El Banco de México acaba de publicar esta misma semana un reporte en el cual establece los riesgos, principalmente internacionales, para la economía mexicana. Llama la atención que la inflación derivada de los extensos apoyos que se están dando a las economías más desarrolladas del planeta, sea el más peligroso. Ante el aumento excesivo para algunos analistas de la inyección de dinero en Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, la inflación ha empezado a causar preocupación en los países del tercer mundo, en donde la llegada de esos capitales, ha generado el inicio de una espiral inflacionaria.

México ya registra una inflación sin precedentes en 10 años, una tasa por arriba del 5.8 por ciento en dos mediciones consecutivas. Sin embargo, no hay de qué preocuparse todavía, pues la Reserva Federal (FED) en Estados Unidos, ya dijo que hasta el 2023 subiría las tasas de interés para acotar la inflación. Esto forzosamente tendrá como consecuencia que las tasas en México también suban y que el tipo de cambio se deprecie, pero hasta dentro de dos años. Sin embargo, el próximo marzo se tendrán que evaluar los resultados de los programas de incentivos norteamericanos, por lo que las tasas de interés de forma preventiva podrían subir un cuarto de punto porcentual en el país vecino.

La economía mexicana se encuentra en estos momentos en una situación sólida y con perspectivas de crecimiento mixtas, para algunos analistas el crecimiento será del 6 por ciento en el Producto Interno Bruto o más de eso al término de este año. Para otros más cautelosos, el indicador ronda el 4 por ciento o un poco más. Sin embargo, los anuncios de la FED causaron impacto en los indicadores económicos nacionales. Por ejemplo, el tipo de cambio ya rebasó los 20 pesos, incluso llegando por arriba de los 20.60 pesos por dólar para iniciar la jornada al día siguiente en 20.20 pesos por dólar. La Bolsa Mexicana de Valores retrocedió casi un punto porcentual, pero también al día siguiente corrigió una parte importante de la distorsión. En ambos casos, la señal que se tomó en México es de vulnerabilidad a los factores del exterior, principalmente de Estados Unidos.

En los indicadores de la economía nacional, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó que el indicador mensual de la actividad industrial disminuyó 0.2 por ciento en términos reales en abril de este año, con respecto al mes previo, en datos desestacionalizados. Este número es importante para explicar que la economía ya está literalmente en su punto de arranque y que a partir del quinto mes se verán mucho mejores resultados simplemente por la inercia que se tiene en el ambiente económico y financiero. Al pasar las elecciones, ya no quedan restricciones económicas o políticas para el crecimiento. También hace dos semanas se publicaron los resultados sobre el indicador mensual del consumo privado en el mercado interior en relación a marzo de este 2021 con resultados alicientes. Se tuvo un aumento en términos reales del 2.8 por ciento con respecto al mes anterior, con cifras desestacionalizadas. Esto implica que tanto la producción como el consumo empiezan a despegar, no al ritmo necesario para una recuperación total, más bien gradual, pero con este resultado se apunta un crecimiento este año de un 4.2 a un 4.5 por ciento como máximo.

La recuperación del consumo pasa por la recuperación del salario que no se ve cuándo realmente pueda iniciar. A pesar de que los mercados laborales se encuentran activos en contrataciones, no hay todavía señales de pago de mejores sueldos. También hay que incluir que las empresas aprendieron la lección con la pandemia y están automatizando procesos dentro de sus posibilidades, pues los robots en este momento son más caros por la alta demanda que se tiene a nivel internacional, pues ésta aumentó un 70 por ciento.

Ya para terminar, es necesario mencionar que la inversión fija bruta registró un aumento en términos reales de 2.3 por ciento durante el mes de marzo, con respecto a febrero de este mismo año. Resultado positivo, pero muy pobre y sigue siendo insuficiente para poder alcanzar una mejora económica antes de que termine el año. Aunque la inversión se está dando a cuentagotas, el resultado es positivo y permite cierto optimismo porque podrá haber crecimiento, reforzando la hipótesis planteada de que México se recuperará parcialmente del problema de la pandemia este año. Lo anterior a pesar de que el proceso de vacunación no tiene la velocidad necesaria para poder terminarse a fines de este año como se señaló. Ya se tiene un cuello de botella con la logística de aplicación y ahora habrá que agregar que un 20 por ciento de la población argumenta que no se vacunará por tener desconfianza o miedo de las vacunas.

Los datos sugieren que el panorama económico está mejorando con limitaciones. Sin embargo, las grandes asimetrías nacionales no permitirán que el país crezca sanamente. De acuerdo a nuevos datos de pobreza, el 62 por ciento de la poblacional está en esa categoría al final del 2020, pero en el sur del país se concentra más del 70 por ciento de los pobres y las tasas de desempleo en esa región alcanzan más del 7 por ciento, promedio por arriba del indicador nacional. Los datos señalan un panorama alentador y hasta el momento, no hay forma de arruinarlos.