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Los desafíos del BID
Por: Federico Rivas Molina
El comercio regional de Latinoamérica creció en 2017 y 2018, pero esa mejoraría coyuntural oculta la persistencia de viejos problemas estructurales. De ahí que un informe reciente del BID haya sugerido mejorar la calidad de las exportaciones que se realizan desde esta región.
El valor de las exportaciones de América Latina y el Caribe creció 12.2% en 2017, para llegar hasta los 980 mil millones de dólares.
Fue el primer incremento en cuatro años, después de un periodo negro para el comercio regional, que ahora parece recuperarse poco a poco, según datos que recoge el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en su publicación ‘Monitor de Comercio Exterior’.
El incremento de las exportaciones se mantuvo en el primer semestre de 2018, pero luego desaceleró a 9.7%. No obstante, se trata de una buena noticia, aunque el Banco advierte que la región no debe caer en el optimismo.
Darle impulso a la calidad
El diagnóstico del BID es que América Latina padece un déficit crónico de calidad en casi todos sus productos, lo cual le ha hecho perder protagonismo en el comercio mundial.
“Por eso no debemos darle una lectura exagerada a los recientes resultados, de hecho, los precios están empezando a bajar y los volúmenes de exportación tienden a desacelerarse”, señala el informe.
El punto es darle un vigoroso impulso a la calidad, y hacer observaciones de cómo los demás países posicionan sus productos en los segmentos más altos del mercado”, dice Paolo Giordano, Coordinador del Informe presentado el miércoles pasado.
El BID no duda de la vieja teoría de ‘las ventajas comparativas’, esto es que los países con recursos naturales no deben insistir en una industrialización forzada que muchas veces tiene más costos que beneficios.
Para América Latina, entonces, no es un error estratégico concentrar sus esfuerzos en lo que más tiene: materias primas. El desafío es darle más valor a esos recursos para acceder a los mercados premium, aquellos donde se paga más. “Por eso hablamos de sofisticación y no de industrialización”, dice Giordano.
La brecha es todavía muy amplia
Según el BID, los casos exitosos demuestran los beneficios de aspirar a los segmentos de mayor calidad. Por ejemplo, Uruguay coloca su carne, un producto poco sofisticado, en los segmentos más altos, y el café colombiano se paga hasta 20 veces más que uno de baja calidad.
Chile se ha posicionado muy bien con el cobre, su producto estrella, pero también con el vino y la madera. Aunque se trata de casos aislados.
Argentina y Brasil, por su parte, tienen una estructura productiva similar, y en este caso el informe advierte que “aunque los índices de calidad de la región han aumentado en algunos sectores primarios, la brecha global es todavía muy amplia.
“De hecho, los productos de calidad superior representan solo un tercio del valor de las exportaciones de América Latina y el Caribe”.
¿Qué debe hacer entonces la región para no perder aún más espacio en el comercio internacional? Dar “un salto hacia la sofisticación del sector externo”, dice el informe del BID.
La estrategia debe atender dos frentes: el doméstico y el regional. Pero no basta con tener calidad si esta no viene certificada”, dice Giordano.
En el segundo nivel, “observamos que América Latina vende sus productos más sofisticados en forma intrarregional, pero ha perdido competitividad dentro de ese mercado. Por eso proponemos más calidad y mayor integración regional”, señala el informe.
Los cambios urgen
En lo que va de 2018 ya se escuchan las alarmas de una nueva desaceleración del comercio, producto de la persistente apreciación del dólar y la guerra comercial entre EEUU y China.
Y con precios más bajos, el comercio en América Latina caerá, una vez más.
Mientras Donald Trump cierra las fronteras de EEUU, el triunfo de Jair Bolsonaro en Brasil ha generado dudas sobre el compromiso de la mayor economía de la región hacia el Mercosur y el resto de sus socios americanos.
Desde el BID, Giordano llama a esperar para ver qué hará realmente Bolsonaro una vez que llegue al poder y ya no esté condicionado por la campaña política. Puede que las necesidades comerciales se impongan a los discursos.
Lo que dice el observatorio
Un informe al respecto insta a los gobiernos de Latinoamérica a invertir en infraestructuras, mejorar el abastecimiento de agua potable a las comunidades y reducir las emisiones de carbono.
“Adaptar las sociedades de América Latina al cambio climático debe ser una prioridad para los gobiernos latinoamericanos”. Al menos así lo señala el primer informe presentado por el Observatorio Iberoamericano sobre el Cambio Climático y Desarrollo Sostenible, presentado en el marco de la Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado, que se celebró recientemente en La Antigua (Guatemala).
En fin, el desafío radica en un compromiso político que asegure “una inteligente y coherente canalización de los recursos públicos y privados”.
Invertir para adaptarse a los inevitables efectos del cambio climático. Ese es el mensaje a los gobiernos de Iberoamérica.
Debido al incremento de las condiciones climáticas adversas, la región ha perdido más de 80 mil millones de dólares entre 1970 y 2008, según estiman los expertos. Más de la mitad de esas pérdidas fueron causadas por climas extremos, como tormentas o sequías, en un continente donde la agricultura representa el 5% del PBI regional.
El otro mandato
Otra de las metas que propone el informe es la reducción de las emisiones de carbono, algo que de no atenderse podría traer complicaciones, como el ya consabido incremento en las temperaturas a nivel planetario y el aumento de los niveles del mar con sus consecuentes inundaciones.
El informe sugiere a los gobiernos la implementación de medidas enfocadas a la restauración y reforestación de los suelos y bosques, en el caso de la agricultura...
A pesar de la poca visibilidad que el ámbito político le ha dado a este tema en la región, el informe alerta sobre las drásticas repercusiones económicas que traen las altas emisiones de carbono.
El tercer desafío
El tercer gran desafío que plantea el informe es la adopción de “medidas urgentes” para un correcto manejo de la basura. En este sentido, el documento destaca la labor de España, Portugal y Andorra donde el reciclaje alcanza el 30%; mientras que en América Latina varía entre el 1% y el 16%.
“El aprovechamiento de los residuos orgánicos ofrece beneficios ambientales y socioeconómicos al reducir emisiones y al mismo tiempo producir fertilizantes naturales y energía”.
Malas gestiones
“La solución para aminorar las pérdidas causadas por efectos del clima, está en invertir en infraestructuras que apunten a lograr sociedades comprometidas”, señala el informe del Observatorio de la Cumbre Iberoamericana.
Según ese organismo, la comunidad latinoamericana es una de las más conscientes de la necesidad de combatir el cambio climático, pues más del 70% de los habitantes de la región lo entiende como un asunto prioritario.
No obstante, la disminución de los servicios de agua potable y el incremento de la población podrían convertirse en riesgos inesperados en las próximas décadas.
“Los costos de la mala gestión del agua en algunos países representan hasta el 1% del PIB, pero puede cerrar las brechas existentes en materia de servicios de agua y sanidad”, señala el Observatorio.
A pesar de la poca visibilidad que el ámbito político le ha dado a este tema en la región, el informe alerta sobre las drásticas repercusiones económicas que traen las altas emisiones de carbono. “Según el Banco Mundial, solo las pérdidas de bienestar por la contaminación del aire con partículas finas representan 1.5% del PIB en América Latina, y hasta 4.8% en Europa”, explica el reporte.
“Los costos de la mala gestión del agua en algunos países representan hasta el 1% del PIB, mientras que una inversión de tan solo el 0.3% del PIB regional puede cerrar las brechas existentes en materia de servicios de agua y sanidad”, señala el Observatorio.
(El autor es experto en Desarrollo Sostenible para la Región de América Latina)