algunos efectos se manifiestan a corto plazo, como sucede con esta contingencia, mientras que en el segundo, son de mediano y largo plazo, pero no por eso menos importantes, pues necesitamos nuevas tecnologías para solucionar los problemas.

El reto para los diputados locales, en especial para su líder Eduardo Olmos y para la diputada Mayra Valdés, titular de la Comisión de Ciencia y Tecnología, es el de idear la forma de asignar más recursos al cuidado del medio ambiente y a la ciencia, lo que no parece sencillo, dada la precaria situación de las finanzas estatales, donde al estirar la cobija arropas en un lado pero descubres en otro.  

Y mientras las llamas siguen consumiendo nuestros bosques, situación que nos duele a coahuilenses y a los habitantes de la región sureste, a dos meses de los comicios se aceita la maquinaria electoral, y así, AMLO disminuye la edad de 68 a 65 años para que los adultos mayores puedan recibir los apoyos, y en Coahuila y a ritmo de cumbia, entra en escena “la mera mera” repartiendo dinero.  

Lo que se salva en esta tragedia ecológica son los brigadistas, quienes han venido combatiendo el fuego a riesgo de sus vidas. En esta ocasión han sido los incendios los que nos han mostrado el rostro descarnado de nuestra realidad, que consiste en estar sometidos a dos yugos: el del gobierno de AMLO y el de la tiranía de la deuda que recibimos de herencia.

Podrá ocurrir otra contingencia: de salud, económica, de seguridad, la que sea, y la constante será la impotencia de los gobernantes para solucionarlas, pues simplemente no hay dinero. Visto lo anterior, surgen las preguntas. ¿Cómo gobernar con tales limitaciones? ¿Cuál es el papel de las autoridades que nos gobiernan, si no cuentan con los recursos presupuestales requeridos? Por ahora, hay que olvidarnos de los grandes proyectos de inversión. 

Hoy son nuestros bosques, y ¿el día de mañana? Lo cierto es que las llamas de los incendios alumbran nuestra realidad, que es muy diferente a la de los discursos oficiales.

MARIO DÁVILA FLORES
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