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Lo que ellas ven
Las personas (mujeres y hombres) buscan y desean tener por compañeros a los dueños de rostros hermosos, pero ¿qué es lo que hace atractiva una cara?
En años recientes, los científicos han utilizado la teoría de la evolución para ayudamos a entender cómo es que la gente determina que algunas personas son más atractivas que otras.
Usted dirá, bueno, es sólo un rostro, ¿para qué quiero una bonita fachada si lo que importa son los valores internos?
Pero mire, de acuerdo con la visión evolutiva. el atractivo de una persona está unido directamente a su valor genético. O sea que un individuo (hombre o mujer) al que usted percibe como atractivo tiene un ‘alto valor’ como pareja, ya que ese hombre o esa mujer es el que, de acuerdo con sus parámetros personales (los suyos), mejor realzaría el éxito reproductivo que usted esperaría de un compañero o compañera. Y esto implica que seleccionar una pareja de ‘alto valor’, asegura dejar tras de sí hijos e hijas vigorososy saludables. En otras palabras, asegura la supervivencia de la especie.
La importancia de lo que vemos
Todo lo dicho anteriormente se refleja en el hecho de que las revistas y las pantallas de los televisores están llenas de personas atractivas. Por lo tanto, es obvio que tanto hombres como mujeres estén altamente preocupados por tener una buena apariencia.
Y lo mismo ocurre a través de todo el Reino Animal. Un rango muy diverso de especies confia en los factores externos para atraer a sus parejas. Por ejemplo, se valen de indicadores como el tamaño de la cornamenta o la vistosidad del plumaje para elegir a su compañero o compañera.
Pero ¿por qué la evolución ha acentuado la importancia del atractivo físico? Podría haber muchos mecanismos involucrados en este asunto, pero los expertos insisten en que el más obvio de ellos es que el atractivo físico está asociado con la calidad de los genes de un individuo, y que por eso la forma del rostro de un hombre tiene un efecto tan significativo para las mujeres.
El vínculo con la testosterona
En la pubertad, tas hormonas actúan sobre los rostros de los varones y las jovencitas para hacerlos más masculinos o más femeninas. Por ejemplo, la testosterona destaca el crecimiento de ciertas características faciales —tales como la mandíbula, y los pómulos; y como consecuencia de ello las caras de los chavos crecen más que las de las chavas.
Los rostros femeninos en cambio, permanecen con apariencia aniñada. Se debe a que los altos niveles de estrógeno de las chicas en desarrollo controlan el crecimiento de los huesos faciales, mientras que incrementan el grosor de los labios y la acumulación de grasa en las mejillas.
Teóricamente, los hombres con rostros más ‘masculinos’ deberían ser más atractivos, ya que hay un alto costo evolutivo involucrado en desarrollar tales características. Es decir, se supone que la testosterona asegura que el varón forme rostros muy masculinos, una condición que además es vista como un signo de buena salud.
EI problema es que. por otro lado, demasiada testosterona reduce la efectividad del sistema inmunológico.
Esto parece una contradicción, ya que se supone que solamente los individuos saludables, con sistemas inmunológicos de alta calidad, se pueden dar el lujo de que sus cuerpos elaboren las hormonas necesarias para producir características masculinas atractivas.
La calidad de nuestro sistema inmune está unida a nuestros genes; por lo tanto, un rostro masculino atractivo debería reflejar el atractivo de genes inmunológicos de buena calidad.
Dicho en otras jialabras, la testosterona debería producir rostros masculinos atractivos, que se asociaran a un buen sistema inmune. Pero en realidad los altos niveles de testosterona deprimen el sistema inmunológico.
El dominio del rostro
Los rostros con características masculinas —tales como mandíbula grande y pómulos prominentes— tienen apariencia dominante; y en la Naturaleza el dominio masculino está disociado con el éxito reproductivo. De hecho, los estudios muestran que los adolescentes masculinos con características faciales dominantes tienen más éxito con las chicas.
En otras situaciones, el dominio que se refleja en la cara puede predecir el éxito en una carrera Por ejemplo, los investigadores descubrieron que los rostros de los graduados de una academia militar, podían servir de pronóstico para establecer cuál sería su rango final al terminar su carrera en la milicia.
Pero demasiada testosterona también tiene efectos negativos. Los hombres casados, con altos niveles de testosterona, son más propensos a tener relaciones problemáticas con su pareja o a tener relaciones fuera del matrimonio.
En el otro extremo están los rostros de varones con rasgos femeninos o infantiles, a los cuales se les califica como personas más cálidas, más honestas y más sinceras; pero también más ingenuas y con menos fuerza física.
Incluso, se ha encontrado que los individuos con rastros infantiles son menos propensos a ser declarados culpables de una conducta criminal. Y taimbién se les aplican sentencias más ligeras. Todo lo cual refleja el efecto del rostro en el parecer de los demás.
Un experimento
Un programa de televisión llevó a cabo un experimento con la idea de ver cómo reaccionaban las mujeres a rostros de hombres con rasgos masculinos y con rasgos femeninos.
Se presentaran dos anuncios sobre una propuesta de relaciones. Uno de los anuncios decía: ‘Joven profesionista, soltero, de regreso a la ciudad por corto tiempo, le gustaría encontrar pareja para divertirse y pasarla bien’.
El otro anuncio decía: ‘Profesionista, joven, soltero, busca compañera para toda la vida’.
Se le pidió a los televidentes que dijeran cuál de los hombres había puesto cuál anuncio. Las mujeres asociaron los rostros más masculinos con el primer anuncio, y los menos masculinos con el segundo anuncio.
O sea que la gente piensa que los hombres con rostros masculinos son propensos a buscar relaciones de corto plazo, mientras que los hombres con rostros menos masculinos están más interesados en relaciones de largo plazo. O sea que los rostros con rasgos femeninos se asocian a honestidad y cooperación; y los masculinos a dominio y relaciones de corto plazo.(Discover)