Los cambios económicos derivados del ‘home office’

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Los cambios económicos derivados del ‘home office’

"Los datos sugieren que un tercio de la población entrará en este esquema desconocido”.

Es un hecho evidente que la pandemia puso a las empresas a pensar en nuevos esquemas laborales que les permitieran continuar con sus operaciones. A partir del inicio de la contingencia sanitaria, el “home office” (trabajo desde casa, teletrabajo, trabajo a distancia) se volvió una realidad en México. Para las personas, los cambios han creado nuevas situaciones de vida como no tener que trasladarse a su lugar de trabajo y ahorrar tiempo y gasolina o pasaje, reducción de problemas por convivencia con colegas, trabajar sin un protocolo de vestimenta, por mencionar sólo unos cuantas. Los cambios en las empresas también giran en torno a la necesidad de menos espacio para trabajadores, estacionamientos, reducción de casos de acoso, disminución de costos derivados de electricidad, aire acondicionado, entre otros. 

Según la encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) realizada en abril y mayo pasados, se muestra que aproximadamente un 30% del personal administrativo de las empresas trabajó desde sus hogares. Según nuevas estimaciones de universidades y agencias de colocación, será ese mismo porcentaje el que se mantenga trabajando desde casa, de aquí en adelante. Esto desde luego, tendrá una serie de consecuencias económicas muy importantes que impactarán en las posibilidades de crecimiento económico de México. 

Para empezar, la reducción significativa del consumo de combustibles será un asunto que impactará directamente a los ingresos fiscales. Las personas que harán home office, son trabajadores de nivel administrativo medio y alto, que tradicionalmente se desplazaban en automóvil a sus actividades. Como consecuencia habrá menos ingresos fiscales para la federación, aunque a cambio habrá menos presión sobre la infraestructura de las ciudades que requerirán menos avenidas, puentes y calles. Las grandes metrópolis como Monterrey, Guadalajara y la Ciudad de México han aumentado notablemente su circulación lo que mejora las condiciones ambientales al producir menos CO2 al haber menos personas movilizándose. La contaminación ahora es cosa del pasado en varias partes del país. 

Las condiciones de trabajo también han cambiado de manera drástica. El home office requiere un espacio que permita la concentración y la comunicación sin limitantes. Ante este hecho, la asociación de promotores de bienes y raíces de la Ciudad de México mencionó que el 25% aproximadamente de los departamentos y casas disponibles no se venderán porque no tienen un espacio acorde a las nuevas necesidades de trabajo. Ahora el criterio principal de venta es si hay un estudio u oficina. El mercado inmobiliario es ahora totalmente distinto a como era antes de la pandemia.

La industria restaurantera también enfrentará consecuencias con el nuevo esquema laboral. Al no haber trabajadores en las oficinas o ser menos que antes de la pandemia, los restaurantes resentirán esta falta de comensales en sus utilidades de manera importante. Comercios alrededor de grandes centros de oficinas también notarán esta falta de personal que eran sus consumidores y su razón de ser. Hasta la industria textil y del vestido verán una reducción en sus ventas, pues para estar en casa trabajando, no se necesita un guardarropa extenso.

Las empresas tendrán ahorros importantes en espacios y energía, tener menos empleados en sus propias instalaciones será benéfico para aspectos de rentas de espacios, pago de electricidad, aire acondicionado, muebles, pero a cambio las empresas perderán supervisión de los empleados, quienes tendrán más distractores a la mano como hijos llegando de la escuela o teniendo escuela en casa, el refrigerador como mejor amigo, pues en cada momento se acude a el para “reconfortarse”. El clima organizacional sufrirá un cambio radical pues entender lo que quiere y necesita un empleado que trabaja en casa, al menos al inicio, no será muy fácil de determinar y la productividad puede desplomarse. 

Las empresas también tendrán el reto de mostrar aprecio y valoración a sus empleados, pues los que sean mandados a trabajar a casa podrían tener la sensación de no ser importantes. Los mecanismos de contratación y entrevistas empezarán a sufrir cambios pues las habilidades y competencias de los trabajadores remotos pudieran obligar a cambios en todo el mercado laboral. Ahora será obligado un alto nivel tecnológico, cualquiera que pueda ser la labor administrativa y productiva para el empleado promedio. 

Los expertos laborales en Estados Unidos y Canadá han argumentado que al menos el 20% de los directores de organizaciones de todos los tamaños ya no van a regresar a trabajar en sus instalaciones, sino que lo harán desde casa. Esto obligará al personal del área de ventas a buscar nuevas estrategias de localización de los ejecutivos a quienes se les quiera ofrecer bienes y servicios. Vender personalmente, nuevamente, es cosa del pasado pues significa riesgo de contagio de la enfermedad.

El gobierno tiene el reto de regularizar el home office. Por la situación generada por la pandemia, las organizaciones redujeron el sueldo de sus empleados, y sobre todo de aquellos que se quedaron en casa. Al volver a la “nueva normalidad” algunos empleados en el modelo del teletrabajo, siguen ganando menos, aunque ya están haciendo prácticamente lo mismo. Esta irregularidad ha generado descontento y reducción de la productividad. Sin embargo, nadie sabe cómo actuar respecto porque no existen leyes para normar esta forma de producción. Por ejemplo, si un empleado se cae en las escaleras de su casa y se lastima un tobillo (en horas de trabajo) ¿es accidente laboral? ¿qué pasa si su información es robada por un hacker que accesa su computadora por la falta de seguridad en la red de su casa?

El home office plantea retos económicos que hasta hoy no se han analizado en relación con su afectación o beneficio para México. Los datos sugieren que un tercio de la población entrará en un esquema de trabajo desconocido y sin reglas claras en ningún aspecto. Veremos cambios importantes que transformarán todo lo que se hace, y si alguien tiene otros datos, que los muestre ahora mismo.

Profesor de la Facultad de Economía, UADEC
ANTONIO SERRANO CAMARENA
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