‘Lo tengo todo, excepto a mi esposo’

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‘Lo tengo todo, excepto a mi esposo’

ESTIMADA ANA:

 Soy una mujer felizmente casada, con tres hijos, todos gozamos de buena salud, materialmente no nos falta nada, pero no puedo evitar sentirme triste porque mi marido dedica muchas horas a su trabajo. Por la naturaleza de su profesión, yo comprendo que es indispensable que esté disponible en todo momento para la empresa, pero creo que a veces exagera.  Él siempre nos dice que su trabajo es parte importantísima para él, que disfruta mucho su profesión y quiere dedicarle el mayor tiempo posible; pero de la misma forma, es lógico que él siempre esté cansado, agotado por todo ese esfuerzo que dedica a sus ocupaciones.

 A veces no son suficientes las horas en la oficina, sino que regresa por la noche, cena, se baña e inmediatamente se conecta para seguir trabajando. Yo recuerdo que cuando estábamos recién casados él siempre me decía que no había cosas que deseara más que tener hijos y siempre darnos todo lo que necesitáramos, que no les faltara nada, que vivieran cómodos y sin carencias, como en algún momento él las sufrió de pequeño. Él me platicaba que su papá, aunque nunca se fue de su casa, era un padre ausente y tanto él como sus hermanos nunca recibieron nada de él y que por lo mismo, él no quería cometer el mismo error, que el siempre sería un padre presente y dispuesto para nuestros hijos y para mí.

 Nosotros nos casamos demasiado jóvenes, antes de los 20 por mi embarazo. Eso jamás fue motivo para que no le echáramos todas las ganas a nuestro joven matrimonio y contrario a lo que muchos pensaron, salimos adelante por nosotros mismos.

 Hay días en que los pocos minutos que tenemos para platicar, me dice que se siente desesperado por no poder estar con nosotros, pero que quiere dedicarse al cien pro ciento a sus ocupaciones para que nunca nos falte nada en la casa.

 Yo trato de explicarle que no todo se basa en lo material, que tanto a los niños como a mí nos hace falta su presencia, convivir con él más tiempo, disfrutar juntos como familia, salir a pasear aunque sea media hora. Pero nunca podemos hacerlo, porque los fines de semana él, de tan cansado que estuvo la semana laboral, solo piensa en dormir y descansar, encerrado en la recámara o viendo alguna película.

 Nuestro hijo mayor ya me pregunta por qué sus papá casi no platica con él y por qué cuando quiere preguntarle algo no le hace caso. Yo solo atino a contestarle que su papá está cansado pero que tanto a él como a sus hermanos, los quiere muchísimo y que todos los esfuerzos que él hace, son por ellos, para que nada les falte.  Y no tengo duda de mi amor por él, y sé que soy bien correspondida, nuestra relación de pareja es excelente, pero ya no sé qué hacer.  

Fernanda

Foto: Especial

ESTIMADA FERNANDA:

En nuestra sociedad, un buen padre es aquel que se involucra activamente en el cuidado, crianza y educación de sus hijos y obviamente lo principal es su presencia física para que el propósito se cumpla.

 Tú, como madre de familia puedes ayudar un poco haciéndolo presente, decirles a tus hijos que su papá está allí, pero tarde o temprano serán ellos mismos quienes le reclamen.

 Es imposible que tu hijo tenga ese sentimiento pues está en una edad en la que la presencia de los padres es pieza clave para su crecimiento y madurez y él necesita esa figura paterna.  Con respecto a tu esposo, no puedes hacer mucho, es una decisión personal y él está decidiendo dar prioridad al trabajo antes que a su familia. Acepta la decisión que él tome y valora si realmente te interesa su decisión, pues él es suficientemente maduro como para comprender que es necesario que pronto comience a compaginar ambas agendas, la laboral y la familiar y ejercer su paternidad de una manera responsable.
  
ANA

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