Los Golden State Warriors funcionan tan bien que no necesitan ni entrenador. Con Steve Kerr lejos del banquillo quizás hasta febrero por un problema en la espalda, el equipo de la bahía de San Francisco ya es el campeón de la NBA con el mejor inicio de la historia y muchos piensan que batirá el récord de triunfos en una temporada, establecido por los Chicago Bulls de 1996.

"Tenemos esta confianza tranquila que nos hace sentir que no vamos a perder pronto. Podemos ser incluso mejores", dijo Stephen Curry tras la victoria del domingo ante Denver Nuggets que hace que los Warriors comiencen la temporada con un 15-0 perfecto, por lo que igualan el mejor arranque de la historia.

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Mañana, en casa y ante Los Angeles Lakers, podría llegar el décimo sexto triunfo y la mejor marca en solitario. "Sería un hito. Demuestra lo especial que puede ser este equipo", dijo Klay Thompson, que junto a Curry forma quizás el mejor 1-2 de la NBA.

Coincide con él el mítico Pat Riley, actual presidente de Miami Heat y entrenador de los Lakers del "showtime" de los años 80. "(Los Warriors) Están en el comienzo de algo que puede ser una dinastía", afirmó el domingo. "Todos sus jugadores clave, todos, son jóvenes y con mucho talento", agregó Riley, que sabe lo que requiere un equipo campeón porque él ganó nueve anillos.

Esta campaña se cumple de momento lo que se temía la pasada: que Curry, Thompson, Harrison Barnes, Draymond Green sólo pueden mejorar dentro de un equipo coral que aplasta al rival con un baloncesto vertiginoso y una continua ráfaga de triples.

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Aunque todo podría acabar por culpa de una lesión o un bache de juego, hay muchos que piensan que el campeón podría superar incluso el récord de 33 triunfos consecutivos de Los Angeles Lakers en 1971-72.

Pero podrían incluso ir más allá. Los Warriors fueron la temporada pasada el mejor equipo de la NBA con un balance de 67 victorias y 15 derrotas, la segunda mejor marca de la historia. Sólo la supera el 72-10 de los Chicago Bulls de Michael Jordan en 1995-96. Aquel equipo, en el que estaba Kerr, perdió dos de sus 12 primeros encuentros.

Dennis Rodman, integrante de aquellos Bulls, restó importancia a la marca de los Warriors. "Si jugáramos ahora, haríamos lo mismo. Quizás acabaríamos invictos", dijo la pasada semana en una entrevista de radio, en la que defendió que la NBA de entonces era más compleja, pese a la dura competencia que enfrentan los Warriors en el Oeste.

Parece posible que Golden State llegue a los 73 triunfos porque el inicio de la temporada pasada, la primera del novato Kerr como entrenador, fue de aprendizaje y de acomodarse a un sistema que ahora está ya perfectamente engrasado y que no requiere ni que el técnico principal esté en la banda dando instrucciones.

El joven Luke Walton, sin experiencia como entrenador, ha asumido el papel de director de la orquesta y puede presumir de no saber lo que es perder un partido de la NBA.