Los enfrentamientos de la Alianza Federalista con López Obrador

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Los enfrentamientos de la Alianza Federalista con López Obrador

En varias de mis anteriores entregas dije que el gobernador debía apoyarse en todas las fuerzas vivas del estado, es decir, de todos los entes que intervienen en los renglones de la actividad que se desarrolla en nuestra entidad, llámense grupos políticos, industriales, educativos, comerciales, intelectuales, del sector social etcétera, con el objeto de que fueran sostén para que, primero dentro de la Conago y ahora con los otros nueve gobernadores que conforman la Alianza Federalista, mostraran su inconformidad con el Presidente de la República, como lo hizo él cuando fue Jefe de Gobierno del Distrito Federal y que por lo visto ahora ya olvidó,  a fin de que fuera de la participaciones federales, los estados recibieran apoyos para su aplicación en las obras que son prioritariamente necesarias.

No digo que esas opiniones expresadas en mis columnas pasadas hayan servido para que se tomara la decisión de que se realizaran reuniones del gobernador con la sociedad civil en las distintas regiones del estado y unificar criterios para alzar la voz en forma por demás enérgica, y lograr separarse del pacto fiscal en virtud de que las autoridades federales, en forma por demás injusta participan en un porcentaje mínimo a los estados, ya que del 100 por ciento de los ingresos recaudados regresan un veinte por ciento, a pesar de que la fuente de riqueza procede de las entidades federativas, por lo que de separarse se tendría que elaborar un sistema tributario local y de esa forma los recursos  permanecieran en cada estado, desde luego con el manejo inmejorable de los recursos económicos en forma totalmente transparente, ejecutados por un grupo pulcro, eficiente y honesto de funcionarios fiscales estatales y un cuerpo administrativo eficaz.

De igual forma en mis columnas anteriores hice hincapié en que el dar este paso trascendental debería estar sustentado dentro de toda la normatividad inherente que enmarque la separación pretendida, pues si no se hace bien el procedimiento se podría dar lugar a crear vientos de fronda, que desde luego no es deseable desde ningún punto de vista.

¿Qué pasaría si el movimiento separatista se llevara a cabo mediante la aprobación popular como lo rebotó el Presidente de la República y fuera aceptado? Si es así sería menester que abogados de primer nivel lleven el caso, pues recordemos que tanto el Poder Legislativo como el Poder Judicial representan un estado de sumisión al Ejecutivo Federal, y desde luego argumentarían una serie de elementos jurídicos que conducirían a un galimatías que llevaran a desechar la solicitud de los gobernadores que impugnaran la actitud presidencial absolutista que cada día frena el avance del País.

En estos tiempos cualquier jefe de un estado que se conduzca dentro de una democracia moderna participativa, no pasa por alto las reglas de una cortesía política con miembros de las provincias, mucho menos ofenderlos con insultos más propios de personas mal educadas que no están dentro de los límites de la sensatez, pues da matices que pueden ser derivados de un posible patrimonio cuyo actuar está exento de respeto y prudencia pero con una buena dosis de prepotencia heredada de una insensibilidad política.

Ojalá que la atmósfera tan enrarecida por la que estamos pasando se vaya disipando de la pesadez y ceguera, para que se vea con claridad la problemática existente tan tirante que puede hacer que la liga se pueda reventar y provoque distanciamientos más acentuados, pues dígase lo que se diga, la prudencia ha estado alejada de las dos partes en disputa, pero con mayor acentuación en el Presidente que ahora se queja de la falta de respeto a la investidura presidencial del que no lo tuvo él en los pasados sexenios.

Los primeros romanos decían “te doy para que me des” en el caso de los dineros públicos son las entidades federativas las que los proporcionan derivadas de los impuestos de los contribuyentes locales, por lo que considero que si se debe reformar la famosa fórmula de las participaciones federales de manera que los estados y municipios reciban más recursos con el fin de que dentro de lo posible ir abatiendo las necesidades de la población.

Se lo digo EN SERIO.

franciscoaguirreperales@gmail.com

@aguirreperalesf