Los Gatitos

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Los Gatitos

Esmirna Barrera

Por: SANDRA VANESSA

Los gatitos callan.

El amor es el ronroneo felino,

el más cariñoso,

el más improbable.

 

Los gatitos nos buscan,

Nosotros, los que abandonamos.

Ellos no nos cambian,

no se olvidan.

 

Su corazón les dice que nunca

nos volveremos a encontrar,

me mordisquean

y te buscan.

 

Los gatitos andan como locos

porque están solos, solos,

echados y acicalándose a cada rato,

maullando porque no nos salvan.

 

Les preocupa nuestro amor. 

Los gatitos duermen de día,

no pueden hacer más,

no saben.

 

Quisieran estarse yendo,

siempre, hacia alguna parte.

Nos esperan,

no esperan nada, pero nos esperan.

 

Temen que nunca

nos hemos de reencontrar.

Nuestro amor es la prórroga perpetua,

siempre sin avanzar, el uno sin el otro.

 

Los gatitos son los insaciables,

los que nunca -¡qué bueno!-

quieren que estemos solos.

Nuestro desamor es la hidra del cuento.

 

Tenemos serpientes en lugar de lengua.

Las venas del cuello se nos hinchan,

también como serpientes

para asfixiarnos.

 

Los gatitos no pueden dormir,

si se duermen, nos comen los gusanos.

En la oscuridad nos abren los ojos

y nos alejan el espanto.

 

Pero somos alacranes bajo la sábana

y nuestra cama flota sobre la nada.

Nosotros somos los locos, sólo locos,

sin Dios y sin Diablo.

 

Los gatitos salen de la casa

temblorosos,

hambrientos,

a cazar esperanzas.

 

Se ríen de nosotros,

porque nos amamos a perpetuidad,

porque aún creemos en el amor

que es una lámpara de aceite gastado.

 

Los gatitos juegan a tirar el agua,

a atrapar las sombras, a no irse.

Juegan por nosotros,

el triste juego del amor.

 

No han de resignarse.

Dicen que no hemos de resignarnos.

Los gatitos se avergüenzan

de nuestra conformación.

 

Vacíos,

pero vacíos de una a otra costilla,

la muerte

nos fermenta en los ojos.

 

Y ellos caminan,

maúllan hasta la madrugada

en que tú y yo, dolorosamente,

ni nos despedimos.

 

Les llega a veces un olor,

a que dormimos después del sexo,

complacidos,

a arroyos de agua tierna y a cocinas.

 

Los gatitos se ponen a ronronear

una canción no aprendida

y se duermen soñando,

soñando la hermosa vida.

 

 

Sandra Vanessa, 2019

Glosa a “Los Amorosos” de Jaime Sabines
 

Sandra Vanesa. Nació en 1983, en la Ciudad de México.  Actualmente vive en Coahuila.  Es Ing. Agrobióloga y MBA en administración ambiental.  Trabaja en una fábrica y está cursando el diplomado de creación literaria impartido por Alejandro Pérez.