A los 42 años, el "eterno" Zé Roberto busca su primer "Brasileirao"
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A los 42 años, el "eterno" Zé Roberto busca su primer "Brasileirao"
En 1994, cuando Palmeiras salió campeón de Brasil por última vez, un jovencito de 20 años hizo su debut en el fútbol de Brasil. Se llamaba Zé Roberto, jugaba en un pequeño equipo llamado Portuguesa, y nadie pudo imaginar, en ese entonces, que, 22 años después, su historia se ligaría tan fuerte a la del conjunto que se coronó en aquella oportunidad.
El Palmeiras de 1994 pasó a la historia como "el escuadrón inmortal". En su plantel, estaban históricos jugadores de la selección de Brasil, tales como Zinho, Mazinho, Cesar Sampaio, Flavio Conceiçao y además, dos verdaderas leyendas: Rivaldo y Roberto Carlos.
Rivaldo, que en ese momento tenía 22 años y recién había iniciado el camino que lo llevaría a ser campeón del mundo en 2002 y un ídolo del Barcelona, está retirado desde 2015. Roberto Carlos, quien a los 21 no era considerado aún uno de los mejores laterales de la historia ni admirado en el Real Madrid, dejó el fútbol también. Pero Zé Roberto, aquel joven de un club casi desconocido, sigue jugando. Y a los 42 años, es el líder de un Palmeiras que, desde los tiempos del "escuadrón inmortal", no volvió a consagrarse como campeón nacional.
Compartiendo el plantel, entre otros, con Vitinho, de 18 años, y Gabriel Jesus, de 19, el incombustible centrocampista es el jefe espiritual, pero además titular indiscutido del club que está cada vez más cerca del título en el "Brasileirao".
El conjunto "Verde", de la ciudad de Sao Paulo, le lleva seis puntos al escolta Santos con sólo seis en juego y, a dos fechas del final del torneo, su coronación es casi segura. Con un empate el próximo domingo ante Chapecoense, Palmeiras será el nuevo campeón de Brasil.
Zé Roberto llegó al club el 22 de diciembre de 2014, a los 40 años, y a su arribo a la institución, conocida por su afinidad con los inmigrantes italianos de Sao Paulo, afirmó que se sentía muy bien con su estado físico y que, además, venía para ser campeón.
Un año después, como capitán del equipo, levantaba el trofeo de la Copa de Brasil, luego de vencer en la final a Santos, en una definición por penales en la que él convirtió el que ejecutó.
Poco tiempo antes, incluso, una arenga suya a sus compañeros antes de salir a jugar un partido, había recorrido el mundo por lo sentida y emocional. Hablando con voz fuerte y clara, Zé Roberto miraba a los ojos a los otros jugadores y los interpelaba: "Dale un golpe en el pecho a tu amigo, que está al lado tuyo, y dile así: 'Palmeiras es grande'. Necesitamos rescatar la historia que está metida entre las paredes de este vestuario. Se me ponía la piel de gallina cuando venía a jugar contra Palmeiras en este estadio y la hinchada gritaba: 'Au, au, au, Edmundo es un animal'. Debemos recuperar ese espíritu de animal entre nosotros".
A pesar de triunfar en la Copa de Brasil, sin embargo, a Zé Roberto todavía le quedaba -y hasta ahora le queda- una deuda en su extensa y exitosa carrera: ser campeón del "Brasileirao", el torneo más importante del país.
A lo largo de su trayectoria, el mediocampista, que también se desempeñó como lateral, ganó diversos títulos de clubes, entre ellos el campeonato español en 1997 con el Real Madrid y cuatro veces la Bundesliga con el Bayern Múnich, en donde se lo considera un verdadero ídolo.
Zé Roberto jugó en el club bávaro entre 2002 y 2009. Antes, había defendido los colores del Bayer Leverkusen y luego, hasta 2011, jugaría en Hamburgo, cerrando así su etapa europea. Tras ello, pasó al Al-Gharafa de Qatar y en 2012 volvió a Brasil.
Al regresar a su país de nacimiento, con el Grémio de Porto Alegre y a punto de cumplir 38 años, muchos pensaron que, como hacen muchos varios jugadores latinoamericanos, el veterano centrocampista llegaba solamente para despedirse.
Pero casi cuatro años después, luego de haber jugado 119 partidos en Grémio y estar cerca de la centena en Palmeiras, esa concepción se reveló completamente equivocada. Zé Roberto, quien, entre 1997 y 2006, defendió en 85 ocasiones a la selección de Brasil, es quien comanda, dentro y fuera del campo, los hilos de un equipo que deposita en él muchas de sus esperanzas de volver a ser el mejor.
Campeón con Brasil dos veces de la Copa América (1997 y 1999), también dos en la Copa Confederaciones (1997 y 2005) y elegido por la FIFA en el equipo ideal del Mundial 2006, el centrocampista suele jugar los 90 minutos en la mayoría de las fechas del campeonato. En esta temporada lleva 44 partidos y desde que llegó a Palmeiras ya marcó nueve tantos.
"Tener 42 años es, para mí, apenas un número", dijo a inicios de octubre. "Consolidé mi carrera y tengo derecho de decidir cuándo voy a parar. Tal vez hasta los 50, tengo gas para eso. Creo que todavía me quedan uno o dos años en el máximo nivel".
Su entrenador, Cuca, manifestó sobre él: "Es un profesional que cuida de su cuerpo. Jugué con él en Portuguesa, en 1994, y todavía sigue en altísimo nivel. Es una felicidad inmensa tenerlo en mi plantel, como líder de grupo y como una persona ejemplar para los jóvenes".
Al final, el nacido en Sao Paulo lo logró. Como había pedido en su famosa arenga, el espíritu de aquel equipo de 1994 volvió. Ahora, antes de cada juego de Palmeiras, cuando la voz del estadio anuncia su nombre, la hinchada, que ya está casi festejando el título, canta: "Au, au, au, Zé Roberto es un animal”.