Los antojos que te dan hablan de tu salud, tus carencias y hasta de tu personalidad
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Los antojos que te dan hablan de tu salud, tus carencias y hasta de tu personalidad
Los antojos son deseos intempestivos por comer: un platillo enchiloso, dulce, salado, amargo o grasoso. Nuestro cuerpo nos los pide y muchas veces sucumbimos a ellos, suponiendo que tal vez nos sucede como a las mujeres embarazadas: el cuerpo pide lo que necesita. ¿Será así?
De acuerdo con el doctor David Duarte, médico homeópata mexicano del Instituto Politécnico Nacional, los sabores son el lenguaje que la naturaleza brindó a los alimentos para dialogar con nuestro cuerpo.
Ahora, ¿cómo traducir ese lenguaje que los sabores y antojos nos dan? ¿Qué nos dice nuestro cuerpo con ellos? Lee conmigo este artículo para conocer las respuestas.
Antojos:
Por deshidratación
La sugerencia de muchos nutriólogos, entre ellos la entrenadora en salud Valeria Lozano, es que al percibir algún antojo intenso, tomemos un vaso de agua, esto nos ayudará a detectar si el antojo era una señal de falta de agua (que es común que se enmascare con algunos antojos). De no ser así, es preciso buscar en las causas que a continuación detallo.
Por cambios hormonales
Si te encuentras en la menstruación, embarazo o menopausia las alteraciones hormonales que vives pueden “pedirte” que te alimentes con ciertas comidas. Si llevas un control de tus ciclos, puedes estar al pendiente si en tus días más o menos fértiles tienes antojo de cierto tipo de comida, y eso te ayudará enormemente a ubicar que las ansias que tienes por algún alimento –si no quieres satisfacerla– pasará en un par de días. De otra manera, tienes el pretexto perfecto para justificar tomar de postre tu helado favorito al menos una vez al mes.
Por necesidades nutricionales
Lo ideal para asegurarnos de recibir todo lo que nuestro cuerpo requiere, es detectar la necesidad que manifiesta cada tipo de antojos, pues de esta manera nos alimentamos más sabiamente.
Veamos ejemplos específicos de antojos que indican necesidades nutricionales:
De chocolate
De acuerdo con la nutricionista brasileña Roberta Silva, el antojo de chocolate puede deberse a una deficiencia de serotonina. Este neurotransmisor regula el apetito, controla la temperatura del cuerpo y equilibra el deseo de tener relaciones íntimas. Si este es tu pretexto perfecto para comerte un chocolate, se recomienda consumir los que son altos en cacao y bajos en azúcar. También puedes buscar técnicas de relajación, o bailar, intentar actividades nuevas y emocionantes o buscar alimentos ricos en triptófanos como pastas, frijol, queso y plátano.
De alimentos dulces
Según la experta nutrióloga Tatiane de Oliva, tener antojo de estos alimentos refleja también falta de triptófanos. Además de eso, algunos estudios relatan que periodos largos en ayuno inducen una mayor producción de una hormona llamada grelina, y ésta conduce al individuo a buscar alimentos de mayor densidad energética. Una sugerencia, entonces, es que hagas más de tres comidas al día (lo recomendable son cinco) y que procures los alimentos indicados en el punto anterior.
De alimentos salados
Puedes sentir antojo de alimentos salados porque has acostumbrado a tu cuerpo a consumir mucho este condimento, y cuando no lo recibe en la misma cantidad, te lo reclama. También es común sentir ansiedad cuando comienzas una dieta baja en sales. En caso de que no abuses de la sal, ni estés llevando un régimen bajo en sodio, este antojo refleja la falta de minerales en tu cuerpo.
Hambre emocional
Para hacer más aún más interesante este tema, déjame comentarte que de acuerdo con el citado doctor Duarte, existen varias claves para saber leer en los sabores las necesidades del cuerpo. Para este médico mexicano, la medicina UNANI es el diccionario que nos ayudará a siempre estar conscientes de lo que buscan nuestro espíritu y nuestro cuerpo. El doctor explica que cada tipo de antojo tiene ciertas características que podemos utilizar para complementar nuestras necesidades físicas y emocionales. Te los comparto:
Propiedades de alimentos dulces: son apropiados para el hígado porque suavizan emociones agresivas, pero es muy importante moderar su ingesta porque su exceso afecta el páncreas. Favorecen a personas nerviosas, ansiosas o agresivas; sin embargo, en personas melancólicas generan rápida adicción emocional.
Propiedades de alimentos salados: la sal fortalece la mente-corazón débil y mejora la concentración. Quienes más se benefician de su consumo son las personas nerviosas y delgadas. Como aumenta el sabor que se experimenta en los alimentos, su exceso puede llevar al hedonismo (buscar el placer por el placer).
Propiedades de alimentos ácidos o agrios: actúan en el hígado, contrarrestan los efectos de las grasas y liberan obstrucciones. Es el alimento preciso para alinear mente y corazón.
Propiedades de los alimentos picosos: ayudan a expulsar gases, estimulan la circulación, movilizan el hígado, descongestionan los pulmones. La emoción predominante de este sabor es la alegría, y en exceso lleva a la ira. Se recomienda para personas flemáticas.
Propiedades de alimentos amargos: es el sabor más curativo y el menos apreciado. Limpia las arterias y baja la presión arterial. La emoción predominante de lo amargo es la insatisfacción, lo que provoca un deseo de cambio, pero en exceso provoca amargura.
Ahora estás completamente “armada” para escuchar a tu cuerpo y buscar una salud completa que te ayude a entregarte de corazón a tu familia y a tus sueños. ¡No pierdas un minuto!