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Los huesos de Cervantes: ¿Historia o publicidad?
"Yace aquí Miguel de Cervantes Saavedra 1547-1616". El sepulcro del autor de "El Quijote" se encuentra en el Convento de las Trinitarias, en pleno Barrio de Las Letras, uno de los más emblemáticos Madrid. La calle por la que se accede es estrecha y empedrada. Ironías de la vida, lleva el nombre de Lope de Vega, otro de los grandes autores de las letras españolas.
"El tiempo es breve, las ansias crecen, las esperanzas menguan y, con todo esto, llevo la vida sobre el deseo que tengo de vivir". Sobre la placa de piedra, adosada al muro del templo, se leen también estos versos de "Los trabajos de Persiles y Sigismunda".
Puntuales, media hora antes de misa, las monjas trinitarias abren a diario al público las puertas de la iglesia de San Ildefonso, situada dentro del convento, que fue fundado en 1612 y está catalogado como bien de interés cultural de la ciudad.
"Antes, la gente venía a ver la iglesia en la que estaba enterrado Cervantes; ahora viene a ver la tumba de Cervantes", explica a dpa una de las religiosas, que lejos de sentirse incómodas con las visitas, las reciben con gran amabilidad.
La localización de los que se supone que son los huesos de Cervantes llegó a tiempo para el cuarto centenario de la muerte del escritor. La búsqueda había empezado en 2014, en marzo de 2015 se dieron por hallados y el 11 de junio de ese año se celebró un solemne sepelio en medio de gran expectación.
"¡Don Miguel, misión cumplida!", clamó la entonces alcaldesa de Madrid, Ana Botella, en el Convento de las Trinitarias. Cervantes era sepultado por tercera vez desde su muerte en 1616. O no. Porque los arqueólogos y demás expertos que trabajaron en la localización de sus restos carecen de certeza absoluta de que así sea.
"No podemos confirmar que los huesos sean los de Cervantes", había admitido el reconocido antropólogo forense Francisco Etxeberría, que dirigió el grupo de expertos que buscó al escritor. No obstante, "todos los miembros del equipo estamos convencidos de que tenemos fragmentos de los restos de Cervantes", dijo.
Los huesos que se cree de Cervantes, más que fragmentos son esquirlas. Fueron encontrados en una fosa junto a los restos de otros 16 cuerpos. No se pudieron hacer pruebas de ADN para cotejarlas porque los restos del único pariente del escritor del que se tiene constancia, su hermana, una monja carmelita, están enterrados entre cientos de huesos de religiosas en un osario de Alcalá de Henares, la localidad en la que nació el escritor.
En resumen: hay evidencias documentales y arqueológicas, pero no genéticas sobre la presencia de Cervantes en el Convento de las Trinitarias. La búsqueda de los restos del autor condujo al punto de partida: todo apunta a que allí descansa, aunque no hay evidencia científica de ello. Pero allí está la placa.
"Esto de los huesos ha sido un invento del Partido Popular", en palabras del filólogo y miembro de la Real Academia de la Lengua Española (RAE) Francisco Rico, uno de los mayores conocedores de "El Quijote". La búsqueda de Cervantes costó a las arcas municipales 114.000 euros.
Botella, la mujer del ex presidente del Gobierno José María Aznar, se puso la medalla del hallazgo del escritor justo antes de salir de la alcaldía. Pero los intelectuales quedaron divididos entre el significado del descubrimiento de los huesos del autor.
"Hay que hacer justicia con la persona, no con sus restos", defiende el Premio Cervantes José Manuel Caballero Bonald.
Cuando el mayor autor de las letras españolas murió en 1616, fue enterrado en el Convento de las Trinitarias siguiendo su deseo. El lugar está a pocos metros de la que fue su casa, en la calle León, y allí descansaba su mujer, Catalina de Salazar.
Los sepultaron en la iglesia de San Ildefonso, pero años después, los restos del escritor, su esposa y todos los que allí habían sido enterrados fueron trasladados a otro lugar del convento. ¿Dónde? No se sabía a ciencia cierta. Las obras que a lo largo del tiempo se habían hecho en el convento contribuyeron a la pérdida de la pista.
Cuando los expertos comenzaron a buscar a Cervantes, lo primero que hicieron fue explorar más de 30 nichos hallados en la pared de la cripta. Sin rastro del autor de "El Quijote", pasaron al subsuelo, que fue donde finalmente se encontraron los restos de 17 cuerpos.