Los criollos racistas del Instituto Nacional Electoral, traidores de la democracia
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Los criollos racistas del Instituto Nacional Electoral, traidores de la democracia
El hecho de haber convocado al racista Chumel Torres a un foro organizado por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) ha originado la renuncia de la directora del consejo Mónica Maccise y de los consejeros Katia D’Artigues y Mauricio Merino.
Y mire usted que fue una buena decisión cancelar al comediante que niega el espíritu del gran locutor don Pedro de Lille, compositor de “El Corrido de Chihuahua”, en el que afirma con toda razón que la gente de ese estado es “valiente, noble y leal”, porque nada tiene de noble un racista chihuahuense como Chumel, una felonía similar a la cometida por los jerarcas del INE, Lorenzo Córdova Vianello y Edmundo Jacobo Molina, dos criollos que han hecho escarnio de los indígenas de este País, con toda impunidad y el silencio cómplice del Conapred.
Y no exageramos al llamar “criollos” a estos racistas descendientes de italianos y judíos, que se comportan como si su ascendencia europea fuera un factor de mayor valía personal, sin conciencia alguna de su mestizaje y, además, fantaseando con títulos de nobleza como si el tal Jacobo fuera el descendiente del patriarca Abraham, así como el dictador Haile Selassie presumía descender directamente del rey Salomón y la reina de Saba, en sus sueños de opio, por supuesto.
Y ni que decir del impúdico depredador del erario y demócrata falsario Córdova Vianello, un mamerto que se siente el emperador Claudio descrito por Robert Graves, el que ha dejado aflorar todo su veneno racista al insultar a los indígenas, convirtiendo en vil cañamazo toda su formación académica y títulos que lo adornan, que no son otra cosa que papel sanitario embarrado con el excremento de su sintaxis burlesca de los indios chichimecas.
Disculpe usted las palabras altisonantes. Aquí un extracto de la conversación de Córdova con Edmundo Jacobo, secretario ejecutivo del INE: “Te voy a decir cómo hablaba ese cabrón; ‘Quibo, jefe gran nación chichimeca. Vengo Guanajuato. Yo decir a ti, o diputados para nosotros o yo no permitir tus elecciones’”.
“Yo no sé si hable así, cabrón. Pero vio mucho Llanero Solitario. Nada más le faltó decir: ‘Yo, gran jefe Toro Sentado. Líder chichimeca. No mames. No, no, de pánico cabrón’”.
Y lo anterior aunado al último chanchullo que hizo don Lorenzo al imponer por otros seis años a Jacobo como secretario ejecutivo del INE, en una elección adelantada, irregular, para evitar que votaran los cuatro nuevos consejeros, una chicana carente de toda legitimidad porque, además, a tres de los consejeros se les ocultó hasta el último momento la reelección.
Y los paleros del Tribunal Electoral de la Federación avalaron dicha judiada. ¿Por qué defienden los del TEPJF a Eduardo Jacobo? Claro, porque fue él que metió la controversia constitucional para evitar que se igualaran los sueldos privilegiados de todos ellos con los del Presidente.
¿Y el Conapred? Pues sepa usted que sirve para maldita la cosa. Ahí siguen los criollos burlándose de los indios. El “italianini” Córdova Vianello y el fariseo Jacobo Molina. “Yo, Lorenzo” y el mesiánico sefardí, dos racistas traidores de la democracia, sacrílegamente inmorales.