Los 100 peores

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Los 100 peores

Cien es poco. Deberían ser los cinco mil o quizá los veinte mil, pero no habría manera de hacer lo que hay que hacer con tantos. Me refiero al número de servidores públicos corruptos a los que habría que atrapar y procesar a nivel nacional para dar un golpe mortal a la corrupción y sentar un precedente perdurable.

Suena muy radical y por lo tanto se antoja imposible, lo sé. ¿Y cuál sería el principal estorbo para emprender una acción así de drástica? Que quienes podrían hacerlo son una buena parte de aquéllos a los que habría que aprehender y procesar. No todos, pero al que le caiga el saco que se lo ponga.

La dificultad actual tiene una única raíz. Hubo quién podría haberlo hecho, pero ni supo cómo, ni quiso averiguar. Tenía la confianza del pueblo, pero no supo verla como una responsabilidad. Me refiero a Vicente Fox que ni supo, ni quiso, ni pudo limpiar al País acabando con el PRI.

Ya he dicho antes que hoy en día el PRI actúa como delincuencia organizada, a pesar de que se anuncia como un nuevo PRI. El PRI anterior al 2000 estaba muy a la par con el desorden bajo el cual soportamos a Peña Nieto.
Al inicio del sexenio de Vicente Fox, dos miembros distinguidos de su gabinete, Adolfo Aguilar Zínser y Jorge G. Castañeda, propusieron que la única manera en que el nuevo gobierno haría un cambio de fondo, implicaba emprender acciones penales cuando menos contra los cien priístas más corruptos de México. Hacer una lista enorme, seleccionar a los cien peores y dejarles caer la Ley encima.

Cuando supe de la idea, pensé en lo que hicieron los enardecidos rumanos con el dictador Ceausescu y su esposa Elena. Los fusilaron y luego los colgaron de un poste. El proceso en México no sería tan cruento, pero encarcelar a ocho docenas de corruptos hubiera generado grandes beneficios: el merecido castigo ejemplar, la desbandada del PRI y un escarmiento que nos hubiera ahorrado muchísimos millones.

Vicente Fox rehuyó cualquier solución enérgica. Creo que respondió algo así como “yo no soy Dios para juzgar a nadie.” Su gobierno terminó sin pena ni gloria, siendo una variante del mismo sistema que pudo reconfigurarse con el tiempo. Con el eventual regreso del PRI por culpa de Calderón, ahora tenemos un problema mayor y candidatos que jamás armarían su lista de cien.

Si se hiciera una lista actualizada, ¿cuántos serían priístas, cuántos del PAN, y cuántos de otros partidos? ¿Sesenta, treinta y diez; o partes iguales?

Es evidente que ningún partido hará de esta solución un slogan de campaña. Es jugar con gasolina. Esto nos lleva a concluir que los partidos mismos son los únicos que pueden empezar a cortar cabezas, pero al mismo tiempo los que no lo harán por miedo a que esta idea se les revierta. Estamos en una gran trampa creada por los partidos políticos. Ellos saben cómo explotar al ciudadano y sacarle impuestos. Lo que no saben es cómo corresponder a los ciudadanos que las pagan en sueldo.

Aclaro que el gobierno no funciona con base en sueldos, sino en un sistema de concesiones donde se pagan favores poniendo a los cuates donde se puedan resarcir de los gastos de campaña.

Contemplar este escenario de justicia a fondo, es hacer un ejercicio mental que nos conduce a varias verdades innegables. Los ciudadanos estamos totalmente impotentes para resolver nuestras angustias diarias. El País es un barco sin capitán, pero al mismo tiempo el que dice serlo impide que otro tome el mando.

Mi nivel de decepción ha sido acrecentado por la gran cantidad de pequeños y medianos empresarios que se sienten agraviados por el gobierno. Pagan impuestos y derechos por todo lo imaginable, los servicios que reciben del gobierno generalmente son lentos y malos, y la inseguridad es total. No pocos empresarios están siendo continuamente extorsionados por mafiosos ante la mirada indiferente de las autoridades.

Para donde volteamos, vemos gobiernos fallidos. Por eso centrarse en procesar a los integrantes de  la lista inicial de los cien más corruptos apenas sería el mínimo deseable. Se vale soñar.

javierlivas@prodigy.net.mx