Los días finales

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Los días finales

La psicóloga francesa Mare de Hennezel, quien trabajó durante años como asistente de enfermos terminales en un hospital de París, fue entrevistada sobre sus experiencias y estos fueron sus puntos de vista sobre lo que ella llama “Los días finales”

“En la sociedad occidental, que le da un enorme valor a la juventud, a la belleza, a la fuerza física, al dinero y al éxito, no hay un espacio claro para las personas de la tercera edad, las cuales son apartadas, a veces con cierta cortesía, o echadas a un lado como si fuesen un estorbo”, dice la psicóloga francesa Mare de Hennezel, quien trabajó durante años como asistente de enfermos terminales en un hospital de París.

Hennezel fue entrevistada sobre sus experiencias y estos fueron sus puntos de vista sobre lo que ella llama “Los días finales”.

Pregunta. Usted dice que envejecer es una oportunidad para seguir creciendo. ¿Podría explicarlo?

Respuesta. “Mi opinión al respecto es que uno debe aceptar el proceso de envejecimiento, pero continuar abierto a los cambios y a los avances de la sociedad. Y es también importante hacer ver a los demás que todavía podemos ser útiles porque hemos ganado sabiduría y experiencia”.

P. ¿Se necesita ayuda para entender eso?
R. “Las personas de mente abierta se adaptan fácilmente al proceso de envejecimiento. Pero hay personas a las que les resulta muy difícil adaptarse a los cambios propios de la vejez, mientras que otras quieren evitar a toda costa acabar en una residencia donde sólo se comparte con ancianos”.

P. ¿Qué importancia tiene la socialización para las personas la tercera edad?
R. “La socialización es la ciencia del contacto. Cuanto más envejecemos, más necesitamos de ella. A los profesionales de la salud no se les ha enseñado que el afecto, el respeto y la ternura, son importantes para el trato con los pacientes de la tercera edad 

P. Qué es mejor ¿morir en casa o en el hospital?
R. “Depende de cada persona, lo importante es respetar su voluntad. Algunos se sienten más seguros en el hospital porque creen que allí cuentan con lo necesario para atender la fase terminal de un paciente, pero otros prefieren la tranquilidad de morir en casa, sobre todo si cuentan con alguien que les sirva de compañía los días finales de su vida”.