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‘Lo que se ve, no se pregunta’
El título de esta columna es una famosa frase que se le atribuye a Juan Gabriel en el contexto de una pregunta del periodista Fernando del Rincón acerca de sus preferencias sexuales. Cada quién usó la respuesta para corroborar lo que pensaba del famoso cantante, en ambos sentidos. Después de todo, había señales que podrían sostener ambas hipótesis, desde su estilo y modos, hasta el hecho de que tuvo parejas sentimentales mujeres y hasta hijos. Es mi opinión que la consulta popular del próximo domingo 1 de agosto nos arrojará tanta claridad como la que le dio Juan Gabriel a Fernando del Rincón y es una pregunta que podría fácilmente obviarse ya que cada quién decidirá lo que quiere creer independientemente del resultado que publique el INE. Trataré de explicarme en los siguientes párrafos.
Mucho se ha hablado sobre si la pregunta es la adecuada o está bien planteada, pero no podemos dejar de tomar en cuenta que el presidente López Obrador se comprometió a consultar a la población sobre posibles juicios a expresidentes, no sin antes decir que él no quiere juzgarlos. Para esto se hizo una reforma legal que permitiera la realización de la consulta a través del INE. Hasta ahí vamos bien; me parece saludable que existan mecanismos que permitan a los gobernantes contar con la opinión de la población para temas muy relevantes, especialmente en un mundo tan cambiante y volátil. Por ejemplo, en 2018 México votó por un plomero que se encargaría de destapar las cañerías de la corrupción y el drenaje que se desbordaba a lo largo y ancho del País. Sin embargo, en 2020 nos dimos cuenta de que lo que necesitábamos era un bombero especialista en primeros auxilios y no tanto un plomero. Ahí se requería que el plomero se abocara a asegurarse de que el agua fluyera para poder apagar el incendio de la economía y atender el lado médico de la pandemia como prioridades máximas de su gobierno. Tal vez en ese momento, si nos hubieran consultado, le hubiéramos dicho que era urgente atender la pérdida de empleos y la emergencia sanitaria. Pero no nos consultaron. Nos pudieron haber consultado también sobre otros temas que son muy relevantes, independientemente de si algún expresidente cometió algún delito que no ha prescrito y que debería perseguirse con o sin consulta.
Difícil pensar que la consulta popular no es una tomada de pelo cuando sabemos que nació muerta y que acabará siendo no vinculante (lo explico más adelante), y que si realmente el “ejercicio democrático” fuera eso, hubieran agregado otras preguntas a la consulta para tener no sólo más y mejor retroalimentación de los ciudadanos, sino también para poder llegar a los límites mínimos de votación que lograrían que la consulta fuera vinculante, independientemente de hacer el gasto en este ejercicio más productivo. Así, tenemos que para que la consulta tenga carácter de vinculante (y no de show mediático) deberá votar al menos el 40 por ciento del padrón, es decir, unos 37.5 millones de votos que serían recolectados por 57 mil mesas receptoras. Y aquí es donde “se baja el cero y no contiene”. En las elecciones federales de junio votaron unos 48.8 millones de ciudadanos en 163 mil casillas, es decir, casi 300 votos por casilla, poco menos del 53 por ciento del padrón. En la consulta tendrían que votar unos 658 ciudadanos por cada mesa receptora entre las 8:00 y 18:00 horas del domingo próximo; esto implica unos 66 votos cada hora, poco más de un voto cada minuto en promedio para llegar al 40 por viento. ¿Será posible? De entrada, los mexicanos en el extranjero no podrán votar y eso reduce la cantidad de votos posibles.
En cambio, si al gobierno y al congreso se les hubiera ocurrido agregar otras preguntas, es posible que los ciudadanos tuvieran más y mejores motivos para participar. Algunos ejemplos son:
¿Está usted de acuerdo en que se pida apoyo de empresas, hospitales y universidades privadas para acelerar la vacunación y salvar a miles de mexicanos, así como acelerar el regreso seguro a clases de millones de niños? ¿Está usted de acuerdo en que se destine hasta un 3 por ciento del PIB en apoyos e incentivos a PYMES para proteger el empleo de millones de mexicanos? ¿Está usted de acuerdo en que este gobierno, que pretende transformar al País, tenga a funcionarios como Manuel Bartlett siendo cara de esa transformación? ¿Está usted de acuerdo en que se implementen cambios que faciliten el combate urgente a prácticas monopólicas que afectan a los ciudadanos y a las empresas pequeñas? ¿Está usted de acuerdo en que se investiguen las administraciones estatales que han dejado deudas de miles de millones de pesos en circunstancias poco transparentes durante los últimos 20 años? Y sí, también en todos esos casos aplica el “lo que se ve, no se pregunta”.