Lo mejor del 2018

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Lo mejor del 2018

Ilustración: Vanguardia/Esmirna Barrera

¿Cuál sería el mejor acontecimiento que tuvo lugar en Coahuila en 2018? Imagino que muchos tendrán una respuesta al alcance de sus conocimientos, aficiones o querencias. Es normal. A esa pregunta hube de pensar en una respuesta seria y repasar cada uno de los hechos acaecidos.

Mi respuesta: lo mejor del 2018 fue el triunfo de Familias Unidas por Nuestros Desaparecidos en México. Organización que inició en Coahuila hace varios años. Se nombraba Fundec, es decir, nada más de Coahuila, pero su lucha y la unidad con familiares de desaparecidos dentro de Coahuila, pero que son mexiquenses, veracruzanos, hidalguenses o potosinos hizo pensar a sus participantes que deberían cambiar el Coahuila por México. Varias madres de desaparecidos expusieron públicamente la idea de que pudiera darse la eventualidad de que entre los restos humanos que han localizado en otras entidades pudieran encontrarse algunos pertenecientes a sus seres queridos. Los ejemplos abundan: en San Fernando, Tamaulipas, murieron 72 y de muy pocos se supo quiénes eran.

Al inicio las familias saltillenses empezaron solas su movimiento de búsqueda; lo mismo hicieron las laguneras. Con los sucesos de Allende y Piedras Negras surgieron otros dos grupos y después otro: cinco en total. Cada uno buscaba a los suyos, como si fueran los únicos. Faltaba un elemento de cohesión y este fue el Centro de Derechos Humanos Fray Juan Larios, dependiente de la Diócesis de Saltillo.

El dolor, la desesperanza, la búsqueda incansable, la ilusión de encontrarlos vivos y la solidaridad germinaron una alianza entre los ofendidos. ¿Por qué no presentar un frente unido ante la desgracia y ante quienes tienen la responsabilidad de evitar la violencia, castigar a los delincuentes y proteger a los ciudadanos? Del dolor pasaron a la lucha política, a la exigencia por saber la verdad. Ya no se trataba de llorar sus desgracias sino de plantarse con su propio poder frente al “poder”.

Las presiones iniciaron con el gobernador Rubén Moreira, quien dialogó con las familias cortésmente, pero su sexenio se extinguía. Además, aunque en su mandato bajaron los secuestros, la mayor parte de éstos tuvo lugar cuando gobernaba su hermano Humberto.

No estoy seguro de que este sea el razonamiento de Miguel Riquelme porque, aunque al inicio no enfrentaba el reto, poco a poco cedió y empezó a dialogar con las familias y a obligar a su aparato de justicia a escucharlas. Imagino que razonó que los sucesos eran de Moreira. Sea lo que sea, las familias fueron avanzando. En reuniones maratónicas de entre cuatro y ocho horas presentaron datos duros sobre lo que sucedió y lo que conocían: nombres, fechas, números de patrullas policiacas, menosprecio de las autoridades… Rechazaron con enjundia a los fiscales que el Gobernador presentaba y finalmente impusieron al suyo. El Gobernador y su equipo aceptaron el trío propuesto para la Comisión Local de Búsqueda: Ricardo Martínez Loyola, comisionado; Carlos Alveiro Rodríguez Contreras, subcomisionado y Lucía Anhara Escareño Contreras, secretaria. Quizás es la primera vez que “el pueblo ofendido” impone autoridades. Del triunfo fueron testigos, además del gobernador Riquelme, el subsecretario de derechos humanos Alejandro Encinas y el director del Instituto Nacional de Acceso a la Información. Encinas reconoció que es de los pocos gobernadores que han mostrado apertura para colaborar. Además, opinó que el ejemplo y los métodos de Coahuila deberían replicarse a nivel nacional. A lo que una mujer dijo que ya lo estaban haciendo ellas.

Yo estaba ahí como miembro del Grupo Autónomo de Trabajo y fue una sesión emocionante. ¿Qué hace ese grupo?, somos siete ciudadanos independientes que fuimos escogidos por las familias: seis varones y una mujer (que vale por todos): chilanga ella, dos españoles que trabajan en la ONU, cuatro saltillenses con distintas formaciones académicas.

Fundem se compone mayoritariamente de mujeres. Entre quienes más participan sólo hay un varón, quien perdió a un hijo. De los cinco colectivos coahuilenses cada uno realiza trabajos según su capacidad, experiencias y posibilidades de avance. Las laguneras tienen actividades épicas pues salen cada sábado en búsqueda de restos al desierto y han recolectado más de cien mil.

¡Fue lo mejor del 2018!