"Los ganadores", un documental sobre el submundo de las premiaciones

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"Los ganadores", un documental sobre el submundo de las premiaciones

"Los ganadores" documentalista argentino Néstor Frenkel forma parte de la competencia argentina del Festival de Cine de Mar del Plata. Foto: Otros Cines
Lo primero que descubrió Frenkel al comenzar a meterse de lleno en este tema es que, en este tipo de premiaciones, los ganadores suelen ser siempre los mismos y hasta se conocen entre sí.

¿Para qué sirven los premios? ¿Quién los recibe, quiénes los entregan? El documentalista argentino Néstor Frenkel intentó busca respuesta a algunas de estas preguntas y el resultado es su última película, "Los ganadores", que forma parte de la competencia argentina del Festival de Cine de Mar del Plata.

Sin embargo, no hay que confundirse: el documental de Frenkel no es un ensayo acerca de los premios en general, ni un panorama amplio que incluya distinciones de distintas latitudes como los Oscar o el Nobel. Lo que el director capta con su cámara son más bien modestas galas autocelebratorias en las que se entregan distinciones de curiosos nombres en el Gran Buenos Aires o los pueblos del interior del país.

Según explicó en el Festival de Mar del Plata Frenkel, director de películas como "Buscando a Reynols", acerca de una banda de rock experimental liderada por un músico con síndrome de Down, o "El gran simulador", sobre el famoso mago argentino René Lavand, "Los ganadores" nació de otra película suya, "Amateur", que contaba la historia de un hombre que coleccionaba todo tipo de objetos.

"Jorge Mario, el protagonista, con el que sigo manteniendo una relación, me contó que venía a Buenos Aires a recibir un premio llamado 'Estampas de Buenos Aires'. Y me dejé llevar por la curiosidad y algo que me impactó emocionalmente", contó.

Lo primero que descubrió Frenkel al comenzar a meterse de lleno en este tema es que, en este tipo de premiaciones, los ganadores suelen ser siempre los mismos y hasta se conocen entre sí. Los premios, que suelen entregarse a programas de TV y radio de pueblos o ciudades pequeñas pero en algunos casos también a músicos e incluso pescadores, llevan nombres de lo más variopintos pero en los que predominan las referencias al oro y al dorado: "Faro de Oro", "Dorado", "Rosa de Oro", "Ancla Dorada", "Río de los Pájaros" o "Antena VIP".

El escenario suele ser siempre más o menos el mismo: algún club de barrio o alguna sociedad de fomento en la que los "organizadores" montan una gala a la que asisten un montón de señores de traje y señoras maquilladas y repeinadas que se conocen entre sí y se saludan con besos y palmaditas en la espalda mientras comen sándwiches y canapés, un ambiente que remite más a una fiesta de 15 familiar que a una gala.

Sin embargo, Frenkel asegura que, después de haber hecho esta película, no encuentra gran diferencia entre este tipo de premiaciones y otras. "La mirada la pone cada uno de ustedes. La película no te dice lo que te tiene que pasar con ella", apuntó. "Propongo un material para reflexionar, no para burlarse. Yo también estoy acá en Mar del Plata compitiendo por un premio, con un micrófono en la mano".

El documentalista argentino Néstor Frenkel. Foto: Otros Cines

Pero quizá el mayor hallazgo de Frenkel haya sido lograr filmar el "backstage" de una de estas premiaciones, y lo logró tras ganarse la confianza de Héctor, un señor del partido de San Martín, en las afueras de Buenos Aires, que tiene un programa de radio y de TV llamado "El tango es el tango". Héctor es el organizador de los premios "Estampas de Buenos Aires" con su productora "Garufa Producciones", y entrega nada más ni nada menos que premios en 240 categorías, lo que equivale a decir que nadie se va a casa sin su premio.

Los nominados son programas de radio como "El poncho alegre" o "Nacho a la noche" o un programa de TV conducido por un peluquero titulado "El hombre manos de tijera". Al recibir los premios, un señor dice conducir un programa de radio con noticias "de alta tensión", otro uno que incluye "efemérides, santorales y cronogramas de pagos", mientras que una mujer de voz pastosa cuenta que pasa en su programa sólo lentos de los 80 pero que también habla de Osho, da consejos de autoayuda y hasta cuenta leyendas cherokees.

Todos los distinguidos se fotografían felices con sus premios. Incluso aunque esté claro de entrada que pagaron por ellos. Y es que, a fin de cuentas, lo que propone Frenkel es una mirada más allá de los premios, que permite entrever que los habitués de este tipo de galas buscan no sólo un lugar donde socializar y hacerse de amigos, sino también una alegría y un reconocimiento que otros espacios les parecen haber negado.

Preguntado acerca del delgado límite entre el humor y la burla, Frenkel reconoció que suele visitar con sus películas "una zona resbalosa", pero que es eso lo que le gusta, y que confía en que trata con cuidado a sus personajes porque se tiene confianza en sí mismo.

"Sé quién soy, qué quiero hacer, y me tengo confianza como para llevar eso al límite y generar incomodidad. Sé que voy a una zona peligrosa, a meter los pies en el barro, para incomodarte, para que te preguntes si soy una mala persona, aunque sé que no lo soy", señaló. "Es muy difícil compartir una mirada, cada uno se ríe de lo que se ríe. No soy amigo de ellos y los pude registrar hasta donde me dejaron. Espero que una mirada ajena a ese mundo los mueva a ellos a ver algo más”.